¿Es posible overclockear tu monitor?

¿Es posible overclockear tu monitor?
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Veamos cómo podemos hacerlo y los posibles riesgos y ventajas de esta práctica.


Si hay algo que nos gusta a los jugadores de PC es trastear con nuestros componentes, por esto, el overclock es una práctica extendida dentro del mundillo y podemos aplicarlo a prácticamente todo lo que forma parte integral de nuestro espacio de juego. CPU, GPU, RAM, son solo algunas de las piezas a las que podemos aplicar esta técnica. La que sin embargo no es tan conocida es la que nos ocupa hoy aquí, y tal vez sea una de las más sencillas, sea el overclock de monitores.

La tasa de respuesta y el overlock

Tal vez haya algunos lectores que estén algo perdidos en esto del overclock. El overclock, consiste en modificar los valores establecidos por el fabricante en un producto para obtener mejor rendimiento a cambio. No es una labor libre de riesgo, el overclocking afectará al consumo de corriente y, por ende, al calor desprendido por el componente afectado, pero sí sabemos que estamos haciendo, rara vez supondrá un problema para la vida útil de nuestros componentes y periféricos.

Cuando hablamos de overclocking, generalmente lo hacemos para referirnos a modificaciones y prácticas que nos permitan alcanzar mayores velocidades del reloj (Por ejemplo, en CPU o GPU). En este caso no haremos esto, si no forzar una mayor tasa de refresco para nuestro panel a través de nuestra configuración gráfica.

La tasa de refresco no es más que el número de fotogramas que el monitor es capaz de mostrar en pantalla, afecta a la nitidez de la imagen y a su fluidez en juegos. Si un monitor es de 60Hz, aunque nuestro equipo sea capaz de ejecutar nuestros juegos a 120 FPS en pantalla no veremos más de 60. Es estándar ha sido durante muchos años 60Hz, pero ahora empezamos a ver de forma común monitores de 120Hz, 144Hz o incluso 240Hz para los más entusiastas.

La inconsistencia del overclock de monitores

Es importante decir, que el resultado de esta práctica no será igual para todos los monitores y habrá modelos que permitan subir su tasa de refresco de manera más o menos significativa, incluso puede que no lo permitan. Todo dependerá de la calidad del panel y cuanto lo haya ajustado el fabricante a su límite para ponerlo a la venta. Sin embargo, dada la facilidad y el bajo riesgo somos libres de probarlo con nuestro equipo.

Cómo hacerlo

El procedimiento por seguir dependerá de nuestra tarjeta gráfica, ya que usaremos el panel de control de nuestra GPU para realizar esta práctica, por lo que iremos por partes.

Usuarios de tarjetas gráficas Nvidia

Dentro del panel de control de Nvidia entraremos dentro de Pantalla y el submenú Cambiar resolución. Una vez ahí escogeremos Personalizar y Habilitar resoluciones no expuestas en pantalla. Seleccionamos nuestra resolución a diferentes tasas de refresco y aceptaremos.

Imagen de {hardware}

Una vez hecho esto, en el desplegable de la derecha podremos escoger la tasa de refresco deseada, es tan sencillo como probar hasta que nuestro monitor deje de dar señal, cuando haga esto habrá alcanzado el límite de su panel y no debemos subirlo de ahí en adelante.

Es posible crear resoluciones personalizadas con una tasa de refresco propia, lo haremos desde la ventana de personalización, introduciendo manualmente la resolución y su tasa. Si desconoces el resto de la configuración, déjala en automático y acepta los cambios.

Usuarios de tarjetas gráficas AMD

Dentro de la configuración de Radeon tendremos que configurar un perfil con la tasa de refresco deseada. Para ello entramos en Pantalla, opciones avanzadas, y dentro de ella Resolución personalizada. Dentro del menú podremos seleccionar manualmente la resolución deseada y la tasa de refresco que esperamos alcanzar. Una vez creada podremos encontrarla en nuestra configuración para la resolución de Windows o en las opciones de panel de control de Radeon.

Imagen de {hardware}

Como en el caso anterior, nuestro límite tendremos que alcanzarlo por ensayo y error, y dependerá de íntegramente del modelo de nuestro monitor.

Comprobaciones y posibles errores

Para comprobar que efectivamente estamos visualizando la resolución con la tasa de refresco seleccionada podemos hacer uso de herramientas y recursos de terceros. Un buen ejemplo es UFO Test, que nos indicará si nuestra pantalla está funcionando a los hercios seleccionados, y que también nos servirá como prueba para un posible problema derivado de esa práctica, el stuttering y el tearing. Que no son más que artefactos y errores de visualización. Cómo hemos dicho, podemos comprobarlo con este sencillo test. Además, tecnologías como el FreeSync, G-Sync o el Adaptive Sync solucionan total o parcialmente estos problemas, pero nuestro consejo general es que tus hércios sean lo más similares posibles a los FPS a los que se ejecutan los juegos.

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