Lara Croft protagoniza una lección magistral de diseño de videojuegos que tropieza en lo más obvio. Análisis de Tomb Raider I-III Remastered

Lara Croft protagoniza una lección magistral de diseño de videojuegos que tropieza en lo más obvio. Análisis de Tomb Raider I-III Remastered

Así es la remasterización de la trilogía original de Tomb Raider para PC, PlayStation, Xbox y Switch

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Tomb Raider

Para quienes vivimos aquellos lanzamientos de primera mano, Tomb Raider y sus dos primeras secuelas se han quedado grabadas a fuego en nuestra cabeza. Y no, no tiene nada que ver con que aquella época nos pillara a muchos en plena revolución hormonal, en realidad todo responde a otra revolución, la de los juegos en 3D. Lo que nos enseñó Lara Croft fue una soberbia lección de diseño de niveles bajo la mejor ambientación posible y, precisamente por eso, por todo lo que tiene de clase de historia del videojuego, Tomb Raider I-III Remastered es un juego mucho más importante de lo que muchos podrían predecir.

Hay dos formas de encarar este análisis. La primera es la relativa a esa clase magistral sobre diseño de niveles que sirve para entender por qué muchos de nosotros esperábamos este juego como uno de los grandes lanzamientos de este año. La segunda, en cambio, es la que aterriza hasta qué punto la remasterización de la trilogía original, y sus contenidos adicionales en forma de nuevos niveles, han conseguido estar a la altura de lo que cabría esperar a estas alturas de la película. Así que, como dijo el T-Rex antes de merendarme de un bocado, vamos por partes.

La lección de historia de Tomb Raider I-III Remastered

Por las limitaciones técnicas de aquellas primeras consolas con posibilidades 3D, el diseño de Tomb Raider está creado a base de cuadrículas. Una inmensa red poligonal en la que los desarrolladores jugaban con cubos planos y otros ligeramente seccionados para dar forma a suelos, paredes, plataformas, rampas y escaleras.

Todo en Tomb Raider, especialmente en los primeros, es una suerte de Lego creado a base de amontonar unas piezas sobre otras y, por lo milimetrado de su estructura, en realidad esta aventura de una arqueóloga con pistolas que recorre el mundo en busca de misteriosos artefactos en templos perdidos, ni es un juego de acción ni es uno de plataformas. Tomb Raider es, a grandes rasgos, un puzle.

Aterrizar en uno de sus niveles requiere una concienzuda exploración en la que, lo más alejado posible de cualquier atisbo de líneas amarillas indicándote qué debes hacer o hacia dónde debes saltar, el juego te obliga a aprovechar lo aprendido respecto a las dimensiones y estructuras de esos cubos para saber qué puedes hacer.

Tomb Raider

Combinando grandes áreas que ceden hueco a algún combate rápido con zonas más pequeñas y asfixiantes, cada nivel es un laberinto completamente abierto en el que se te suele presentar un reto relativamente rápido. Aquí hay una puerta que debes cruzar. Búscate la vida.

Jugueteando constantemente con la idea de ir de un punto A a un punto B, Tomb Raider y sus secuelas van añadiendo conceptos poco a poco para que te familiarices con unos controles (ahora vamos a ello) que pese a su simpleza terminan convirtiéndose en el mayor reto del juego.

Sabes que puedes saltar en cualquier dirección y puedes agarrarte a salientes, y con esas dos mecánicas te invita a superar una zona con un río de lava y paredes lo suficientemente inclinadas para que termines deslizándote hasta la muerte, o te obliga a escalar una pirámide mientras calculas y revisas si la siguiente plataforma está lo suficientemente cerca para dar el salto.

Tomb Raider

Son juegos que se nutren constantemente de una ida y venida en la que, tras subir hasta allí, ahora tocará ser igual de cuidados para bajar. Es en ese análisis, en el pararte a intentar entender cuál es el siguiente paso seguro, y qué han puesto ahí sus creadores para que caigas en la trampa y tengas que reiniciar la sección, donde Tomb Raider deja de ser la aventura con una Indiana Jones femenina que muchos aún creen que es (incluidos todos los desarrolladores que han venido detrás de la primera trilogía), y el juego de puzles plataformeros que nos enamoró a todos.

Una combinación de desafíos que crece a cada paso que das hasta alcanzar cotas demenciales en sus niveles finales, que se pervierte aún más a poco que intentes ir en busca de ciertos secretos, y en el que la enfermiza mente de los desarrolladores hace que las jugarretas de Dark Souls sean un juego de niños cuando te introduce en caminos imposibles que sólo llevan hasta una muerte segura, o se ríe en tu cara cuando tiras de una palanca y te caes en una piscina de pinchos.

Cómo es volver a Tomb Raider con esta remasterización

Trabajando sobre el código original del juego para que la experiencia sea lo más parecida posible a lo que muchos vivimos en aquella época, Tomb Raider I-III Remastered cede poco hueco a fantasías y giros jugables. Lo más llamativo está en lo visual, claro, y no sólo porque Lara cuente con un modelado mucho más cuidado y menos poligonal junto a nuevas animaciones (más fluidas, pero idénticas a nivel jugable).

La gran baza está en sus escenarios, en un espectacular despliegue en el que las texturas no sólo cuentan con versiones HD que nos permitan ver cuadros donde antes había borrones pixelados, sino que se encargan de dar forma a lo que realmente querían mostrar sus creadores originales. Lo que antaño eran calaveras pintadas en una pared en una cuadrícula perfecta, ahora son calaveras que sobresalen hacia afuera generando sombras y aportando una ambientación mucho más espectacular.

Tomb Raider

Es un juego que bebe de eso, de la grandiosidad de unos niveles en los que ya por aquel entonces tenías la sensación de haber llegado hasta un lugar que no había visto a otra persona en siglos, y que ahora, jugueteando con la iluminación, los efectos y la vegetación, sigue manteniendo esa sensación de ser Indiana Jones en un templo perdido pese a que estés viendo cubos por todos lados.

El sistema de control clásico es el punto que más puede chirriar a los que lleguen aquí de nuevas.

Es cierto que no siempre brilla igual por todos lados, que hay texturas que parecen sacadas de una colección aleatoria de imágenes jpg, y que tropieza en cosas tan obvias como pintar de laguna lo que en realidad es un río con corriente. Pero se le perdona porque es algo que una actualización rápida puede redimir, y entiendes que es difícil mantener esa identidad jugable de leer el terreno si te deshaces de esas puntiagudas formas geométricas.

En ese sentido puede verse hasta qué punto estaban atados de pies y manos a la hora de llevar más allá los gráficos de esta remasterización. Pero si bien puede excusárseles en ciertos aspectos, en otros clama al cielo que no haya recibido algo más de mimo.

Los enemigos, sin ir más lejos, están lejos de verse igual de bien que Lara. Toparte con los primeros dinosaurios da susto al miedo en los primeros niveles y, aunque se entiende la decisión tan pronto pulsas start para cambiar entre los gráficos actuales y los originales, mantener las mismas hitbox de los bichos y darles algo más que una mano de pintura a sus texturas habría resultado en un aspecto mucho más redondo (nunca mejor dicho).

Tomb Raider

No es algo que moleste especialmente, y tal vez le estemos buscando los tres pies al gato, pero desde luego es el segundo punto que más puede chirriar a los que lleguen aquí de nuevas con algo de curiosidad. El primero, más problemático pero también más comprensible, es la fricción que puede llegar a provocar el control del personaje.

Aunque el juego te ofrece la opción de jugar con un control actualizado en el que Lara se moverá con el joystick izquierdo como lo haría en cualquier juego actual, el original hace que el personaje se mueva en modo tanque. Paso adelante, paso atrás, y girar rotando, tal y como se hacía en los viejos Resident Evil.

El problema es que aunque cualquiera preferiría tirar de la primera opción, en realidad el juego gira en torno a ese segundo sistema de control. Algo tan simple como no poder dar un paso atrás, porque hacerlo con el control moderno automáticamente girará a Lara en esa dirección, supone que técnicas como retroceder para coger carrerilla mientras mantienes la vista al frente se convierta en un reto mucho más complejo.

Tomb Raider

He pasado un buen rato intentando descubrir cómo se podría haber solucionado esto en el control, pero lejos de ese detalle en cuestión, te vas a cruzar con no pocos giros de cámara forzados por el juego para aportar dramatismo que, pensados en que tú vas a seguir corriendo hacia delante (con el control clásico) en vez de dirigirte hacia donde enfoca la cámara (con el moderno), el juego te va a dejar vendido por completo. Toca que os acostumbréis a los controles tanque, me temo, pero aunque parezca un dolor de muelas lo cierto es que tardas menos de lo que estás pensando en terminar dominándolos.

Por lo demás hay más que buenas razones para volver con este remaster más allá de los gráficos. Poder guardar cuando quieras en vez de limitarte a puntos concretos, un modo foto, o niveles adicionales de ediciones que tal vez no pudiste jugar en su día, son excusas más que suficientes para darle una oportunidad si te tienta un poco. Yo llevaba años con intención de volver a la trilogía original y, si nada lo impide, no descarto salir de aquí habiéndole sacado el Platino.

Una lección de diseño

Sin sello
Tomb Raider I-III Remastered análisis

Tomb Raider I-III Remastered

Por: Rubén Márquez
Sin sello

Con Tomb Raider I-III Remastered tenemos la oportunidad de revivir las primeras aventuras de Lara Croft con gráficos renovados y un buen puñado de mejoras que le sientan de fábula, pero está lejos de convertirse en el mejor ejemplo a la hora de revivir viejas sagas por la vía de la remasterización. Lo que le sobra como lección de diseño de videojuegos, a menudo le falta como mimo en los detalles, y se echa de menos algo más de atención en cosas tan básicas como el modelado de los enemigos.

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5 cosas que debes saber:
  • Tres juegos en uno que suman las tres expansiones que recibieron esos juegos.
  • Cuenta con mejoras en texturas, animaciones y personajes para actualizar sus gráficos.
  • Completar los tres juegos y sus expansiones puede irse más allá de las 25 horas.
  • Ofrece un nuevo sistema de control y mejoras como guardar partida cuando quieras.
  • Tendrás la posibilidad de cambiar entre el aspecto original y el renovado a golpe de botón.
Jugadores: 1
Idioma: Textos y voces en español.
Duración: Alrededor de 25 horas.
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