Tesla, la compañía de automóviles de Elon Musk, está siendo investigada por el mal rendimiento que ofrecen parte de su flota de vehículos. Hace unos meses, la justicia ya puso el ojo en la firma después de comprobar que el piloto automático había sido el principal culpable de más de 700 accidentes que, por desgracia, se habían cobrado la vida de 17 personas. Sin embargo, en esta ocasión Tesla está en tela de juicio por un aspecto tan crucial como fatídico de los Model 3 y Model Y de la compañía: los volantes se congelan sin explicación aparente.
Como recoge el portal The Verge en una reciente publicación, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera (NHTSA) ya ha recibido una docena de quejas que alegan la pérdida de control tanto de la dirección como de la dirección asistida. Como consecuencia, los usuarios señalan que solo pueden mover el vehículo hacia delante o hacia detrás, una situación que les lleva a tener que recurrir a servicios de rescate de emergencia. Y, por ese motivo, se ha iniciado una investigación que podría afectar a cerca de 280.000 vehículos.
Tesla está en el ojo del huracán por este problema
Aunque Ford también tuvo que retirar recientemente casi 900.000 camiones por un fallo relacionado con los frenos de emergencia, el nombre de Tesla se suele asociar a problemas como el que hoy investiga la NHTSA. En el pasado, la firma de Elon Musk ya tuvo que actualizar el software de 1,1 millones de vehículos en China por un problema relacionado con el frenado y la aceleración. Y esto, sumado a la investigación en curso sobre el piloto automático, ha llevado a la compañía a tener que enfrentar varios frentes en apenas unas semanas.
Sea como fuere, la investigación podría llevar a Tesla a lanzar una actualización que, en resumidas cuentas, busque solucionar estos problemas de dirección. En otro orden de cosas, Elon Musk también se encuentra de actualidad por los últimos cambios de Twitter, una red social que ahora ha pasado a llamarse X. Y, para celebrar este cambio, Musk decidió colocar una X gigante en la sede de San Francisco de la compañía, una decisión polémica que no tardó ni 48 horas en ser revocada.
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