El 1 de abril de 1976, hace casi 50 años, tres aficionados a la tecnología hicieron historia cuando fundaron Apple, una de las firmas más reconocidas del planeta. En la actualidad, la mayor parte de las personas que conocen la compañía están familiarizadas con los nombres de Steve Jobs y Steve Wozniak, los célebres Steve que estuvieron detrás de los primeros pasos de la compañía de la manzana mordida. Sin embargo, lo que muchos desconocen es la historia de Ronald Wayne, el tercero en discordia que renunció a lo que potencialmente hoy serían 290 millones de euros y, como él mismo reconoce, no se arrepiente de ello.
Como recoge el portal JeuxVideo, Wayne conoció a Jobs y Wozniak en las filas de Atari, el gigante del mundo de los videojuegos en el que estos dieron sus primeros pasos. Una vez allí, el trío hizo migas y comenzaron a compartir intereses y visión sobre la industria tecnológica, una situación que llevó a Wozniak y Jobs a reunirse en la casa de Wayne para discutir sobre la creación de una empresa que, como muchos sabrán a estas alturas, se trataba de Apple. Y, como agradecimiento, los Steve decidieron que un 10% de la compañía pertenecería a Wayne, quién formó parte de los primeros pasos de la firma.
En la actualidad vive en una casa móvil y colecciona sellos
Durante su periplo en Apple, Wayne escribió documentación del Apple I, diseñó el primer logotipo de la empresa y llevó a cabo distintas labores junto a Wozniak y Jobs. Sin embargo, reconoce que se estaba haciendo mayor y los Steve “eran dos huracanes”, razón por la que tomó la decisión de no asumir riesgos, abandonar la compañía y vender su participación. Por aquel entonces, vendió sus acciones por 800 dólares, el equivalente a 4.232 dólares actuales si ajustamos la inflación. Hoy, casi medio siglo después, dichas acciones valen 290 millones de dólares.
Sin embargo, Wayne no se arrepiente de la decisión que tomó. Según él mismo reconoce, nadie podía predecir “el crecimiento de Apple”. De hecho, llegó a rechazar varias ofertas de trabajo de Jobs, quién siempre deseó que Wayne volviese a formar parte de la compañía, pero este ya se había centrado en su verdadera pasión: la numismática (colección de monedas, billetes y similares) y los sellos. Por ello, en la actualidad vive en una casa móvil en Nevada y, desde allí, a sus 89 años sigue vendiendo monedas y sellos. Y, como él mismo ha asegurado, sigue sin arrepentirse de haber dicho adiós a una auténtica fortuna.
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