Creemos que nuestros teléfonos son bellos y eternos, pero esta buena costumbre soluciona muchos problemas.
Estás en el metro, tranquilamente viendo el último documental que te ha enganchado, y resulta que tu móvil Android te empieza a dar la tabarra: deja de funcionar Internet, va lento, empieza a quejarse mucho… Y seguro que se te ocurre reiniciarlo, ¿a que sí? Entonces podría habérsete ocurrido antes. Efectivamente, un reinicio al día quita mucha tontería, y hasta los mejores teléfonos del mercado necesitan tomarse un respiro.
Hay montones de razones por las que un Android empieza a tener problemas o a presentar fallos, y aunque pudiera parecer que está viejo o que hay algún tema de hardware que está incordiando, es posiblemente alguna app o proceso en segundo plano que no funciona como debería. Ah, y aunque pueda parecer que con cerrar las apps a capón de vez en cuando solucionarás el problema, no es así…
Con el tiempo, Google nos ha ido dando herramientas para ver claramente qué aplicaciones tienen permiso para funcionar en cualquier momento (como ese Happn que tienes abierto a fuego porque crees que una relación llenará el vacío que sientes) o cuáles están baneadas de por vida. El asunto es que para que todo funcione bien, las aplicaciones tienen que estar desarrolladas para funcionar correctamente en la versión de Android que tienes en tu dispositivo.
Aunque no lo sepas, seguro que tienes instaladas varias que no están al día… y que nunca lo estarán, por desgracia. Normalmente no tiene por qué ser un problema, y por eso normalmente todo irá como la seda, pero en ocasiones estas aplicaciones empezarán a padecer de lo que se conoce como "pérdida de memoria" (memory leak en inglés). Esto significa que estarán comiendo recursos como si fuera un buffet libre hasta que el sistema se vea incapaz de seguir adelante.
Y, ojo, ¡esto no es culpa de los desarrolladores! El ecosistema Android es así: abierto, variado. Es inevitable que teniendo decenas de miles de modelos las incompatibilidades y desajustes entre versiones ocurran. Por eso es tan importante reiniciar. Permite que todos los procesos y aplicaciones en la trastienda empiecen desde cero y sin errores. Otras tareas que se llevan a cabo son reubicar la VRAM para la gestión gráfica, borra el pseudo-sistema de ficheros que se usa para controlar el hardware y reinicia las antenas inalámbricas.
Reiniciar el teléfono lo liberará de archivos y datos temporales innecesarios, y también la memoria RAM que tienen ocupada esas aplicaciones pícaras que tanto molestan. ¿Conoces esas herramientas que dicen "limpiar y potenciar" tu teléfono? Nada que un reinicio no sea ya capaz de hacer. Otra cosa, por supuesto, es que encuentres exactamente qué app te está haciendo la vida imposible. Si lo tienes claro, desinstálala y busca una alternativa —si puedes.