El conflicto tecnológico que viven Estados Unidos y China ha dado un nuevo paso. Unos meses atrás, conocimos que los norteamericanos habían decidido vetar la venta de tecnologías avanzadas a los asiáticos. Por ello, opciones como la RTX 4090 ha desaparecido de los mercados chinos y se ha sustituido por una unidad menos ambiciosa. Y, como era de esperar, los intentos de veto de Estados Unidos han tenido su respuesta y los asiáticos ya han dado luz verde a una medida que anunciaron el pasado 26 de diciembre.
Como señala Techspot en una reciente publicación, China ha introducido nuevas directrices para sus ciudadanos. En el pasado, el país asiático vetó el uso de los iPhone en organizaciones gubernamentales, un aspecto que ha provocado la caída de Apple en el país. Sin embargo, este fue solo el primer paso, ya que los altos cargos del país anunciaron el pasado 26 de diciembre que introducirían normas para vetar el uso de procesadores y programas informáticos estadounidenses en sus ordenadores y servidores. Y, tres meses después, la medida ha entrado en vigor.
China quiere desprenderse de su dependencia tecnológica
De esta forma, la legislación afecta a las CPU de empresas como Intel y AMD, a opciones como Microsoft Windows y al software de bases de datos de fabricación extranjera. Así, tendrá un impacto en la economía de las firmas norteamericanas, ya que China fue el mayor mercado tanto de Intel en 2023 (con una cuota del 27% y unos ingresos de 54.000 millones de dólares) como de AMD (con una cuota del 15% y unos ingresos de 23.000 millones de dólares). Microsoft, con solo el 1,5% de sus usuarios procedentes de China, no sufrirá un revés tan grande.
Así, si bien esta medida no impide que se utilicen estos artefactos entre los equipos de los ciudadanos, sí veta el uso de los mismos en los ordenadores del Estado. De hecho, forma parte de la iniciativa Made in China 2025, un proyecto que busca dejar atrás la dependencia de tecnologías extranjeras a la vez que apostará por las locales. Sea como fuere, China ha dado un nuevo paso en su particular batalla tecnológica contra Estados Unidos y, como suele suceder, el próximo movimiento seguramente caiga del lado de los norteamericanos.
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