Todas las sagas tienen su lado oscuro, y en el caso de Zelda se manifiesta a través de tres juegos infames para Philips CD-i. Seguro que has escuchado alguna vez sobre ellos, pero no estoy tan seguro de que los hayas probado. Por eso me he sacrificado y he perdido una hora de mi vida. Aquí mi testimonio.
Si eres un incondicional de la saga Zelda, habrás oído hablar de una serie de juegos para la plataforma Philips CD-i que se hicieron tristemente populares por su baja calidad. Personalmente, siempre he sentido interés por estos juegos, pero jamás los había probado. ¿Serían realmente tan malos? Atrapado por la curiosidad, me he llenado de valor, les he dedicado una hora (más que suficiente) y puedo deciros que las malas críticas incluso se quedan cortas. No se trata solo de los peores juegos de The Legend of Zelda, sino que es de lo peorcito que jamás haya jugado. No sé en qué momento alguien pensó que hacer estos juegos era una buena idea, y lo digo en plural porque… ¡fueron tres! Aunque tiene explicación. Resulta que Nintendo firmó un acuerdo con Philips, del cual se retractó tiempo después, cediendo a cambio la posibilidad usar varios de sus personajes en una serie de juegos. Todo sin supervisión alguna, dejando vía libre a desarrolladores sin la experiencia suficiente, y que realmente estaban especializados en su mayor parte en animación. Era un cóctel explosivo en que las probabilidades de que todo saliese mal eran muy altas.
Y así ocurrió… pero no fue por falta de fondos. The Wand of Gamelon y The Faces of Evil tuvieron un presupuesto de 600.000 dólares, una cifra que debía repartirse entre ambos proyectos, con un equipo consistente en tres programadores, un guionista y un músico. El equipo de diseño fue más abultado, pero no por ello más talentoso. De hecho, jugándolo te puedes dar cuenta de que no se respeta para nada la esencia de los diseños originales de Shigeru Miyamoto. Link y Zelda parecen sacados de un librito de cuentos de esos que venden en las tiendas de todo a cien.
Los peores juegos de Zelda (sin duda)
En lo artístico todo en dantesco, pero es que en lo jugable no hay por donde cogerlos
En lo artístico todo en dantesco, pero es que en lo jugable no hay por donde cogerlos tampoco. El complicado control que de por sí tenía Philips CD-i no encaja con el estilo de juego plataformero 2D en que se desenvolvió mil veces mejor el tantas veces criticado Zelda II: The Adventure of Link. Es un auténtico dolor manejar tanto a Link como a Zelda en escenarios en que todo se limita a ir desde un punto a otro desenvainando la espada y acabando con los infinitos enemigos que van apareciendo. Puedes escoger entre varios lugares a visitar a través de un mapa de selección, pero todo es caótico. Ambos juegos parecen difíciles, pero eso es porque están mal diseñados de principio a fin.
The Wand of Gamelon propone manejar a Zelda para rescatar a Link, mientras que The Faces of Evil plantea justo lo contrario. Ambos títulos, en realidad, son muy semejantes, y es que fueron desarrollados haciendo uso del mismo motor de juego, con unas características técnicas y jugables idénticas. El tercer juego en discordia, Zelda's Adventure, fue muy diferente, y volvió a la esencia clásica del TLOZ para NES, pero sin dejar de resultar dantesco. En esta ocasión, se optó por la perspectiva cenital con gráficos live-action empleando actores reales. Zelda era la protagonista de otra aventura por rescatar a Link, y se movía de pantalla en pantalla acabando con enemigos. Otro desastre, pero además descomunal.
El principal problema es que parecía un proyecto amateur (o más bien lo era). Las voces de los personajes las hacían los propios desarrolladores y los escenarios estaban realizados basándose en fotos vacacionales de Hawái. El uso de una carga gráfica superior a la que puede soportar la memoria interna de Philips CD-i provoca que la carga entre pantallas sea un suplicio. Pero lo peor de todo es que el juego en sí es un despropósito, al igual que los anteriores.
Me agrada que existan cosas así. Si no, la vida sería más aburrida
Lanzados entre los años 1993 y 1996, estos tres juegos para Philips CD-i suponen uno de los capítulos más oscuros de Nintendo, y por supuesto el peor para la saga de videojuegos Zelda. De hecho, estos títulos no están reconocidos oficialmente dentro de la franquicia. Contaron cada uno de ellos con menos de un año de producción, sus personajes no tienen relación con otras entregas y simplemente fueron un error de cálculo del entonces presidente Hiroshi Yamauchi, que tuvo que ceder ante un acuerdo empresarial infructuoso. Pero en cierto modo me agrada que existan cosas así. Si no, la vida sería más aburrida, y al fin y al cabo muy pocos usuarios lo tuvieron que sufrir. ¿Fuiste tú uno de los agraciados?