Estaba el otro día revisionando Marte (The Martian), aquella película donde una vez más Estados Unidos debía gastar una ingente cantidad de dinero para salvar a Matt Damon de la muerte, esta vez tras ser "olvidado" por sus compañeros en una misión al cuarto mundo del sistema solar. El film fue un rotundo éxito, y dejó claro la intriga que generaban entre los espectadores este tipo de aventuras espaciales.
En total, el largometraje dirigido por Ridley Scott recaudó 630,6 millones de dólares con un coste de inversión de 108 millones de dólares. Pero en el año 20000 las historias de supervivencia en Marte no lo tuvieron nada fácil, y eso que lo intentaron por partida doble, estrenando con muy pocos meses de diferencia Misión a Marte de Brian de Palma y Planeta rojo de Antony Hoffman.
La primera he de admitir que me sedujo durante muchos años, narrando una historia rica en elementos de misterio y ciencia ficción que invitaba a reflexionar y que sin duda vendía como muy pocos lanzamientos en esta época el amor por la conquistas del cosmos. Sin embargo, mi opinión no fue la compartida por los críticos de la época, ni tampoco por la audiencia, que no dudó en machacarla y ponerle muy cuesta arriba el hacer una taquilla lo suficientemente grande como para recuperar su inversión de cerca de 100 millones de dólares.
Un reparto de lujo para una aventura en Marte que solo recaudó 33,5 millones de dólares. Un desastre
Peor aún le fueron las cosas a Planeta rojo. Teniendo que competir con el recuerdo dejado por Misión a Marte, la cinta protagonizada por nada menos que Carrie-Anne Moss, en boca de todo el mundo tras arrasar un año antes con The Matrix, y el no menos conocido Val Kilmer apostó por una historia más futurista y con algo más de acción y robots asesinos que a mí, personalmente, no me atrajo.
"Con la Tierra al borde del desastre ecológico, un equipo de astronautas viaja a Marte en una misión que busca garantizar la supervivencia de la raza humana. Sin embargo, tras un aterrizaje forzoso, se quedan aislados de la nave que debía protegerlos y vulnerables en la superficie hostil del planeta rojo".
La producción tuvo un presupuesto algo menor al de Misión a Marte, de 80 millones de dólares. Sin embargo, la recaudación fue sumamente inferior a la obtenida por el primer largometraje, de apenas 33,5 millones de dólares, y protagonizó uno de los mayores fracasos de los últimos 25 años en cines provocando, junto al film de Brian de Palma antes mencionado, que todos en Hollywood se olvidaran de Marte durante una larga temporada.
Planeta rojo puede verse actualmente a través de Movistar+, mientras Misión a Marte no está disponible para su visualización a día de hoy en plataformas.
La conquista de Marte continuará en Para toda la humanidad, de vuelta muy pronto en Apple TV+
Por suerte no hay mal que 100 años dure y en 2016 pudimos disfrutar de Marte (The Martian), aunque su estreno de momento no ha animado a ofrecer grandes historias de exploración del mundo planeta rojo, habiéndose estrenado hasta la fecha historias muy menores como Un espacio entre nosotros. Mejor le está yendo al mundo vecino en televisión, especialmente con Para toda la humanidad que en unas semanas estrenará su cuarta temporada en exclusiva por Apple TV+.
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