He jugado al primer juego de Warhammer al que le interesa que sus personajes te importen, y lo hace el género que menos esperaba

He jugado al primer juego de Warhammer al que le interesa que sus personajes te importen, y lo hace el género que menos esperaba

El primer RTS de Frontier va por buen camino. No es muy perezoso, pero tampoco es denso para el novato

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Imagen de Warhammer Age Of Sigmar Realms Of Ruin (Frontier)

Warhammer es de esas licencias de fantasía que en el videojuego lleva años vendiéndose al mejor postor. Games Workshop ha sido como una escopeta disparando en mil direcciones esperando que alguna dé en el clavo, pero con el tiempo, y aunque no pierde su costumbre, ha sabido diferenciar lo que ha funcionado y apostar sangre sudor y lágrimas a ello. Age of Sigmar: Realms of Ruin surge de esa idea de apostar al caballo ganador de la estrategia en tiempo real. He podido jugarlo después de quedar fascinado con su presentación y hay una cosa que me ha pillado con la guardia baja: quiere que sus personajes te importen, eso en este género es raro de ver.

Si bien hay títulos de estrategia táctica con unos personajes que son catalizadores de experiencias que te dejan el corazón en un puño, el enfoque bélico por el que apuesta este nuevo desarrollo de Frontier debería no haberse preocupado por ello. Con Realms of Ruin no es así, y lo agradezco mucho. Eso sí, apenas pude jugar 2 horas en un vistazo a puerta cerrada y con una prueba jugable muy medida, pero las bases son sólidas, y ahora queda esperar a su estreno.

Warhammer y una era del rayo muy narrativa

Lo más llamativo de Age of Sigmar es, exactamente eso, la época en la que se ambienta. La Era del Dios-Rey Sigmar ha permeado muy pocas veces en el videojuego, por lo que ver las relucientes y divinas armaduras de los Stormcast Eternals es suficiente como para llamar la atención del menos interesado. Este periodo nos llevará a algo así como la "secuela" del Warhammer Fantasy. Un periodo tras el dominio del Caos que comienza con el Día de la Venganza, pero que Realms of Ruin esquiva con presteza.

Al desarrollo de Frontier le interesa muy poco ser abrumador y exagerado para el desconocedor de Age of Sigmar, etapa que empezó en 2015 y que tiene muchos menos adeptos que Fantasy, ni os cuento si lo comparamos con el Milenio 40. Aquí nos situamos en un periodo intrascendente. Da igual si son 2 décadas después del inicio de esta edad del Sigmar, o 20. De hecho, todo lo que vamos a ver es de creación propia, siempre con el beneplácito de Games Workshop y con la narrativa de Gavin Thorpe, y esto último se nota.

Imagen de Warhammer Age Of Sigmar Realms Of Ruin (Frontier)

La presencia del autor de la Biblioteca Negra potencia el hecho de que estamos ante un RTS narrativo. Realms of Ruin, aunque no lo parezca, es un juego que quiere contarte una historia. Quizá no la más emocionante, y no lo digo porque no lo sea, apenas pude probar 1 hora de su modo historia; pero sí una con elementos claros y diferenciadores: sus protagonistas. Este RTS busca seguir a pies juntillas la aproximación, a la que le faltaba sazón, que tuvo Warhammer 40K: Space Marine, con personajes que valga la pena seguir, con algo que decir y que no sean unas armaduras andantes con muy mala baba.

Este RTS busca seguir a pies juntillas la aproximación que tuvo Warhammer 40K: Space Marine

Se nota en todo momento. Hay mucho hueco para la jugabilidad, claro. Las cinemáticas no os apartarán demasiado tiempo del combate. Pero el equipo de desarrollo ha querido mimar mucho esas secuencias no jugables, bien animadas, capturadas y con una esencia, como he dicho, única y que se ha repetido poco en la licencia. Lo que he visto, invita a querer completar su modo campaña por la curiosidad de su mundo, sí, pero también por conocer el devenir de sus personajes. De ahí que algo así, en un RTS de Warhammer, me haya pillado con la guardia baja.

Un RTS hecho pensando en las consolas

El otro cambio importante en comparación con lo que nos tenía “acostumbrados” la fantasía medieval de Warhammer es el enfoque de pequeños escuadrones. Parece algo que casa únicamente bien con el estilo "one man army" de 40K, por lo que el estudio tiene doble tarea pendiente: hacer un buen trabajo al completo y convencernos. En esto último, ya me tienen ganado. Y en lo primero, por el momento, también, para qué engañarnos.

Imagen de Warhammer Age Of Sigmar Realms Of Ruin (Frontier)

El movimiento de cada escuadrón será único, es decir, no podremos dividirlos en ningún momento. Si bien el juego respondió bien en todo momento, sí que noté que Frontier se pegó un tiro en el pie con esta decisión. Los combates de pequeñas unidades en piña pierden componente táctico. Son épicos y disfrutones, sí, pero quizá habría preferido poder modificar las posiciones de los soldados de cara a los diferentes tipos de enfrentamientos, a distancia, aéreos —algo tremendamente interesante y que aporta muchísima versatilidad— o de ataque rápido. Todo para que no se aglutine la acción en una pelota de espadazos, sangre, cabezas volando y rayos.

La lógica de esto, más allá de ser el primer RTS del equipo sueco, es adaptar Realms of Ruin a todos los formatos posibles, y aquí entra su versión de consolas. Lo que he podido jugar no es impensable en las sobremesas actuales. Realms of Ruin puede romper las barreras que Total War no ha conseguido ni siquiera quebrar mínimamente y que han impedido que la estrategia a gran escala se lleve a PlayStation y Xbox. Se mueve bien con un mando y se juega bien con un mando. ¿Qué más se puede pedir?

Menos escala, misma épica

En el apartado más estrictamente jugable, no es un Dawn of War, aunque en su multijugador sí se perciba cierto toque de aquel juego de Relic Entertainment. Tiene algo de Total War, pero también le hace ojitos a Company of Heroes. Los escuadrones serán de apenas un máximo de 4 integrantes y estarán divididos según su clase, aunque dependiendo del Tier o nivel de fuerza de cada una, podrán ser menos miembros por grupo.

Imagen de Warhammer Age Of Sigmar Realms Of Ruin (Frontier)

Por ejemplo, los Liberators, algo débiles cuerpo a cuerpo, pero fuertes en defensa, están formados por 4 soldados con una habilidad de escuadrón por defecto. En este caso, que mejora su defensa momentáneamente. El Stormdrake Guardian es una sola unidad alada sobre un dragón, perfecta para contener unidades y el ataque en área. Así, el equipo de Frontier ha sabido llevar con buena mano ese concepto de héroes y figuras importantes que tan bien le ha ido a los británicos de Creative Assembly.

En los niveles más altos de poder tenemos, obviamente, a los Comandantes y Héroes con nombre y rostro. Cada uno doblará en salud y estadísticas a una unidad normal. Lo lógico, vamos. Sin embargo, son las habilidades propias de cada uno los que marcarán el devenir del combate. Son inherentes a la unidad y hay tanto de defensa como de ataque.

En los niveles más altos de poder tenemos, obviamente, a los Comandantes y Héroes con nombre y rostro

En lo que pudimos jugar, la Comandante podía arengar a sus soldados con una habilidad en área, mientras que el Capitán curaba a las unidades y restablecía aquellos soldados perdidos. No son útiles en combate, son imprescindibles, pero ninguno es inmortal. Hasta donde vimos, todos podían perecer en combate, por lo que tocaba llamar a retirada a los puntos que hayamos capturado del mapa y que servirán como puntos francos para restablecer salud o llamar unidades sin gastar habilidades.

Imagen de Warhammer Age Of Sigmar Realms Of Ruin (Frontier)

Cabe destacar que, ante todo, la campaña nos llevará de la mano en este aspecto. Son mapeados laberínticos, sí, pero con alma de “juego para un jugador”. Esto implica que los momentos de reclutamiento, defensa, ataque o escaramuza estarán marcados por el devenir de la campaña. Aun así, esto nunca ha detenido a un buen RTS con modo campaña de ser épico y divertido como pocos, y Realms of Ruin va por ese camino.

El multijugador de Realms of Ruin es más táctico que todo eso

Las partidas duran una media de 20-25 minutos, incluso aunque te ganen por paliza

El modo online no nos pilló a pie cambiado. Sabíamos que iba a tener multijugador 1v1 y 2v2, pero no esperaba poder jugarlo. Es, ante todo, extraño. No soy muy ducho en los online de los RTS, por lo que quizá si no me gustó mucho, es por lo heredado con los años. Aun así, volvemos a las comparaciones con Company of Heroes. Tendremos una base que proteger como punto que no puede caer, si lo hace habremos perdido, y lugares estratégicos que conquistar y defender

Éstos nos abrirán un abanico de edificaciones a construir, ya sea para la defensa, la obtención de salud o generar recursos. De estos, hay dos: puntos de combate, para reclutar unidades, y Realmstone, útiles para mejorar estructuras, obtener unidades de mayor poder o el uso de habilidades. El objetivo es simple: ir a por la base enemiga no sirve de nada, hay que hacerse con puntos de captura, 3 en todo el mapa, y defenderlos para que el contador del enemigo llegue a cero. Las partidas duran una media de 20-25 minutos, incluso aunque te ganen por paliza —me ha pasado, lo admito—.

Imagen de Warhammer Age Of Sigmar Realms Of Ruin (Frontier)

Aun así, no va del todo conmigo. Quizá de cara al lanzamiento, del que aún desconocemos fecha, el producto final sea tan redondo que me cautive en todos sus apartados. De hecho, aún nos quedan por ver las otras dos facciones más allá de los Stormcast Eternals y Orcos, Realms of Ruin va por buen camino, ya os lo digo.

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