Es bien sabido que Nintendo no le teme a nada en lo referente a innovaciones en la industria de los videojuegos. La compañía nipona nos sorprende generación tras generación con dispositivos tan inéditos como originales, todos ellos con características destacables tales como una pantalla táctil novedosa para la época, funciones de perspectiva en 3D, conceptos híbridos y más. Sin embargo, y a pesar de este conocido historial en su negocio, la Gran N también es capaz de trasladar sus bártulos a terrenos tan insospechados como el de las carreras de aceleración. Sí, esas competiciones a lo Fast & Furious que, en primera instancia, jamás relacionarías con los padres de Super Mario y The Legend of Zelda.
Fuente: web de Martin Lindell.
Y este inesperado paso dio lugar a situaciones todavía más insólitas que quedaron para el recuerdo. Porque, como puedes apreciar en las fotos que acompañan este artículo, la Gran N participó en jornadas joviales que incluían vehículos rojos pintados con el logo de Nintendo, disfraces que juntaban a su archiconocido fontanero con las clásicas Tortugas Ninja y, en resumidas cuentas, varias propuestas particulares que buscaban dar espectáculo en pistas automovilísticas. Pero los fabricantes de Nintendo Switch no estaban solos en esta aventura por las carreras de aceleración, sino que contaban con la ayuda y guía de una figura tremendamente relevante en el mundillo: Tony Dönges.
El apasionado de la conducción que obtuvo el apoyo de Nintendo
"Había mucha gente que quería una foto con Mario y el coche" (Tony Dönges)
Como relata Martin Lindell, coautor del libro 'Super Nintendo en Suecia', en su propia página web, Tony Dönges fue uno de los conductores más importantes del país en el terreno de las carreras de aceleración. Junto a su hermano Stefan, disfrutó de esta afición durante 22 años y participó en muchas competiciones, tanto nacionales como internacionales, que le ayudaron a ganar un renombre en el sector. Y, con cada nueva victoria, aumentaba el número de compañías interesadas en patrocinar sus potentes vehículos.
Es aquí donde entra Bergsala, una firma suiza que ha estado operando como distribuidora oficial de productos Nintendo en países nórdicos desde el año 1981. Teniendo en cuenta que los hermanos Dönges eran dueños de Toys Leksaker & Hobby, una tienda de juguetes comprada en 1983 que gestionaban de forma paralela a su participación en el mundo del automovilismo, el dúo había establecido buenos lazos con Bergsala tras varios meses de colaboraciones relacionadas con juguetes de la Gran N. Y esto dio paso a la idea de llevar las reconocidas figuras de Nintendo a las carreras de aceleración.
"La tienda de juguetes era un gran cliente para Bergsala, y probablemente eso fue lo que nos influyó cuando llegamos ahí y preguntamos si querían ser el sponsor principal de la carrera" explicaba Dönges. "Como siempre, pedimos poco dinero. Gran parte del dinero de la promoción se usó para coser la ropa del equipo y pintar el coche". De este modo, el resultado de la inesperada unión se vio en camiones gigantescos que mostraban el logo de Nintendo, vehículos a juego, vestimentas relacionadas con la marca de videojuegos y hasta disfraces de Super Mario y las Tortugas Ninja. "Cosimos un disfraz de cuerpo entero de Mario. Seguía las carreras y paseaba por las plataformas de salida. Había mucha gente que quería una foto con Mario y el coche".
Vehículos patrocinados por Nintendo y SEGA compitiendo en una carrera de aceleración. Fuente: web de Martin Lindell.
Dos mundos, un negocio
Como sucede con toda buena colaboración, Nintendo también sacaba un beneficio de llevar su marca por las carreras de aceleración de los hermanos Dönges (quienes habían fabricado hasta merchandising de Dönges Bros.). Para ofrecer un entretenimiento adicional en las carreras organizadas allá por 1992, los responsables llegaron a llenar los gigantescos camiones rojos con unidades de SNES que se podían probar de forma totalmente gratuita. Además, estas jornadas presentaban beneficios adicionales a las familias con miembros pertenecientes al Club Nintendo.
Así que, teniendo en cuenta que ambas partes salieron ganando en el acuerdo, los Dönges y Nintendo (vía Bergsala) mantuvieron esta colaboración durante años. De hecho, los vehículos pintados con motivo de la promoción en carreras de aceleración se usaron asimismo en anuncios de Bergsala relacionados con eventos del Club Nintendo y tours por centros comerciales importantes; todo ello para promocionar SNES y otras iniciativas alejadas del mundo del automovilismo.
Por desgracia, este sueño febril terminó en 1993 cuando Bergsala decidió no extender el contrato de promoción. A fin de cuentas, la devaluación de la moneda sueca afectó significativamente a la distribuidora oficial de Nintendo, lo que provocó que los directivos paralizaran la inversión de grandes cantidades de dinero. Igualmente, los hermanos Dönger siguieron organizando carreras de aceleración durante dos años más y ahora, en su larga trayectoria, pueden presumir de haber colaborado con uno de los pesos pesados de la industria de los videojuegos.
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