Ya nos vamos conociendo y vais sabiendo cuanto me gusta a mí un buen corto de animación antiguo. Por ello, cuando vi The Many Pieces of Mr. Coo no pude evitar fijarme en él. No en vano hablamos de una aventura point & click que cuenta con un apartado artístico muy particular plagado de referencias visuales. Ahora, en un evento celebrado por Meridiem Games y PlayStation Talents, he podido probar una pequeña demo que no me ha dejado indifernte. Si bien hasta septiembre no llega el juego, contando incluso con edición física en su lanzamiento, ya me atrevo a afirmar que estamos ante, como poco, uno de los juegos más especiales del año.
Una oda a la animación tradicional
Cuando era niña sentía cierta fascinación por historias como Bongo, Las judías mágicas, La Pantera Rosa, Los tres caballeros o Porky in Wackyland, entre muchas otras. Todos estos ejemplos se caracterizaban por tener una animación muy especial y en algunos casos por presentar un mundo onírico, algo que también pasaba con la cinta de Alicia en el País de las Maravillas. Podemos decir que The Many Pieces of Mr. Coo recoge estas ideas, pero las transforma en su propia versión y le da un toque surrealista de tal forma que los primeros minutos de juego parece que estemos dentro de un cuadro de Dalí.
En este juego conocemos a Mr. Coo, un extraño ser amarillo que va detrás de una manzana y acaba envuelto en toda clase de situaciones locas que implican a un mono con garrote, un cocodrilo hambriento o a un pollo velocista. Intentar explicar la trama se antoja complicado, más aún cuando el juego se sucede en múltiples escenas, (algunas minimalistas), en las que lo onírico se mezcla con elementos comunes. Lo que sí os puedo decir es que sus ansias de búsqueda le llevan a acabar desperdigado y cortado en piezas que entiendo que tendremos que buscar. Algo similar a lo que pasaba en Hollywood Monsters con las partes de Frankenstein.
Si bien no he podido probar más que un pequeño adelanto, lo cierto es que me he encontrado ante una propuesta que se ha llevado toda mi atención. Y esto es así no solo por su animación cuidada en la que las animaciones son una maravilla, sino también por el hecho de que te acabas riendo a carcajadas. Cuando recién empiezas a jugar te encuentras tanteando un poco el terreno. Estás ante una aventura gráfica point & click sí, pero su puesta en escena es diferente a una convencional. Esto es así porque en primer lugar el entorno se te presenta delante sin ningún tipo de pista. Es decir, no encontramos objetos que brillan para indicarte que los tenemos que añadir a un inventario o similar. Aquí interactuamos con el entorno mediante un puntero y a ver que pasa. Y no estoy diciendo que esto sea confuso, puesto que en breves te adaptas a la propuesta y empiezas a probar combinaciones para avanzar. Los primeros puzles son muy sencillos para aclimatar al jugador, pero luego ves como estos van adquiriendo complejidad de una forma muy ingeniosa y divertida.
Esa forma que tiene el juego de conectar con el jugador es precisamente una de sus virtudes.
Esa forma que tiene el juego de conectar con el jugador es precisamente una de sus virtudes. Hay un momento con cierto mono que cuando resuelves el puzle te empiezas a reír. Esto me pasó a mí y al resto de la sala que estaba conmigo. Hasta donde he visto la jugabilidad es sencilla, pero eso no evita que te lo pases bien. Además, personalmente me ha gustado el hecho de que muchos enigmas no sean obvios. Es cierto que es una aventura lineal, a priori, pero no por ello resulta algo negativo. La demo se me hizo muy corta, además, se paró justo cuando había un cambio artístico muy notable. Y es que el juego no se estanca tan solo en un tipo de arte, sino que también decide contar con elementos realistas e introducirlos sin ningún tipo de pudor, lo que no me deja dudas sobre el hecho de que estará constantemente sorprendiéndonos.
Otro aspecto que me pareció muy curioso fue la narrativa. Es decir, con muy pocos recursos te cuenta muchísimas cosas. Se vale totalmente de la animación, los gestos y los puzles para explicar situaciones y eso lo hace sin ningún tipo de diálogos, (al menos hasta donde he visto). Eso sí, mención especial para el apartado musical, puesto que es un recurso más para transmitir sensaciones al jugador y está muy bien implementado. Este apartado es fundamental para dotar de matiz e intencionalidad a lo que estamos viendo. Los momentos de persecución, de misterio o de humor funcionan también por el apoyo auditivo que suponen las piezas musicales. Muchas de ellas son simples, pero están tan bien metidas que de verdad recuerdas esos momentos de huida entre Bugs Bunny y el cazador.
Por lo tanto, podemos establecer que The Many Pieces of Mr. Coo no solo es un golpe en toda la infancia, sino una propuesta totalmente particular y arriesgada. Juegos así tan especiales se me antojan unos cuantos, pero a la mente se vienen Cuphead, Hollow Knight o Gris. Salido de la mente de Nacho Rodriguez, su creador, quien además ha estado nominado a los premios Goya por el corto A Lifestory, me sorprendió como este me comentaba que todavía habían unos cuantos detalles por pulir, dándome la sensación de que su implicación en el proyecto es máxima y que tiene muy claro lo que quiere ofrecer con la propuesta. Sin embargo, pulidos aparte, la experiencia se me hizo tan corta que ahora tan solo me queda esperar al 7 de septiembre para disfrutar de la aventura al completo.
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