Cuando una franquicia adquiere un cierto ritmo con el que quieren ser competitivos a base de aunar el talento de muchos estudios bajo un mismo paragüas, en ocasiones ocurren desgracias. Por ejemplo, cuando Electronic Arts quiso competir con Call of Duty en el mano a mano por el pastel de los shooters bélicos decidió poner a muchos de sus estudios a ayudar a DICE: eso provocó cosas tan tristes como apartar a los siempre estupendos Criterion de los juegos de velocidad y ponerles a ayudar con el comportamiento de los vehículos en su FPS estrella. Eso era como respuesta a una Activision que, como decimos, mantenía un ritmo infernal de entregas anuales con la saga CoD, algo que llevó a la alternancia de estudios y a tener una infinidad de equipos de apoyo para multijugador, zombies o aspectos concretos de la jugabilidad... uno de ellos era Raven Software.
Operación: Salvar a Raven
Esto no pretende ser un perfil de Raven Software, en primer lugar porque el artículo no va de eso, y en segundo lugar porque eso ya lo hizo en estas páginas el mucho más talentoso Marc Rollan con su pieza sobre Raven Software que publicábamos hace algo más de medio año. Esta pieza gira sobre las posibilidades que la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft ofrece al equipo norteamericano para volver a recuperar el pulso de los lanzamientos individuales que ya han perdido.
La cosa comenzó en el año 2010, cuando el equipo se incorporaba a la franquicia bélica para ayudar con determinadas tareas en el por lo demás estupendo Call of Duty: Black Ops. Sería el principio del fin para los proyectos en solitario del estudio, y es que desde entonces sus labores se han limitado única y exclusivamente a esta serie. Se dice pronto, ¿verdad? Un estudio tan fecundo como ellos sólo han estado en Call of Duty desde hace más de una década.
Apenas hay proyectos arriesgados ya en Activision
Lo cierto es que han pasado muchas cosas para que suceda eso, claro. Por un lado, Activision ha ido quitándose de encima todo lo que no fueran sus franquicias más exitosas. De ser una compañía que editaba proyectos arriesgados como Destiny, Prototype o Blur para acompañar a sus franquicias de más éxito, a centrarse casi en exclusiva en los Guitar Hero, Skylanders o los propios Call of Duty... en los últimos cinco años, de hecho, su único bagaje más allá de las consabidas entregas anuales de su marca estrella de shooters bélicos (más allá de algún remaster) han sido proyectos puntuales y que eran éxitos seguros como Sekiro: Shadows Die Twice o Crash Bandicoot: It's About Time.
El otro problema al que nos enfrentamos para que este sueño se cumpla tiene que ver con el hecho de que Raven encadenó dos fracasos consecutivos... De hecho, tan consecutivos que ni siquiera un año los separa. Por un lado el bastante olvidable Wolfenstein de 2009, un intento de revivir la saga que no salió nada bien y, por otro lado, el mucho más interesante Singularity: que, eso sí, tampoco vendió mucho. Ahí se junta también otro problema, y es que esa es la época en la que los videojuegos de clase media comenzaban a menguar de forma alarmante.
¿En qué puede afectar a Raven lo de Microsoft?
A comienzos de 2022 era Bloomberg quien informaba de que los ejecutivos de Microsoft tenían intención de dar un respiro al ritmo anual de entregas de Call of Duty, y eso abre una de las dos puertas que tienen que desbloquearse para que se cumpla el sueño de muchos y los autores de juegos tan absolutamente brillantes como Hexen, Heretic, Soldier of Fortune o el injustamente olvidado X-Men Origins: Wolverine que domina el artículo desde las alturas.
Raven no ha dejado de sufrir bajas en el equipo hasta hace poco tiempo
Lo primero es que se confirme ese deseo de los ejecutivos y afloje la presión de la rueda de CoD sobre todos los estudios implicados. Recuerdo ver con asombro la cantidad de equipos que desfilan por la pantalla de inicio de Call of Duty: Modern Warfare 2, un número verdaderamente interminable que podría acortarse con unos tiempos más flexibles. Esto, por supuesto, podría liberar un poco a una Raven que, eso sí, tendría que recomponerse y es que sufrió múltiples despidos cuando sus proyectos en solitario resultaron ser graves tropiezos y que no ha dejado de tener bajas hasta incluso hace poco tiempo.
Por otro lado, el perfil de videojuegos que hacía Raven: grandes títulos, pero alejados del calibre de superproducción que predomina ahora, no parece encajar con la industria... ¿o sí? Hace sólo unas semanas publicaba un artículo sobre el nuevo modelo de Microsoft para nutrir de forma imparable Xbox Game Pass, una cuidada mezcla de grandes "taquillazos" como el nuevo Forza Motorsport o Starfield, sazonados con algunos acuerdos con terceros y con, y esto es lo que nos interesa, también juegos de un gran valor artístico pero de un prisma menor como Hi-Fi Rush, Pentiment, Grounded o, por qué no, lo nuevo de Raven Software.
En 3DJuegos | "Solo quiero bloquear tu compra": El jefe de PlayStation rechaza acuerdos por Call of Duty con Xbox y Activision
Ver 29 comentarios