Me preguntaba el jefe, mientras estaba probando The Spirit of the Samurai, "¿qué tal está el juego?" Pues no muy bien, la verdad. En aquel momento estaba empezando la partida y nada me estaba terminando de cuadrar: ni el guion, ni la jugabilidad, ni el diseño de niveles. Pero tras darle otra oportunidad puedo decirte que mis sensaciones han cambiado bastante (para bien). No solo hice las paces con el título, sino que además no cuesta encontrarle sus virtudes.
Por si no lo conocías, The Spirit of the Samurai es un metroidvania de acción 2D español —llevamos unos cuantos muy buenos en los últimos años, ¿verdad?— ambientado en el Japón feudal. Una historia con unas 8-10 horas de contenidos que además lo tiene fácil para entrarte por los ojos. El equipo de Digital Mind ha apostado por un estilo stop-motion que era popular en la década de 1980-90 (p. ej. The Neverhood) si bien a día de hoy solo lo mantienen unos cuantos sibaritas.
Todo ello, complementado por abundantes secuencias CGI heredadas del mundillo del cine de animación, que es precisamente el mundillo de donde viene el estudio firmante. Y si bien es innegable que algunas áreas como las animaciones faciales se quedan un poco cojas, en general el nivel es bastante alto incluso cuando metemos yōkai de por medio con sus movimientos quasi-alienígenas. Aprecio, también, que estos vídeos no duren tanto como para sacarte demasiado de la acción.
Un metroidvania que mejora por momentos
Como decía más arriba, The Spirit of the Samurai no me hizo clic de primeras. El control no respondía como imaginaba ni siquiera en los menús, el arranque de la aventura se me hizo algo artificial y no todos los elementos del escenario respondían correctamente a la cámara. Pero a medida que la historia se abre y el juego te da más libertad para controlar a tu personaje, los combates ganan protagonismo o las secciones de plataformeo hacen de las suyas la cosa mejora de forma sustancial. Y me convenció con cierto componente de honestidad o sencillez en la manera en la que te lo plantea todo.
Me explico. En cualquier metroidvania, es habitual eso de volver a una sala que ya habías visitado para abrir una puerta que antes estaba cerrada. Tanto es así que a día de hoy muchos tienen alguna mecánica con la que puedes tomar tus propias anotaciones. The Spirit of the Samurai también hace eso, solo que aquí tal vez no tengas que apuntar nada porque la puerta opcional se puede abrir apenas un minuto después de pasar por ella y el "girito" es que el camino de vuelta es más difícil que el de ida.
Esto tiene perfecto sentido en una campaña que es más lineal y con cierto peso cinematográfico, vaya; pero al final lo que se te queda es un diseño muy artesanal en el que las cosas divertidas están un poco menos sistematizadas y cada sección te quiere sorprender por sus propios méritos individuales. A mí, por ejemplo, me gusta cuando el juego coquetea con el plataformeo y hace auténticas canalladas con las trampas del suelo y del techo, un poco en la línea de lo que veíamos en los Prince of Persia clásicos.
Aunque personalizar combos esté bien, la IA enemiga es lo que hace que luchar sea divertido
El sistema de combate también tiene chicha, por cierto. The Spirit of the Samurai se promociona en torno a la idea de que puedes personalizar los combos de Takeshi, protagonista y uno de los tres personajes jugables que encarnamos a lo largo de la campaña (los otros dos son un gato y una kodama). Eso significa que a medida que subes de nivel, además de los puntos asignables a las estadísticas principales también desbloqueas nuevos patrones de ataque que asignas a tu gusto desde el menú a los tajos superiores, inferiores y laterales. Y está muy curioso, pero la IA enemiga me convence más gracias a sus arquetipos y su programación.
Como decía, no todos los oponentes son humanos; pero los que son al menos humanoides tienen cierto sentido de la autopreservación que se manifiesta a través de múltiples conductas importantes como bloquear, gestionar el espacio, esquivar o aprovechar los huecos que el jugador descuida para atacar. Nada del otro mundo, también te digo, pero lo suficientemente profundo como para hacer que los combates sean interesantes. No va tanto de machacar botones, sino de pensar un poco y encontrar las oportunidades correctas para atacar.
Y también arrastran ese componente artesanal del que te hablaba más arriba, con el que la colocación exacta de los oponentes o el momento en el que aparecen en escena aportan un pequeño extra a la contienda: en un juego 2D no es lo mismo que dos enemigos te ataquen de frente a que lo haga uno por cada flanco, o que te pongan de espaldas a un agujero sin fondo. Incluso los oponentes más básicos ofrecen un buen nivel de desafío que te obliga a templar tu agresividad, defender bien y encontrar los huecos para atacar o posicionarse.
En relación a esto último, merece la pena remarcar que si bien no estamos hablando de un juego anormalmente difícil, al menos sí que es uno que se toma la molestia de separar sus puntos de guardado lo suficiente como para obligarte a aprender los recorridos y hacerlo bien: no asumas que lo puedes completar todo a la primera conforme avanzas, y para apreciarlo por completo debes apreciar y degustar el hecho de que algunas partes se te pueden atascar un poquito.
The Spirit of the Samurai no tiene el mejor arranque y en algunos sentidos se siente algo rudimentario, pero si le das la oportunidad de seguir jugando descubrirás que es algo más que una carismática pila de escenas llamativas en stop-motion. Su sistema de combate no está nada mal, y el diseño de sus niveles puede sorprenderte gratamente a puro golpe de buenas ideas colocando trampas, plataformas y enemigos. Para cuando te das cuenta, estás "dentrísimo".
- Sus responsables vienen de la industria del cine.
- Durante la campaña, controlas a tres personajes distintos.
- Puedes personalizar los combos del protagonista.
- Un metroidvania algo más lineal que otros referentes.
- Gráficos stop-motion, salvo en las cinemáticas.
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