Chema Mansilla
Editor - Cine y TVNo sé si lo sabéis, pero puntualmente colaboro con La Fosa del Rancor, un conocido podcast de Star Wars cuyo equipo es seguramente uno de los más variopintos grupos de fans de la saga. Cada uno con sus gustos y manías. Es difícil que nos pongamos de acuerdo en algo y nuestras discusiones son apasionadas (y apasionantes). Pero con la honrosa excepción de dos disidentes, hay una cosa en la que todo parecen coincidir: no les gusta Star Wars: Visions. Y esta tercera entrega de la antología animada no va a mejorar la cosa.
La tercera temporada de Visions llega tras dos polémicos y divisorios primeros volúmenes, que se han convertido en referentes de la animación internacional y de la reinterpretación del universo de George Lucas desde perspectivas radicalmente distintas pero que no han gustado a la gran mayoría de fans de Star Wars. Este nuevo volumen vuelve a reunir a algunos de los estudios más importantes de Japón y del mundo, desde Production I.G y Wit Studio hasta Studio Trigger o David Production. Pero, una vez más, la diversidad de estilos y enfoques vuelve a poner sobre la mesa una cuestión esencial: ¿qué es Star Wars y qué no lo es?
Libertad creativa versus identidad de saga
La principal virtud de Visions siempre ha sido su capacidad para experimentar y reinventar esta galaxia muy lejos de la narrativa principal. Sin embargo, esta libertad también es su mayor riesgo. La temporada 3 despliega una variedad de cortos que alternan momentos de brillantez absoluta con otros que, para los puristas, son difíciles de aceptar. Algunos episodios, como The Duel: Payback, recuperan el espíritu del cine clásico de samuráis con un protagonista que ya conocimos en la primera temporada, el Ronin.
Takanobu Mizuno y Kamikaze Douga logran trasladar el universo Star Wars al terreno del anime de samuráis, evocando a Kurosawa y al espíritu visual de Afro Samurai, con combates coreografiados con ADN cinematográfico. Este episodio también se beneficia del apoyo de Lucasfilm, que ha convertido al Ronin en un personaje de moda con merchandising, libros y manga, lo que refuerza su importancia dentro de este microuniverso de Visions. Personalmente, es uno de mis favoritos, porque combina cultura, narrativa y plasticidad visual de manera magistral, pero también es un recordatorio de que no todos los fans están dispuestos a aceptar este tipo de experimentos en la saga.
Imagen de The Song of Four Wings
Cuando pienso en Star Wars, no pienso en esto
En contraposición, hay episodios que, por más innovación visual que presenten, están completamente desconectados de lo que es Star Wars. The Song of Four Wings, de Hiroyasu Kobayashi y Project Studio Q, dura quince minutos que se hacen eternos, con una animación 3D intentando parecer 2D, una banda sonora que recuerda a un politono de teléfono móvil y, por supuesto, la polémica "niña-mecha". Este personaje levantó ampollas desde los primeros avances de la temporada y, al verlo en acción, es fácil entender por qué algunos fans más tradicionales sienten que la esencia de la saga se pierde. Cuando pienso en Star Wars, no pienso en esto, y es aquí donde la cuestión de los límites creativos se vuelve crucial.
Imagen de The Ninth Jedi: Child of Hope
Entre el homenaje y la experimentación
Al mismo tiempo, la temporada nos ofrece ejemplos de cómo la experimentación puede funcionar cuando respeta el corazón de Star Wars. The Ninth Jedi: Child of Hope, dirigido por Naoyoshi Shiotani y producido por Production I.G, es un claro ejemplo. La protagonista Kara es un personaje que rápidamente se ha convertido en uno de mis favoritos, y su nuevo droide tiene la misma fuerza icónica que los clásicos de la saga. La combinación de 2D y 3D no es perfecta y a veces rechina, pero la historia es emocionante y espectacular y profundamente conectada con el episodio de la primera temporada en el que se nos presentó a Kara por primera vez. Este episodio sirve de preludio a la serie independiente que llegará próximamente, y demuestra que es posible innovar y sorprender sin traicionar los códigos de Star Wars.
De manera similar, The Lost Ones, de Hitoshi Haga y Kinema Citrus, arranca con un guiño a Regreso al Futuro y desarrolla un trabajo de animación impresionante que combina homenaje, nostalgia y creatividad. También recupera a la jedi F de la primera temporada, y aunque en lo formal es más un anime de ciencia ficción independiente que una historia tradicional de Star Wars, es uno de los episodios que más me ha gustado por su ejecución técnica y narrativa. Aquí se ve claramente que la experimentación puede enriquecer la saga si mantiene una conexión mínima con los elementos fundamentales: Jedi, la Fuerza, carbonita, destructores imperiales y la lucha entre el bien y el mal.
Imagen de The Duel: Payback
La línea entre Star Wars y la experimentación libre
No obstante, hay episodios en los que esa línea se diluye peligrosamente. Yuko’s Treasure, de Masaki Tachibana y Kinema Citrus, es un caso perfecto de esto. Desde un punto de vista técnico, es posiblemente lo mejor de toda la temporada: animación 2D impecable y una narrativa que, en otros contextos, funcionaría a la perfección. Pero la historia introduce un oso de peluche parlante con capa haciendo de niñera, y aunque sea adorable y kawaii, es un elemento que choca con la identidad de Star Wars. Más allá del despliegue visual, muchos fans de la saga no pueden aceptar algo así, y es aquí donde Lucasfilm debería reflexionar: libertad creativa sí, pero dentro de ciertos límites que preserven la coherencia del universo. Es lo que yo llamo la diferencia entre inspiración y desconexión: un diseño bonito puede ser un guiño visual, pero no puede sustituir la épica galáctica.
La experimentación es un arma de doble filo: puede enriquecer la narrativa y ofrecer personajes memorables, pero también alejar a los fans más tradicionales
Otros episodios, como The Bounty Hunters de Ken Yamamoto y Wit Studio, caen en una zona gris. La historia es inofensiva, técnicamente correcta, pero ni destaca en narrativa ni en técnica. Recordó a muchas de esas historias de Doctor Aphra en los cómics de Marvel que, aunque bien intencionadas, dejan indiferentes a los fans más comprometidos. Es un ejemplo de que incluso dentro de una producción bien ejecutada, la conexión emocional con la saga es esencial y no siempre se logra, y eso es algo fundamental en una producción que acude en primer lugar al fan de Star Wars y luego, y de manera casi accidental, al espectador generalista.
Imagen de The Smuggler
La audacia de Studio Trigger y la aproximación visual
Es interesante comprobar cómo Studio Trigger logra cambiar completamente el registro del criticadísimo episodio The Twins de la primera temporada para, junto a Masahiko Otsuka, presentar The Smuggler en una historia que tiene mucho de Star Wars Outlaws y que podría funcionar perfectamente como serie, videojuego, cómic o novela del Universo Expandido de Star Wars. Me encantaría disfrutar de una serie entera protagonizada por estos personajes.
Por otro lado, The Bird of Paradise, de Tadahiro Yoshihira y Polygon Pictures, apuesta por el 3D experimental con un enfoque visual llamativo. La historia es interesante y atrevida, pero el peso de Star Wars es anecdótico. Este episodio ejemplifica el riesgo de priorizar la experimentación sobre la narrativa: aunque visualmente atractivo, la conexión emocional con la saga es mínima y puede resultar pesado para algunos espectadores. Desde luego, aunque por momentos me ha parecido que tenía muy buenas ideas, se me ha terminado "haciendo bola".
Imagen de The Ninth Jedi: Child of Hope
La joya de la temporada: Black
Finalmente, la guinda de la temporada es Black, de Shinya Ohira y David Production. Ya señalé en mi artículo para 3DJuegos que Ohira es un maestro del anime, con experiencia en Studio Ghibli y trabajos como Kill Bill. Su corto es un ejercicio de estilo, un torbellino visual con música jazz, atmósfera surrealista y capas narrativas que hablan de la muerte y la transformación. Una locura. Es más cercano al videoarte que a un relato tradicional de Star Wars, pero su impacto emocional es innegable. Este tipo de propuesta demuestra que la antología puede ser experimental y artística, pero también subraya la necesidad de Lucasfilm de marcar límites: un episodio tan poderoso visualmente puede maravillar a los aficionados de la animación, pero no a todos los que buscan Star Wars como saga épica y coherente. Dicho eso, me encantaría ver esto en la pantalla grande de un cine.
Imagen de The Ninth Jedi: Child of Hope
Límites claros para preservar la saga
En conclusión, Star Wars: Visions Volumen 3 es una temporada atrevida pero polarizante. Mezcla momentos de grandeza, como The Duel: Payback y Black, con episodios que desafían los códigos más básicos de la saga, como Yuko's Treasure y The Song of Four Wings. La experimentación es un arma de doble filo: puede enriquecer la narrativa y ofrecer personajes memorables, pero también alejar a los fans más tradicionales.
Lucasfilm tiene la responsabilidad de delimitar con claridad qué se considera Star Wars y qué es simplemente entretenimiento inspirado en ella. La antología sigue siendo un laboratorio de creatividad y, cuando funciona, como en Child of Hope o The Smuggler, demuestra que la innovación puede coexistir con la fidelidad a la saga. No creo que a estas alturas ningún fan exija a Visions que se ciña al canon narrativo de Star Wars, pero cuando se pierde la conexión emocional y narrativa, los resultados pueden ser tan desconcertantes como un oso de peluche parlante con capa en Mos Eisley. Star Wars: Visions Volumen 3 no es una temporada para hacer amigos entre todos los fans, y eso es algo peligroso en un momento tan delicado de la franquicia.
Imagen de The Bird of Paradise
Tal vez Lucasfilm debería ser más rígido a la hora de delimitar qué es y qué no es Star Wars
Star Wars Visions un espacio de experimentación, un laboratorio de ideas y un reto visual, pero no puede dejar de ser Star Wars. Algunos disfrutarán de la audacia de los cortos más experimentales, otros se sentirán alienados por los elementos que desafían la lógica de la saga. Pero todos, de alguna manera, participaremos en la conversación que la serie vuelve a generar sobre lo que Star Wars puede y debe ser. Tal vez Lucasfilm debería ser más rígido a la hora de delimitar qué es y qué no es Star Wars a los creadores que invita a participar en estos cortometrajes animados. Más allá del despliegue técnico y visual, que cada uno considerará más afín a sus propios gustos personales, a nivel narrativo hay cosas que, simplemente, no son Star Wars. A mí me recuerdan esos juguetes pirata que puedes comprar por un euro y que son una figura de Son Goku en un blister con el dibujo y el logo de Spider-Man. Ni Goku es Spider-Man ni Spider-Man es Goku. Ya sabéis: Harry Potter Obama Sonic 10. Pues esto es igual, un oso de peluche con capa no es Star Wars (y que me perdonen los ewoks muertos en pos de la lucha contra el Imperio).
Recuerda que Star Wars: Visions Volumen 3 llega el 29 de octubre a Disney+, donde ya puedes ver las anteriores entregas de la antología animada. Prepárate para una temporada que va a generar debates, admiración y, por supuesto, alguna que otra bronca entre los fans de la galaxia muy, muy lejana.
En 3DJuegos | Me sorprende lo poco que se habla de este nuevo anime que tiene todo lo que molaba de los años 90
En 3DJuegos | Haber esperado tanto ha sido un error: Si has pasado de ver este anime, ya estás tardando en ponerte las pilas
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