Bárbara Gimeno
ColaboradoraNo sé si os pasa, pero yo soy cada vez más fan de los cozy games. Siempre lo he sido, pero no se si será porque cada vez soy más adulta, con las dinámicas que eso implica (o sea, el estrés) o porque cada vez necesito más evadirme de lo feo del mundo a través de pequeños espacios bonitos y seguros pero, lo único que sé, es que ese confort solo me lo proporcionan los cozy games. Estaba ya cansada de los típicos; son geniales, sí, pero todos los conocemos. Así que decidí hacer una pequeña búsqueda y terminé encontrando estas joyitas que te traigo por aquí.
La vida en slow motion
El primer juego que os quiero recomendar es un simulador de vida rural donde cuidar cabras puede romperte el alma. Así, como lo oís. Me refiero a The Stillness of the Wind, un juego en el que manejas a Talma, una anciana que ha decidido quedarse en su granja cuando todos los demás se mudan a la ciudad. Cada día cuidas a tus cabras, haces queso y cultivas un pequeño huerto. Pero cada carta que llega con noticias de la gran ciudad nos va pesando un poco más. Es un cozy súper melancólico, que encuentra belleza en la rutina y poesía en la pérdida.
Siguiendo el mismo rollo rural pero sin tanta melancolía está Luna's Fishing Garden. Es un juego de pesca, jardinería y una isla encantada al más puro estilo del estudio Ghibli; después de una tormenta te despiertas en un archipiélago flotante regentado por una zorra gigante llamada Luna. Tu tarea es devolverle la vida al jardín pescando, recolectando y comerciando con criaturas extremadamente adorables. Un juego corto, pero muy relajante, perfecto para esas tardes sin prisa.
Luna's Fishing Garden
Hablando de islas, otro de los juegos que he descubierto trata de náufragos, ranas parlanchinas y un trueque que parece durar eternamente. En Time on Frog Island somos un marinero que llega a una isla habitada por unas ranas bien excéntricas. Para salir de allí, deberemos reconstruir nuestro barco… pero cada pieza requiere trueques totalmente absurdos, como darle un helado a una rana patinadora para conseguir un florero que convenza a una rana jardinera. Un juego lleno de lógica ilógica y mucho humor de ese absurdo que a muchos nos encanta.
Los juegos más sentimentales
Aquí os traigo algunos conocidos de los que he hablado en reportajes anteriores pero que puede que todavía algunos no conozcáis. El primero es Kind Words, un juego precioso precioso en el que escribes cartas reales a jugadores anónimos... y ellos te escriben también a ti. O sea, en este juego, solo haces una cosa: responder mensajes de personas reales que están tristes, sienten ansiedad o simplemente necesitan hablar. No puedes ver sus caras ni seguir una conversación, lo único que tienes que hacer es escribir desde lo más profundo de tu corazón, acompañado por música lo-fi y en una habitación tranquila. Es un cozy con un planteamiento muy distinto, de tal forma que se convierte en un refugio emocional en forma de red de amabilidad y buenas palabras.
Otro juego pequeño en escala pero gigante en corazón es A Short Hike, uno de mis juegos de cabecera. En él juegas como Claire, una pajarita que quiere subir hasta la cima de una montaña para tener cobertura en su móvil… y acaba encontrándose con mucho más por el camino. Se trata de un mundo abierto pequeñito pero lleno de detalles, personajes encantadores y secretos.
Weaving Tides
Otra opción muy interesante es Weaving Tides, un mundo donde navegamos bordando, literalmente. Montados en una criatura voladora parecida a un dragón de hilo, tendremos que surcar un mundo textil reparando zonas rotas, resolviendo puzzles y enfrentándonos a patrones que se deshilachan poco a poco. Es precioso, original y tan suave como una manta tejida a mano. Un juego totalmente ideal si amas la estética a lo artesanal y los desafíos tranquilos.
Simuladores de otro planeta
Si os gustan los simuladores, tengo que recomendaros The Garden Path, un simulador de vida etéreo y vegetal, donde cada día es una estación distinta. En este juego los días pasan como en la vida real, y los personajes —que van desde plantas con alma hasta setas filósofas o caracoles comerciantes— viven su propio ritmo. Solo tenemos un jardín, té y charleta suave. Visualmente, parece una ilustración botánica animada. Precioso, precioso.
Si os va más el rollo místico, tenemos Witchy Life Story. Como os podéis imaginar por el título, es un simulador de brujería un poco caótica, con un diario floral y un toquecito cozy millennial. En este juego somos una bruja joven que ha sido enviada a un pueblo para demostrar que puede encargarse del ritual de la cosecha. Nos dedicaremos a cultivar plantas mágicas, preparas hechizos personalizados y e involucrarnos en las vidas (y dramas, lo que más nos gusta) de los vecinos. Tiene ese aire de serie indie tipo Gilmore Girls —que, por cierto, no podéis no ver— con pócimas. Ligero y encantador.
Witchy Life Story
Cuando os sintáis un poco sentimentales y queráis reconectar con ese niño que llevamos dentro, tenéis que jugar a Dordogne, una carta de amor a la infancia, contada con acuarelas y mucha memoria. Aunque no es un juego puramente cozy —ya que hay una historia de pérdida y de reconstrucción emocional detrás— sí tiene esa calidez de una tarde de verano. Jugaremos como Mimi, que regresa a la casa de su abuela en la campiña francesa. Los recuerdos se van explorando con minijuegos suaves, aromas, sonidos y colores que parecen sacados de un cuaderno de viaje. Bonito hasta decir basta.
La verdadera esencia del cozy no está en lo que haces, sino en cómo te sientes al hacerlo
Aprendiendo de los cozy games
Hace poco os hablaba de un juego en el que podemos aprender muchísimo sobre una cosa extremadamente importante para nuestro planeta: la apicultura. APICO es un simulador de abejas combina el pixel art, el crafting y la ciencia real. Recolectamos miel, cruzamos especies de abejas distintas, conservamos colonias, y aprendemos cómo funciona de verdad un ecosistema apícola. APICO tiene un ritmo pausado, muchas opciones de mejora y esa satisfacción progresiva de ver cómo algo va creciendo gracias a tu cuidado.
Aunque los cozy games suelen asociarse con granjas, gatitos o decoración—cosa que está genial también—, la verdadera esencia del cozy no está en lo que haces, sino en cómo te sientes al hacerlo. Estos diez juegos no se llevan todos los focos ni protagonizan titulares , como sí podría hacerlo Stardew Valley, pero nos ofrecen experiencias igual de ricas, íntimas y conmovedoras. Algunos son casi terapia y otros nos suponen una tarde bien acompañada... pero todos te invitan a bajar el ritmo, a respirar y a quedarte un ratito más. A veces, el confort no está en lo más evidente sino que está en una rana que te pide flores, en una carta de un extraño o en una vieja cabra que no espera que la salves, sino que la escuches.
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