"Si no completaba mis cuotas de trabajo ellos me castigaban físicamente".
Sorprendente y triste caso el recogido por el diario Guardian y que cuenta la historia de Liu Dali, un antiguo prisionero chino recluido en el campo de prisioneros de Jixi en el noreste de China en el año 2004. Hasta aquí la historia no pasaría de lo corriente, pero lo que se sale de lo habitual es que él y sus compañeros reclusos fueron obligados a ejercer de recolectores en el afamado World of Warcraft.
El MMO de Blizzard se ha convertido de hecho en un mundo virtual donde los vendedores de oro se hacen con enormes cantidades de dinero real a cambio de este tipo de transacciones entre jugadores.
"Los responsables de la prisión hacían más dinero forzando a los reclusos a jugar a videojuegos que forzándolos a hacer trabajos manuales", declaró Liu. "Había unos 300 reclusos forzados a jugar. Trabajábamos en rondas de 12 horas y les oía decir que podían ganar casi 1.000 dólares al día. Nosotros no vimos nada de ese dinero, pero nunca apagábamos los equipos".
"Si no completaba mis cuotas de trabajo ellos me castigaban físicamente", aseguró el antiguo recluso. "Ellos me hacían estar de pie con las manos en alto, y cuando volvía a mi celda me pegaban una paliza con tuberías de plástico. Nos tenían jugando hasta que apenas veíamos".