En la última década, pocos fenómenos se comparan al alcance que han tenido las redes sociales. Plataformas como Twitter, Facebook o Instagram congregan a diario a miles de millones de usuarios que comparten su vida, comentan las tendencias y llevan a cabo otro tipo de acciones que les mantienen conectados a este particular universo digital. Sin embargo, en alguna que otra ocasión las acciones de estos rozan (e incluso sobrepasan) lo absurdo. Y, como revela el portal Ars Technica, esto fue lo que sucedió con Katharine Grawe, una cirujana plástica que ya no podrá ejercer en Ohio.
Ohio es uno de los cincuenta estados que forman la composición geográfica de Estados Unidos. Según los datos de 2019, el estado de Ohio es el séptimo más poblado de EE.UU. con casi 12 millones de habitantes, una cifra que demuestra el impacto que tiene la población de esta región. Y, para desgracia de Grawe, ya no podrá ejercer ni la medicina ni la cirugía en dicho estado, una situación provocada a raíz de una curiosa maniobra que demuestra los límites difusos de las redes sociales: desde hace meses, Grawe transmitía operaciones en directo en su cuenta de TikTok.
La doctora estaba más pendiente de la cámara que del paciente
Al parecer, como recoge Ars Technica, la junta tomó esta decisión después de haber suspendido a Grawe en noviembre de 2022. En su cuenta llamada “doctora Roxy”, esta retransmitía operaciones en directo, una situación que le llevó a acumular millones de reproducciones y cientos de miles de seguidores. Sin embargo, durante dichas operaciones estaba más pendientes de aspectos como la posición de la cámara o los comentarios, una situación que llevó a la junta a prohibir a Grawe ejercer la medicina en todo el estado.
Según detalla el mismo portal, varios pacientes sufrieron negligencias médicas como consecuencia de las malas praxis de la cirujana. Entre estos, por ejemplo, se encontró el “intestino delgado perforado” de una paciente o los “calambres y dolor abdominal intenso” de otra que perdió parte de su intestino delgado. De esta forma, Grawe no podrá volver a ejercer en el estado en el que trabajaba desde hace años. Y, para su desgracia, todo se debe a su afán de crecer en redes sociales por encima de realizar su trabajo de forma eficiente.
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