Aunque no es el juego al que más horas le dedico, siempre acabo volviendo a Valorant. El shooter táctico de Riot Games no tiene mis mecánicas de disparo favoritas y me cuesta mucho dominar tantos mapas diferentes, pero hay algo que compensa sobradamente todos esos aspectos en los que no termina de resonar conmigo: los agentes. Hace unas semanas llegó al título una novedad que ejemplifica la situación. Se trata de Clove, un nuevo personaje único que ha engrosado el plantel de un videojuego que cuenta ya con un total de 24 héroes distintos.
El personaje que desafía los límites de Valorant
Lo que hace especial a Clove con respecto al resto de agentes de Valorant es que se trata del primer personaje capaz de darle sentido a la muerte. El shooter táctico de Riot Games funciona de forma similar a Counter-Strike y, al morir en medio de una ronda, debemos esperar de brazos cruzados hasta reaparecer en la siguiente. Recibir un ‘headshot’ nos condena al aburrimiento y, sobre todo cuando encadenamos tres o cuatro malas rondas seguidas, puede cortarnos el ritmo.
La muerte es una mecánica fundamental en cualquier shooter táctico, pero casi siempre se ha tratado de forma demasiado simple. Es aquí donde Clove entra en acción, ya que tiene dos habilidades que pueden usarse tras morir. La primera es una cortina de humo que cuenta con dos cargas (genera una más cada 30 segundos tras su uso) y la segunda una definitiva que le permite resucitar de forma temporal (esta resurrección se vuelve permanente si se participa en la eliminación de un enemigo).
Al elegir a Clove estamos cambiando nuestra relación con una de las mecánicas más básicas de todo el shooter de Riot Games. Morir ya no significa apartar las manos del teclado y el ratón, si no seguir jugando la partida para ver cómo podemos ayudar al equipo desde 'el otro barrio'. Esto también modifica nuestra actitud. Para mi no ha sido nada fácil volver a Valorant, porque se juega de forma muy diferente a los shooters a los que estoy acostumbrado. En este sentido, sin actuaciones individuales brillantes, Clove me ha permitido sentirme una parte más importante del éxito de mi equipo.
Aunque Rainbow Six: Siege cuenta con una mecánica relativamente similar, el impacto de Clove sobre las partidas de Valorant es mucho más significativo. Esto que viene ahora es una perogrullada, pero hay algo que quiero mencionar: poder jugar después de morir significa que sabes que, después de morir, vas a seguir jugando. Las mecánicas de Clove le dan un sentido diferente a la muerte también cuando estás vivo. Invitan a tomar riesgo y modifican el proceso de decisiones. Esto, que se nota rápidamente a la hora de jugar, me lo explicó el diseñador de la jugabilidad del personaje (Dan Harrison).
"Aprender a jugar con Clove consiste, en gran medida, en desafiar tus concepciones de lo que se debe hacer en un shooter táctico (...) El hecho de que un intercambio uno por uno sea positivo para ti significa que estarás más dispuesto a ser atrevido o superar tus límites individuales. Eso es algoq ue todos los jugadores de Valorant deberán aprender a medida que mejoren en el juego. Al igual que los jugadores de Jett han de dominar la movilidad vertical y las rutas de entrada a un punto, los de Cloven tendrán que aprender a decidir cuándo tienen que jugarse la vida y cuando conviene mantener su rifle al servicio del equipo", explica
Volví a jugar a Valorant porque quería probar a Clove y quizá siga jugando porque quiero comprobar hasta dónde llega el personaje. Aunque el propio Harrison me confesaba que él también veía a Clove como un personaje amistoso con los recién llegados a Valorant, creía que su verdadero potencial lo desbloqueaban los más experimentados. "Ser capaz de influir en la macroestrategia de una ronda después de morir es algo que los jugadores más habilidosos aparecerán de forma diferente a los que tienen menos talento, que solo querrán seguir jugando después de morir".
Los personajes únicos son uno de los mayores ganchos que puede tener un videojuego y, aunque Blizzard tiene algo que decir en la conversación, Riot Games me parece la desarrolladora más talentosa del mundo cuando se trata de crearlos. He jugado miles de horas a League of Legends y, aunque es un juego que me fascina, muchas de ellas no han sido por el MOBA en sí, sino porque tenía ganas de echar una partida con Lee Sin o Yasuo. Esa es la jugabilidad que realmente echo de menos y creo que Valorant, después de cuatro años, ha sido capaz de meterme en ese bucle.