"Dejad que vengan, ¡aún queda un enano con vida en Moria!" ¿Podéis encontrar una frase más impresionante que esta para presentar a un personaje? En mi opinión, muy pocas. Gimli tiene algo especial. En la trilogía de El Señor de los Anillos, Peter Jackson retrató su personalidad como un alivio cómico, pero lo hizo con tanto talento que nunca fue relegado a un papel secundario, aunque la narrativa principal siempre la llevaron otros personajes. En El Hobbit, los enanos nunca tuvieron una diferenciación clara y fue difícil empatizar con ellos. Por eso, un videojuego centrado exclusivamente en los enanos de Tolkien tenía, al menos, mi total atención. Sí, sé que no puedo jugar mucho con la sorpresa. Estoy hablando de El Señor de los Anillos: Return to Moria, el nuevo juego de la marca, segundo de este año 2023, y que, como mínimo, debía dejar la licencia en un mejor lugar del que lo mandó Gollum.
El nuevo juego de ESDLA, y séptimo en el que se embarcan los desarrolladores de Free Range Games, es tan diametralmente opuesto al resto de ideas que ha concebido el mundo de Arda que como amante de los escritos, y adaptaciones, de la mitología del británico, tenía que jugarlo. Return to Moria me ha secuestrado unas nada desdeñables 20 horas. Dos decenas de horas picando, matando orcos, ratas del tamaño de caballos y reconstruyendo las añejas minas enanas.
Un ciclo de construye, duerme y repite tan simple como lo es su propuesta. Return to Moria no es malo, pero tampoco es muy bueno. Es simplemente otro juego de supervivencia, perfecto para aquellos que son fervientes admiradores del género, pero algo básico para aquellos que no se dejan cautivar tan fácilmente. De hecho, tal vez eso es lo que la marca necesitaba en la actualidad: un juego que no se posicione en ningún terreno en particular.
El equipo de desarrollo sabe lo que quiere hacer: ofrecer una experiencia de supervivencia, gestión y construcción de sota-caballo-rey; simple, efectiva y con una base narrativa tan curiosa como es la de recuperar Moria tras pasar por la quilla a Sauron. Nos emplazamos, para el más despistado, en la Cuarta Edad del Sol, Edad de los Hombres, tras los eventos de la Guerra del Anillo. Frodo, Gandalf y la mayoría de elfos están fuera de la Tierra Media; Aragorn gobierna Gondor y Gimli se harta de esperar al heredero de Durin y convoca a los enanos para reclamar Khazad-dûm de una vez por todas. Así nos plantamos en esta propuesta independiente, de ideas fijas y una estela narrativa tan básica como hecha por y para el fanservice, pero quién dice que no a volver a oír la voz ronca de John Rhys-Davies, en un juego que no es todo lo bueno que puede ser, aunque podría ser peor.
Es un juego de El Señor de los Anillos porque lo pone en el título
Quizá te preguntes, "¿qué es Return to Moria?". Free Range Games quiere satisfacer a un tipo específico de jugador, aquel que se enamora de propuestas como Deep Rock Galactic, con una clara similitud con aquellos enanos espaciales, The Forest, ARK: Survival Evolved... En resumen, cualquier juego que nos ponga en la piel de un desafortunado individuo que tendrá que luchar por sobrevivir, en este caso en las Minas de Moria, y con el aliciente de "estar en el mundo de Tolkien".
Sin embargo, si piensas que pertenecer a la Tierra Media aporta algo interesante a la propuesta, te equivocas. El equipo podría haber elegido cualquier otro mundo de fantasía, incluso D&D, ahora que está en boca de todos gracias a Baldur's Gate 3 —y en menor medida, y con todo el dolor de mi corazón, a Honor entre Ladrones—, y no habría marcado una gran diferencia. El equipo trata bien el canon y el lore con detallitos y perlitas narrativas aquí y allá. Y, aun así, tampoco hay mucho más. Nada que te haga decir "oye, estoy aquí, viviendo este mundo".
Una vez más, no es malo, pero tampoco elevan por encima al juego de su competencia, mucho menos la iguala. Return to Moria se queda en tierra de nadie, pero no es un completo fracaso. Es interesante encontrarse con la Puerta del Oeste, por donde entró la Comunidad del Anillo, o los salones llenos de Mithril, o el libro de la tumba de Balin que lee Gandalf antes del ataque de los goblins. Incluso en ocasiones te sentirás parte de algo más grande en el mundo gracias a sus enormes pasillos y su arquitectura violenta en Moria. Sin embargo, si buscas algo más allá de eso, este no es el género ni el juego adecuado.
Bucle jugable sólido y divertido
Aquí hemos venido a picar y recuperar Moria. El bucle jugable es típico de cualquier juego de supervivencia. Comenzarás con ropa andrajosa, apenas un pico y una antorcha, y poco a poco deberás mejorar tu equipamiento y fabricar nuevos objetos con los materiales que encuentres. Ya sea piedra, madera, metal, oro o plata, todo tiene su utilidad en esta iteración jugable mientras desciendes a los abismos.
Sin ser muy complicado, Free Range Games no es malo en lo que hace. El bucle, aunque puede resultar aburrido para cierto tipo de jugador, logra jugar con la curiosidad, la sed de explorar un palmo más y la constante sensación de necesidad. Siempre necesitas algo. Sin duda, no es un juego para entrar y salir rápidamente. Tienes que comer, dormir o mantenerte a salvo de las partes peligrosas y contaminadas de las cuevas; incluso cuenta con un sistema de frío-calor que nos obliga a mantenernos cerca del fuego.
La otra pata de la mesa que supone el conjunto de Return to Moria es su sistema de gestión y construcción, que está bien equilibrado, aunque a medida que le dediques más horas, la sensación de peligro y desafío disminuye. No es tanto que la curva de dificultad se nivele, sino que el juego nos ofrece demasiadas ayudas. Por ejemplo, apenas tendremos un espacio en la cueva donde colocar nuestra cama, una forja, una hoguera y un par de armazones de madera para guardar nuestros materiales. Una base frágil que, por cierto, puede ser atacada mientras salimos a explorar, lo que nos obligará a volver sobre nuestros pasos.
Sin embargo, lo que parece una aventura centrada en "consigue todo lo que necesites, lo vas a necesitar", se convierte en un juego de exploración más sencillo después de unas horas. El juego nos proporciona muchas facilidades, como al menos una base en cada parte del mapa, a la que accedemos picando piedra y abriendo túneles en un sistema de excavación simple pero efectivo. También tenemos forjas y otras ayudas que diluyen la necesidad de regresar a una base para dormir cuando cae la noche. Por cierto, el juego permite hasta 7 jugadores y ninguno puede irse a dormir sin que todos los demás lo hagan.
Donde realmente destaca es en la constante sensación de mejora y de adentrarse en las profundidades de la tierra. Lo que al principio era un palo para matar orcos, ahora se convierte en una espada y un escudo en un sistema de combate muy darksoulsniano, con fijación de objetivos, esquivas, parrys y ataques cargados que añaden un toque de interés al combate. Aunque no es desafiante, no esperaba que lo fuera. También hay mejoras en las herramientas y en los materiales de construcción, como escaleras para acceder a los diferentes niveles que hayamos construido y cofres de metal para protegerlos de los enemigos. Lo que al principio eran unos palets de madera colocados al azar, ahora se ha convertido en una construcción de piedra que impresionaría incluso a Durin mismo.
Sin perder de vista ese aciago peligro, explorar Moria es complejo y tétrico. Todo apoyado por un apartado visual bien logrado, que combina diferentes estilos, con un toque de dibujos animados y un poco exigente en PC —en un PC con una RTX 3060 Ti y un i5 12400, se garantizan 60 FPS con DLSS y todo en Ultra, pero no se puede esperar mucho más— El mapa, que por cierto hace referencia a los juegos de mesa de Dungeons & Dragons, se crea de forma procedural y se va expandiendo a medida que nos movemos por sus pasillos, en una extensión que, después de 20 horas, no estoy seguro si tiene un final. Nada de lo que veas es un punto de referencia para otras partidas y, además, si mueres peleando en cualquiera de sus esquinas, pierdes toda tu mochila. Son ideas interesantes que chocan con otras que están menos desarrolladas y que, al final del día, resultan en un producto modesto y claro en su público objetivo.
Después de Gollum, la situación con El Señor de los Anillos es complicada. En realidad, en los últimos cinco años nunca ha tenido una posición privilegiada, pero la marca parece haber quedado dañada y debilitada. Con este panorama, Return to Moria es justo lo que la licencia necesitaba. Es como un cascarón vacío. Por fuera es un juego de ESDLA, pero por dentro podría ser cualquier cosa. Sin embargo, su jugabilidad iterativa, facilidad para construir y gestionar el juego, así como su faceta de supervivencia, aportan solidez a un juego que está lejos de ser perfecto, pero tampoco es muy bueno. Es sencillo, simple y lo mejor que le podría suceder a El Señor de los Anillos en este momento.
- El mapa se crea de forma procedural mientras avanzas.
- Se ambienta en un periodo casi inexplorado por Tolkien, lo que da interés narrativo.
- El bucle jugable de construir y gestionar la base es simple, pero sólido.
- Muy benévolo con el jugador, lo que reduce su desafío.
- Es un juego de El Señor de los Anillos por fuera, por dentro es un survival más.
Ver 8 comentarios