Apenas dos meses después de su lanzamiento, el que era un pequeño videojuego independiente se ha convertido en un fenómeno viral. Ya casi no quedan creadores de contenido que no hayan dedicado al menos un par de vídeos o retransmisiones en directo a probar Only Up. Resulta tan divertido jugarlo como verlo y basta con echar un vistazo a sus mecánicas para entender por qué es el juego de moda. A fin de cuentas y pese a tener algunos elementos únicos, no tardaremos en encontrar similitudes con otros títulos igualmente virales aparecidos en los últimos años como Getting Over It o Jump King.
Lo curioso con respecto a los títulos que comparten estilo con Only Up es que suelen recibir críticas de una parte de la comunidad que cataloga a este tipo de títulos como videojuegos diseñados solo para streamers. El castigo al cometer errores, que puede hacernos perder una gran cantidad de progreso, está diseñado para generar una gran frustración o momentos de incredulidad que no tardan en situarse entre los 'clips' más populares del canal. Sin embargo y aunque pueda sorprender, los títulos de estas características se lanzaron mucho antes de que existiera YouTube.
Only Up es culpa de un juego flash que salió en 2002
El primer ejemplo de un juego similar a estos títulos de saltos es Booga-Boo. El juego, de origen español, se lanzó para Commodore 64 en los años 80 y tiene un mecanismo de funcionamiento idéntico al de Jump King. El personaje, en este caso una mosca, solo puede moverse por el escenario saltando a izquierda o derecha. Hay que calcular con precisión la intensidad del salto y el daño por caernos es perder una gran cantidad de progreso. En este sentido, es muy similar al ya mencionado Jump King, aunque más corto y limitado debido a que uno se lanzó en 1984 y el otro en 2019.
El primer juego de este estilo del que se tiene registro es Booga-Boo, para Conmodore 64.
Sin embargo, quizá sea aún más llamativo el caso de Sexy Hiking. Este juego, programado en flash de forma pretendidamente cutre y con muchos elementos creados a través de paint, es quizá el que más influencia ha tenido en el género. Salió en 2002 y tuvo cierto éxito desde entonces. Se basa en un personaje que debe desplazarse superando obstáculos, pero que enfrenta la dificultad adicional de no poder usar las piernas. En su lugar, debe engancharse a diferentes zonas del escenario con un martillo que los jugadores controlan utilizando el ratón. Estoy casi seguro de que esta fórmula nos sonará a todos.
Sexy Hiking fue la gran inspiración de Bennett Foddy para crear Getting Over It, lo que le convierte de forma indirecta en el gran responsable de esta oleada de videojuegos de plataformas tan particulares. Bennett explicaba que, aunque había odiado este juego y estaba de acuerdo con algunos colegas que lo consideraban el peor de todos los tiempos, con el tiempo terminó enamorado de él. "Al principio desprecié el juego, pero se convirtió en un meme en la comunidad de desarrolladores independientes y nunca lo olvidé. Años después, cambié de opinión cuando se lo enseñé a mis estudiantes en la Universidad de Nueva York (...) y me di cuenta de que tenía una diseño atemporal", explicaba a PC Gamer en 2018.
Sexy Hiking era un juego pretendidamente bruto con 'assets' creados en Paint.
Getting Over It está a punto de cumplir seis años y se ha convertido en un juego extraordinariamente exitoso. Acumula más de 50.000 reseñas en Steam con un 82% de votos positivos pese a su elevada dificultad y facilidad para generar frustración, habiéndose convertido en una fórmula extraordinariamente popular. En este sentido, del mismo modo que Sexy Hiking influenció a Bennet Foddy, ahora es el creador del Getting Over It el que ha abierto la puerta a que lleguen novedades que apuesten por una fórmula similar. En este sentido, los creadores de contenido no necesariamente han de ser el principal objetivo de los creadores.
Teniendo en cuenta lo bien que está funcionando Only Up en términos de repercusión y ventas, es de esperar que a lo largo de los próximos años veamos más lanzamientos similares. Todas le deberán algo a estos títulos que abrieron el camino y que demostraron que, pese a adaptarse perfectamente a los creadores de contenido, estos videojuegos son mucho más que "cosa de streamers".
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