Sony es muy consciente que el precio es uno de los principales caballos de batalla en cada nueva generación. Ya sabemos cuánto cuesta PS5 y qué ha dado de sí el evento de presentación de la plataforma, ¿pero qué pasó en las cuatro generaciones anteriores? De todo. Te lo contamos en 3DJuegos.
Se da una circunstancia curiosa cuando hablamos de los precios de los distintos gadgets que por una cosa u otra han trascendido en la historia de la tecnología: no es importante el momento en el que Apple puso precio al iPhone 6 y tampoco es importante cuánto costaba la nueva Nespresso anunciada por el George Clooney del momento. Sin embargo, no podemos decir lo mismo del precio de una consola: la industria entera se paraliza ante la noticia y asiste expectante al movimiento de unos y otros. Otra circunstancia que se da es la siguiente: nadie juega mejor a ese juego que PlayStation.
La historia ha demostrado por activa y por pasiva que no es exagerado decir que el precio de una consola de nueva generación acaba siendo la carta ganadora de la plataforma. Es algo que por las buenas y las malas sabe bien Sony, pero es probable que lo que tú no sabes es que prácticamente todas las veces en las que la firma nipona ha desvelado el precio de su máquina se ha dado una buena historia que, por una u otra cosa, ha cambiado la generación en la que participaba cada una de las PlayStation lanzadas al mercado.
Hoy en 3DJuegos hemos querido repasar los nombres, las cifras y las personalidades tras cada una de las historias que cambió cada generación para conocer los aciertos, errores y circunstancias que llevaron a la firma a triunfar o fracasar con sus PlayStation.
PlayStation 1
Nunca hubo batalla para PlayStation, que acabó imponiéndose
No nos vamos a sumergir en la historia de siempre, pero sí vamos a hacer un pequeño resumen que nos ayude a conocer, qué llevó a Sony a lanzarse al territorio de las consolas. Un acuerdo roto entre Nintendo y Sony llevó a los segundos a pensar en adentrarse en la industria con su primera generación de PlayStation, mientras que los segundos, sin saberlo, crearon una de sus más importantes competencias al decidir pactar con Phillips un acuerdo de colaboración que no acabó resultando provechoso para nadie. Se tiene que vivir lo que pasó a mediados de los 90 o consultar fuentes fidedignas para entender cómo se veía a la consola entonces: era prácticamente una intrusa.
Nintendo dominaba el mercado con Super Nintendo y no tenía ninguna prisa por presentar su nueva generación de consolas mientras los 16 bits siguiesen siendo provechosos para los de Kioto. Sega, por su parte, tenía un guirigay interno entre americanos y japoneses que acabó explotando en una de las guerras civiles más trágicas que se recuerdan en una empresa de videojuegos. ¿Qué hacía Sony mientras tanto? Trabajar en el golpe maestro que preparaba para el E3 de 1995, el primero de la historia y con unas conferencias de prensa que ahora serían del todo ilógicas: se celebraron todas en un mismo lugar y los distintos representantes fueron desfilando de uno en uno por el escenario.
Nintendo no sabía ni por dónde le soplaba el viento y tiró del mandamás de Nintendo en Estados Unidos, Howard Lincoln, para hablar de la piratería en la industria del videojuego. Sega, por su parte, desveló Sega Saturn en tierras americanas y presentó una campaña de lanzamiento insólita en su tiempo: la consola se iba a lanzar en distintos comercios norteamericanos justo al acabar la conferencia por un precio de 399 dólares. ¿Con qué no contó Sega tras su surrealista presentación y sus inmejorables intenciones? Primero, que muchas tiendas que se quedaron fuera de la promoción se declararon en armas contra la firma japonesa. Segundo que el catálogo de juegos quedó desierto hasta el lanzamiento real de la consola a finales de 1995, lo que irritó a sus primeros y confiados compradores.
Turno de Sony. El presidente de Sony Computer Entertainment, Steve Race sube al escenario, ordena sus folios y se dirige al público. “299 dólares”. Recoge sus papeles y se va. Aplausos para la intrusa y da por comenzada la gran guerra de los 32 bits. Guerra que, a pesar de los excelentes números de Sega Saturn en Japón y su envidiable catálogo con producciones que no llegaron a Europa o América, nunca hubo batalla para PlayStation, que acabó imponiéndose con soltura a los 32 bits de Sega y marcando un antes y un después en la industria de los videojuegos. Sega no se iba a rendir y comenzó a pensar en su siguiente gran sueño: Dreamcast.
PlayStation 2
PS2 acabó convirtiéndose en la reina de la generación
Finales de los 90 es una época maravillosa para la industria del videojuego. Si revisamos el año 1998, de hecho, tenemos una colección de títulos que son, sin duda, algunos de los mejores que se han lanzado nunca. Finales del 98 también fue la fecha para el lanzamiento de una de las consolas más queridas de la historia, Dreamcast, que aprovechó el impulso de Sega en los salones recreativos para transportar todos los grandes éxitos de la placa Naomi a su circuitería. No sólo se apoyó de joyas como Crazy Taxi o Sega Rally 2 para triunfar: también contó con otros trabajos excepcionales como Sonic Adventure, que le valió a Sega y al Sonic Team como el regreso de la mascota tras una generación prácticamente en blanco.
Nintendo, por su parte, tenía Nintendo 64 en el mercado en un momento dulce y ya pensaba en Dolphin, la consola que acabaría convirtiéndose en GameCube. ¿Qué tenía Sony entre manos? Las primeras noticias sobre PlayStation 2 llegan en marzo de 1999: entonces ya se hablaba de la alianza de Sony con Toshiba para la creación de su procesador y se ofrecen los primeros detalles de una nueva batalla generacional en la que solo estaba compitiendo Dreamcast, lanzada unos meses antes en Japón y que ya atesoraba un fantástico catálogo de éxitos nacidos de la propia Sega y distintas third-parties.
No importó demasiado: PS2 acabó convirtiéndose en la reina de la generación y en la consola más vendida de la historia. Una de las claves de la plataforma, más allá de tener uno de los mejores catálogos de la historia del videojuego, estuvo en el hecho de incorporar un lector de DVD de bajo coste, lo que ayudó a la máquina a colarse en casa de de una amplia gama de usuarios, jugadores o no de videojuegos. Tendríamos que esperar hasta mediados de septiembre, a pocos días de la apertura del Tokyo Game Show 1999 para conocer los primeros detalles de la máquina y sus juegos. Entre ellos, claro, el precio: 39.800 yenes de la época, unas 80.000 pesetas, unos 480 euros al cambio.
El precio no fue una gran pieza en la batalla de los 128 bits, porque el lanzamiento de las otras plataformas aún tardaría en efectuarse y tuvieron que remar contra dos consolas que ya estaban en el mercado atesorando juegos y éxito. Para lo que sirvió el precio de PS2 fue para convencer a los indecisos que querían dar el salto a la next-gen y dudaban entre la propuesta de Sony y Sega. El giro de los acontecimientos y lo que tardaron en llegar GameCube y Xbox ayudaron a brindar en bandeja el triunfo a PS2. Microsoft, sin embargo, comenzó a trabajar en su segunda generación de consolas y no dudaría en presentar batalla a Sony. Spoiler: lo lograría.
PlayStation 3
La conferencia pasaría a la historia por la mítica demostración de Killzone 2
Hay que entender una circunstancia a la hora de hablar de PlayStation 3: Sony pensaba que tenía la guerra ganada hiciese lo que hiciese, pero no todo valía ya con Xbox 360 en el mercado. La primera vez que supimos de la plataforma de Microsoft fue en en el E3 2005, unas semanas después de que Microsoft hiciese lo propio con con su consola de nueva generación en un evento de MTV presentado por Frodo, Elijah Wood. La realidad es que los cimientos de Xbox 360 alucinaban a propios y extraños, con futuros lanzamientos como Gears of War que parecían ciencia ficción entonces. Peter Moore y su equipo venían a acabar con la hegemonía de Sony en el hardware doméstico.
La presentación de Sony en 2005 fue bastante prometedora: se mostró la consola en distintos colores, se enseñó el diseño de su nuevo y atrevido mando (al que Internet no tardaría en bautizar como Banana Phone). La conferencia pasaría a la historia por la mítica demostración de Killzone 2, una muestra irreal del hardware de Sony que logró enfadar a todos los jugadores del planeta. No coló y la culpa se la repartieron entre la firma japonesa y Guerrilla, manteando uno de los momentos más bochornosos vividos en una conferencia de E3. La firma no respetó las fechas originales y postergó su lanzamiento hasta 2006, lo que le permitió tener un segundo round en Los Ángeles. Nadie avecinaba el desastre que se venía.
La conferencia del E3 2006 de Sony se recuerda como una de las más anodinas presentaciones jamás hechas en el evento de Los Ángeles. Deparó algunas de las bromas más famosas de la pasada década, como la de Genji con “Giant Enemy Crab”, la efusividad de Kaz Hirai con Ridge Racer o la retirada definitiva del Banana Phone, que fue sustituido por un Sixaxis… sin vibración, porque según las palabras de la propia Sony “la vibración es cosa del pasado”. Recogería cable pronto lanzando DualShock 3 unos meses después. El momento del precio, definitivamente, fue la última pieza que coronó una presentación que no dejó a nadie contento: 600 euros la versión de 60 gigas retrocompatible con las anteriores generaciones de PlayStation… una facultad que perdería poco después.
PlayStation 3 acabó remontando y congregando un gran catálogo de éxitos por parte de third parties y los distintos estudios de PlayStation. Las ventas le acompañaron y diluyeron los pésimos primeros meses de la plataforma. Pero el éxito de PS3 quedó lejos del de PS2. Su catálogo atesoró producciones de la categoría de la saga Uncharted, Assassin’s Creed, Mass Effect, Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots o God of War 3. Acabó la generación con una maravilla atemporal como The Last of Us, que acabó poniendo un broche a la tercera PlayStation que, seguramente, nadie esperó en aquellas presentaciones tan decepcionantes.
PlayStation 4
Sony apuntó todas las claves que molestaron a los jugadores de Xbox One
La generación de PS3 no estaba terminando mal, por lo que Sony encaró la presentación de PS4 con aires renovados y ganas de ejecutar y complacer los deseos de jugadores y desarrolladores desde el mismo inicio de la generación. La máquina se presentó en febrero de 2013, no llegó a mostrar la consola, pero sí mostraron los primeros videojuegos. En los últimos días de la primavera de 2013 se retoma la contienda: Microsoft presenta Xbox One, le pone precio y anuncia una serie de medidas que no son tomadas nada bien por la comunidad. 499 euros, Kinect obligatorio y una serie de medidas que obligaban al usuario a estar on-line siempre que quisieran jugar y ponía en jaque a la compra-venta de segunda mano o el mero hecho de prestar videojuegos físicos a otros amigos.
Fueron semanas movidas en las que la empresa de Redmond no supo subrayar las bondades del nuevo paradigma que proponían. De hecho, parecía haber una insana necesidad de explicar las cosas malas del modelo y obviar muchas bondades que en 2013 sonaban a locura y que hoy están más que asentadas entre los usuarios. El paralelismo con la actual generación es evidente: PlayStation 5 cuenta con un modelo de juego tradicional mientras que Xbox Series X apuesta por un sistema basado en servicios. En la elección está el gusto, pero en 2013 no se consintió y el primer paso de Xbox One no pudo ser más difícil de corregir para la firma.
Llegados al E3, Sony apuntó todas las claves que molestaron a los jugadores de la recién anunciada de Xbox One y no dudó en hacer sangre para anunciar que PlayStation 4 sería compatible con juegos usados, se permitiría prestar juegos a tus amigos, no haría falta estar conectado siempre para jugar y no necesitarás hacer ningún tipo de autentificación para disfrutar de la consola. Un genuino brindis al sol en el que la firma no sumaba nada nuevo al modelo de negocio o cambiaba pieza alguna de lo que se había entendido siempre en la industria. Un genuino brindis al sol. La gente estalló en aplausos y prácticamente se llevaron el E3 solo contradiciendo a Microsoft. El arma, sin embargo, fue el precio: 100 euros más barata que Xbox One.
No acabaron ahí las bondades de PS4 con jugadores y la propia industria. La consola y Sony se las ingeniaron para conseguir cautivar a los desarrolladores con unas comodidades que no fueron capaces de ofrecer en la pasada generación de consolas, en la que batallar contra Cell fue una de las normas principales a la hora de batallar contra los principales desarrollos exclusivos y multiplataforma de la generación de la tercera PlayStation. Xbox One, por su parte, fue capaz de extraer y mutar las ideas de Don Mattrick y su equipo y cambiar a las bondades actuales de Phil Spencer, encarando un inicio de generación con Series X y Series S muy distinto al de One.