Se agradece ver videojuegos con un compromiso tan claro.
Hace unos meses fui a una exposición de Bansky. Soy de esos que, hace unos años, se compró su libro pensando que era un rebelde, pero ahora que me enfrentaba a su obra cara a cara había algo diferente. Recordé la pintura esa que subastaron por 1.2 millones e, inmediatamente después, sufrió un conato de trituración. Se había convertido en un evento y todos hablaban de lo provocador de ese acto. "Siempre certero, la ha roto", pero por supuesto se me ha ocurrido mirar qué ha sido de aquella obra y el año pasado fue expuesta en Alemania. Tanta rebeldía para acabar dentro del sistema, y todo lo presente en aquella muestra reforzaba esa misma idea de una revolución suave, anticorporativismo cobrando la entrada y todos calmados, no vayamos a perturbar la obra del genio. Me pregunto cuál hubiera sido la reacción si alguien se atreviera a tirar un bote de pintura contra algún cuadro.
Videojuegos.
Through the Darkest of Time no te quiere acomodado y se esfuerza en desestabilizarte cada pocos pasos
Jamás creo que vaya a olvidar la absoluta decepción de ver a Nate Fox hablando sobre cómo había vivido protestas en su niñez, reflexionando sobre cómo la tecnología había evolucionado para vigilarnos mejor y controlar a la población, e inmediatamente después postuló la pregunta más videojuego de la Historia: "¿Qué pasaría si algunas de estas personas tuvieran poderes?". El resultado fue InFamous: Second Son, uno de tantos títulos de rebelión softcore acompañando una larga tradición interactiva. Apenas recuerdo algún videojuego de perfil alto que haya invitado a una reflexión genuina sobre los sistemas que nos gobiernan; la mayoría funcionan como una película distante, una superproducción juvenil como Los Juegos del Hambre para describir un mundo gobernado por lo audiovisual y la cultura del espectáculo sin renunciar a nada de eso por el camino. Viendo sus constantes actualizaciones del modo online, cimentado en sistemas de micropagos, es evidente que GTA V no se cree una sola palabra de lo que predica sobre el tardocapitalismo.
Y entonces llega Through the Darkest of Times, un juego sobre resistir durante el ascenso del nazismo en la Alemania de entreguerras. Lo primero es lo primero: como videojuego tiene carencias y acabo perdiendo el interés en su generación procedural para llevar a cabo operaciones donde no sólo tienes la baraja en tu contra, sino que, de vez en cuando, te prenden fuego a las cartas de tu mano. Pero entonces habla. Muestra paso a paso cómo el partido nacionalsocialista se hizo con el control no sólo del Gobierno sino del pueblo, cómo se extendía la paranoia y la gente empezaba a creer sus propias mentiras. Entonces llega una escena en la que hablas con un amigo que se describía como socialdemócrata, pero te enseña su pin del partido nazi mientras habla sobre cómo "vamos a ayudar a los alemanes".
Es un momento duro.
Y muy parecido a una conversación que tuve hace dos años con unos buenos amigos.
Through the Darkest of Times no te quiere acomodado y se esfuerza en desestabilizarte cada pocos pasos. No sólo desea verte jugando en tensión; también quiere que tuerzas la cara. Quiere ver cómo reaccionas cuando prenden fuego al Reichstag y alguien le echa la culpa a los judíos porque patata. Hace no tanto que se estaba hablando sobre el "peligro" que suponían los MENAs (Menores Extranjeros No Acompañados). El juego está rozando la realidad y cada vez hay menos aire en la habitación. Es una experiencia inquietante.
Lo normal es decir que el videojuego es un entretenimiento, una evasión
Ante estas situaciones, lo normal es decir que el videojuego es un entretenimiento y que el entretenimiento es evasión. A veces esa persona hablando porta el avatar de algún personaje de ficción que le ha marcado profundamente. Otras es alguien que escucha canciones que le hacen sentir menos solo en un mundo caótico. Mirando atrás, es fácil acordarse de qué videojuegos te han marcado, de esos momentos que han contribuido a tu cambio, a que seas más, a definirte. Pero es un entretenimiento. Entiendo que se tenga esa actitud: el videojuego es un espacio seguro, una zona donde tu mayor preocupación es cómo va la partida y si 97% es suficiente como para impactar a ese alienígena. Sacar la cabeza y ver el torbellino de la actualidad es mareante en el mejor de los casos y paralizante cuando muestra su cara más oscura. Aquí estás a salvo.
Pero podrías tantear las paredes y echar un vistazo.
La interacción puede descubrirnos nuevas formas de relacionarnos con nuestro entorno
Through the Darkest of Times es un hacha para abrir una ventana dentro de tu refugio. Sigue siendo un videojuego, no te preocupes, pero mira ahí fuera. Nadie es inmune al exterior. Se agradece ver obras así, con un compromiso claro, que no admiten segundas interpretaciones, que te abofetean con su inconfundible significado. Que son. Que te sacuden la cabeza. Obras como esa, como Cart Life, hacen más falta, porque podemos aprender mucho del videojuego. La interacción puede descubrirnos nuevas formas de relacionarnos con nuestro entorno y aprender del pasado. No todo tiene que ser grafiteros con superpoderes, y evidentemente no pido que el siguiente Smash (¿habrá siguiente Smash?) sea una discusión de las teorías de Gramsci, pero hay significado tras las ideas. No todo tiene que ser un trasfondo del cual cada uno extraiga lo que pueda. Ojalá algún día un AAA esté a la altura de sus propias promesas.