Actualmente vivimos, por fortuna, en un momento en el que los videojuegos y el anime se han popularizado tanto que podemos ir a cualquier tienda de ropa y ver cómo grandes marcas sacan colecciones de una serie tras otra. Recuerdo la primera vez que encontré en un establecimiento común una camiseta de Kingdom Hearts. Eso cuando yo era niña era imposible de imaginar. Y a esa época es a la que quiero ir, concretamente al año 2002, para acceder a una de las películas que traspasó fronteras y calló bocas: El Viaje de Chihiro.
¿Por qué El Viaje de Chihiro es tan buena?
Antes de comenzar a hablar de lo especial de una de las mejores películas de Studio Ghibli, me gustaría hacer una pequeña contextualización. Nos situamos en el año 2002, un año más tarde de que Shrek ganara dos Oscar en la recién estrenada categoría de "Mejor película de animación". Por aquel entonces, los niños de los noventa estábamos creciendo con series como Pokémon, Digimon, One Piece o Dragon Ball, series que para nosotros lo eran todos, pero que para nuestros padres eran "los pikachus" o una terminación similar.
Es muy importante entender que el cambio y la popularización, tanto de los videojuegos como del anime, se produjo a raíz de que la generación de los noventa creciera con todo ello, aunque eso no quiere decir que generaciones anteriores no hubiera allanado el camino. Sabiendo esto, podemos entender que en el año 2002, cuando se estrenó Chihiro, la animación japonesa no gozara todavía del estatus de hoy en día. Con todo ello, el estudio ya nos había dejado obras increíbles como La Tumba de las Luciérnagas o La Princesa Mononoke que gozaban de cierto renombre. Sin embargo, todo cambió cuando se estrenó esta cinta.
En ella conocemos a Chihiro, una niña que se ha mudado de ciudad junto a sus padres y acaba perdida en un mundo de fantasía, después de que estos se transformaran en cerdos. Así, se ve obligada a trabajar para una bruja, a la vez que conoce a Haku, aprendiz de esta, y portador de un oscuro secreto. Así nos embarcamos en una historia que tan solo podría salir de la mente de Hayao Miyazaki.
El Viaje de Chihiro es mágica, por muchos motivos. En primer motivo por su animación detallada, llena de personalidad, propia del estudio. Los personajes son totalmente particulares y perfectamente reconocibles, aún sin conocerlos. En segundo lugar, por la historia, perfectamente elaborada en la que encontramos diferentes tramas como el día a día de Chihiro, los intereses de Yubaba, la vida de los trabajadores del lugar, la naturaleza de los padres de la niña, el secreto de Haku...Hay una gran cantidad de personajes con su propia personalidad, como el Sin Cara o el bebé gigante. A nivel estético son icónicos, formando parte de la cultura popular. Yo misma llevo un tatuaje de esta película sin ir más lejos.
Otro motivo por el que tenemos que ver esta película, ya sea por primera vez o una vez más, es por la banda sonora. Absolutamente todas las piezas que escuchamos en la película son simplemente espectaculares, emotivas, únicas y salidas de la mente de Joe Hisaishi. Además, acompañan tan bien a la acción que potencian muchísimo las sensaciones que tenemos como espectadores.
Como no podía ser de otra manera, Chihiro se llevó una larga serie de premios como el Oscar a Mejor película de animación en el año 2002, y también es la segunda película más taquillera de Japón, después de que Kimetsu no Yaiba: El tren infinito le quitara el primer puesto en el año 2020.
Así pues, si nunca la habéis visto, os recomiendo encarecidamente hacerlo, puesto que no hay película igual que ella. Es totalmente apta tanto para niños como adultos, puesto que Miyazaki tiene la habilidad de conectar con todo aquel que le da una oportunidad a sus obras. Además, ahora podemos verla de forma sencilla, y por supuesto en español, a través de Apple TV. Y para los amantes del formato físico, sabed que podéis encontrar su versión Blu-ray a través de Amazon.
Ver 5 comentarios