Las famosas "primeras veces", en la vida y en los videojuegos, son algunos de los pasajes más emocionantes que existen. Descubrir un mundo de fantasía que desconocías o dejarte maravillar por las posibilidades de una propuesta a la que no habías dado una oportunidad son, para mí, parte de la esencia del medio. Por ello, a raíz del anuncio del remake del primer The Witcher, quise adentrarme en su primera entrega para discernir si las críticas que acusan al paso del tiempo eran acertadas o no. Y, después de unas horas inmerso en los primeros pasos de Geralt de Rivia en la industria, tengo clara mi posición: esta aventura necesita un remake.
Así, cuando hablo de una “necesidad” no hago alusión a un deseo que tenga como base ver la experiencia original con las capacidades actuales. Hablo, y perdón por la redundancia, de un acto necesario para elevar esta obra a esa cota de De esta forma, recorrer los pasajes del primer The Witcher a la vez que descubres la trama y mantienes conversaciones con personajes es un auténtico placer. Mas, por desgracia, toda esa experiencia se ve empañada cuando entra en escena el combate, el mayor lastre del debut de CD Projekt RED.
Un par de clics separan la diversión de la apatía
Cuando el combate empieza a resultar apático, no hay vuelta atrás
He de decir que comencé mi aventura en este título bastante condicionado por la opinión generalizada. Después de escuchar durante años que el primer The Witcher es “un buen juego con mecánicas nefastas”, la apuesta por atacar mediante clics con el ratón me pareció interesante. Además, ese toque de estrategia a la hora de intercalar estilos según el enemigo o sacar partido a la alquimia para obtener distintas ventajas me resultó cautivador. Sin embargo, con el paso de las horas comencé a ver esa losa que muchos usuarios señalan. Y, una vez llegas a ese punto, no hay vuelta atrás.
A partir de ese momento, el hastío que provocan los combates comienza a empañar al resto de la experiencia. Así, dejé de pasar por alto los diálogos absurdos, la calidad del doblaje y otros aspectos que dan forma al título. Y, mientras avanzaba por sus fascinantes mundos y veía lo rico que es su universo, no paraba de pensar en las posibilidades de un remake. Una reimaginación que, por suerte, la firma polaca ya reveló y confirmó que contará con parte del equipo original en el proyecto. Solo ellos, conocidos por haber ofrecido esta toma de entrada a un universo mágico hace 15 años, conocen qué se quedó en el tintero por imposibilidades técnicas. Un factor que, por suerte, ya no influirá en las decisiones del desarrollo.
La base perfecta para eliminar una espina clavada
Como acabo de mencionar, parte del equipo que desarrolla el remake ya participó en la elaboración del título original. Esto se debe a que el proyecto está en manos de Fool’s Theory, un conglomerado de veteranos de la industria en el que se encuentran algunos antiguos miembros de CD Projekt RED. Por ello, la propuesta está en el sitio perfecto para retomar las bases del original y, con la tecnología actual, desarrollar un título que sea capaz de brillar donde la obra de 2007 no lo hizo. Y esa situación señala, casi de forma inevitable, al combate y la forma de contar la historia.
Del primero, tras haber ahondado en él unos párrafos atrás, poco me queda que decir. En su momento, como contó mi compañero Alejandro Pascual, la firma polaca intentó lanzar Rise of the White Wolf, una adaptación de la primera entrega para las consolas de la época. Por desgracia, la dependencia extrema del ratón hizo imposible este desembarco, motivo por el que los usuarios nunca recibieron el esperado proyecto. Sin embargo, este remake abre la veda para quitar esa “espina clavada” que dolió tanto a CD Projekt RED como a sus seguidores.
Y del segundo, de esa forma de contar la historia y desgranar los eventos del juego, solo puedo decir que un remake sería capaz de estar a la altura de la historia. Aunque la primera entrega del brujo lo intenta, cuesta tomarse en serio según qué situaciones cuando todo es abrupto y apresurado. Además, los cortes para cargar los escenarios o los silencios prolongados provocan evidentes problemas de ritmo que, con un sistema de nueva generación, me cuesta pensar que lleguen a existir.
Necesito el remake para ayer
Jugar hoy al primer The Witcher genera una pregunta: ¿cómo se verá en el remake?
Puede que la frase sobre estas líneas suene bastante exagerada. De hecho, nada me gustaría menos que meter presión al equipo: hay infinidad de títulos que descubrir y jugar desde hoy hasta que se estrene el proyecto. Sin embargo, adentrarme en el primer The Witcher sabiendo que existe un remake en el horno me dejó una sensación difícil de describir con palabras. Aunque estaba fascinado por su mundo y sus personajes, tanto como decepcionado con los combates y diálogos, todo el rato rondaba mi cabeza una pregunta: ¿cómo se verá esto en el remake?
Así, después de probar por primera vez el debut de la saga The Witcher 15 años después de su lanzamiento original, hablar de si necesita un remake no debería ser debatible. Soy el primero que, por priorizar otros títulos o por distintas circunstancias, llega tarde a franquicias históricas. Me pasó con BioShock en 2019, me volvió a suceder con Dark Souls en 2020 y, a la vista de lo que hoy estoy narrando, me ha vuelto a ocurrir con The Witcher en 2022. Sin embargo, con las franquicias de Irrational Games y FromSoftware nunca sentí que el paso del tiempo era un obstáculo. Algo que, con la de CD Projekt RED, no podía sacar de mi cabeza. Por fortuna —al menos para mí— hay un remake muy necesario en camino.
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