Trata bien a tu periférico, y tu periférico te tratará bien de vuelta, tanto para jugar como para trabajar.
Para algunas de nosotras, lo de colocar una alfombrilla para usar el ratón es algo básico, razonable y práctico, pero para otras personas no tanto, a pesar de que haya varias razones —y de peso— por las que deberías hacerlo; no solo para que funcione mejor tu periférico, sino también para que dure más, así como la propia superficie en la que lo uses. Luego estaría la conversación de si es más cómodo tener una alfombra del tamaño de toda tu mesa, claro, o de qué material te puede interesar más.
No queremos andarnos con mucho prolegómeno, así que vamos a la almendra del asunto. Para tu comodidad (y porque a San Google le gusta más, ya tú sabes), te lo separamos en apartados.
Razones para hacerte con una alfombrilla de ratón
Protege tu ratón
Los ratones cuentan con una suerte de almohadillas rígidas con superficie deslizante para garantizar la menor resistencia a nuestros movimientos. Eso, sumado a un correcto contrapeso garantiza que, sea para trabajar o sea para jugar, encontraremos el grado adecuado de deslizamiento ante nuestros movimientos. Es decir, el verdadero elemento del ratón que está en contacto con la superficie de trabajo o juego son esas almohadillas o cojinetes (en inglés los llaman pies, como analogía de los ratoncitos reales).
Con esto, si esos elementos se degradan, si acumulan suciedad, si directamente desaparecen, acabaremos perdiendo precisión y agilidad de movimiento, amén de literalmente hacer inservible nuestra forma de interacción principal con el ordenador (mira qué buen momento para recordarte que los atajos del teclado bien podrían salvarte el pellejo en una situación así).
Haz la prueba y dale la vuelta a tu ratón, sea como sea. Verás que incluso aunque tenga un tacto suave, ya tendrá algún que otro arañazo. Imagínate el daño que puede hacerle una tabla de madera desnuda durante horas y horas de uso. Hazte con una alfombrilla; primer aviso.
Protege tu mesa
Puede que tu mesa sea de madera, de cristal, de metal o de lo que quieras, pero aunque el tablero, la superficie principal donde descansan durante horas tu teclado, tu ratón, tus muñecas —a veces tus piernas a un lado porque llevas ya 6 horas de trabajo mal remunerado y la vida te puede— sean de apariencia robusta y sólida, los constantes movimientos de tu mano al controlar el ratón generan una inevitable erosión que se va llevando poco a poco las capas de color, de brillo, de mate o del material embellecedor que sea, hasta que empiezan a aparecer marcas.
No quieres nada de eso en tu mesa, ¿a que no? Una alfombrilla protegerá tu mesa de cualquier tipo de marca allá donde caiga. Sí, todo el mundo ha visto lo minimalistas que resultan esos montajes en los que solo hay pantalla, teclado y ratón, sin ningún tipo de alfombrilla, pero… qué pena de mesa. Hazte una alfombrilla; segundo aviso.
Protege tu rendimiento
Desde hace unos años empezaron a aparecer esos sensores venidos del futuro que nos permitían usar los ratones sobre cualquier superficie, incluso el cristal —"¡imposible, aleja ese artilugio de Lucifer!"—, pero dinos con sinceridad: ¿cuántas horas durarías trabajando o incluso jugando colocándolo sobre —pongamos— el pantalón?
Exacto. Lo que necesitas es una superficie que mantenga las mismas cualidades reflectivas y deslizantes durante mucho tiempo. Es la mejor forma de que trabajando no tengas ningún bache que te retrase o provoque tirones en el cursor y, por supuesto, de que jugando todos tus movimientos se traduzcan de la forma más consistente en la pantalla. Ni que decir tiene que como juegues de forma competitiva, no hay mejor forma de empezar a perfeccionar.
Ah, que te hagas con una alfombrilla, tercer aviso.
¿Qué alfombrilla es la mejor para ti?
Entre los años que han pasado desde que se fabricó la primera alfombrilla, el advenimiento del juego competitivo… y la manía de la "Raza Maestra de PC", la variedad y el refinamiento de las alfombrillas son ya muy extensos. No podemos indicarte con precisión cuál es la mejor para ti, pero si te parece bien vamos a enumerar los elementos y variables que puedes encontrarte a la hora de elegir.
- Material: las alfombrillas se fabrican en montones de materiales, desde tela o tejidos plásticos suaves a metal, madera o incluso piel. Prueba texturas y quédate con la que más te convenza, pero ten en cuenta que en este caso lo sintético suele dar mejores resultados competitivos.
- Diseño/color: el primer punto depende puramente de tu gusto. Si hay una alfombrilla tremendamente buena, con un material exquisito y un rendimiento de profesionales pero no te parece bonita, no hay tu tía. Ya puedes encontrar diseños sobrios y neutros, por un lado, pero también cosas locas como impresiones de imágenes, dibujos, memes… por otra.
- Grosor: en este caso entramos más en tus preferencias de tacto más que estéticas. Quizá prefieras que tu alfombrilla sea más gruesa y pesada para que no se mueva tanto, o más ligera para tener las muñecas más pegadas a la mesa, pongamos, o para poder desplazarla más fácilmente.
- Tamaño: el tamaño de tu alfombrilla dependerá de dos factores. El primero es puramente práctico. Si prefieres que su borde no choque con el de tu teclado, o incluso proteger más de la mesa, quédate con una de esas gigantescas, pero el segundo factor que puedes plantearte es, nuevamente, si te gusta cómo queda.
- Iluminación: esta opción es solo estética, dado que los leds no le sirven absolutamente para nada a una alfombrilla de ratón. Si te llama la atención y este es el último periférico sin su RGB, a volverse loco/a.
- Acabado: si optas por una pieza textil o sintética, ten en cuenta que ya hay acabados más finos que incluyen una costura que rodea el borde para evitar que se deshilache o se deshaga tu alfombrilla.
- Extras: como puedes imaginar, la oferta y la demanda han hecho de las suyas, y ya puedes encontrar alternativas con reposamuñecas de nube, superficies de carga inalámbrica para smartphones, etc. Busca, pero no tengas miedo a quedarte con una alfombrilla que haga su trabajo y nada más que su trabajo.
Imagen | Sebastian Bednarek, Jess Bailey, Doina Gavrilov, Studio Proper