En sus inicios, E.T. El Extraterrestre no era el entrañable y amigable alienígena que todos conocemos. Antes de que Steven Spielberg llegara a la pre-producción, el proyecto se titulaba Night Skies y estaba destinado a ser una película completamente diferente. La idea original de Universal era hacer una secuela de la exitosa Encuentros en la Tercera Fase, pero con un enfoque mucho más oscuro y aterrador.
En Night Skies, el argumento giraba en torno a un grupo de malignos alienígenas que aterrorizaban a una familia rural y mataban brutalmente al ganado con solo tocarlo con sus largos dedos, que emitían una luz siniestra. La película estaba destinada a ser un thriller de ciencia ficción de terror, con escenas sangrientas y perturbadoras. Si pensabas que E.T. es traumática tal como es ahora, no tienes ni idea de la que te has librado.
De película aterradora a clásico familiar
Todo cambió cuando Steven Spielberg y la guionista Melissa Mathison se involucraron en el proyecto. Spielberg, quien inicialmente solo se planeaba producir la película, comenzó a cuestionar la oscuridad del concepto original. A medida que desarrollaba la trama, Spielberg se sintió atraído por una subtrama que involucraba a un miembro benevolente de la raza alienígena que formaba una amistad con el hijo autista de la familia. Y es que durante su infancia, Steven Spielberg experimentó problemas familiares relacionados con el divorcio de sus padres. Esta experiencia personal influyó en su decisión de dar un tono familiar y centrado en la amistad en la película de E.T., reflejando la necesidad de aceptación, conexión y amor incondicional que él mismo buscaba durante su niñez.
Juntos, Spielberg y Mathison decidieron dar un giro radical al argumento y crear una historia de amistad y empatía entre un niño y un alienígena. La nueva trama se centraría en la relación entre el pequeño Elliott y el amigable extraterrestre, cuya inocencia y ternura contrastarían con la oscuridad inicialmente planteada en Night Skies.
Imagen: Amblin Entertainment, Inc.
De Night Skies a E.T. y Yo
Con la decisión de cambiar el concepto de Night Skies, Spielberg y Mathison se embarcaron en la creación de una nueva historia que reflejara estos nuevos valores. Inicialmente titulada "E.T. and Me", la trama se centró en la conexión especial entre el niño y el alienígena, explorando especialmente el tema de la aceptación. El guion fue meticulosamente trabajado para evocar una gama completa de emociones en el público, desde risas hasta lágrimas. La transformación de Night Skies a "E.T. and Me" fue un proceso creativo desafiante, pero Spielberg y Mathison estaban decididos a contar una historia que dejara una huella duradera en la audiencia, pensando especialmente en el público más joven.
Rick Baker trabajando en el modelo original de los alienígenas de Night Skies
Finalmente, el título de la película cambió una vez más, y se convirtió en E.T. El Extraterrestre. Con este nuevo título, Spielberg y su equipo dieron el último toque a la historia y se prepararon para dar vida a uno de los personajes más queridos en la historia del cine. El nuevo título trataba de contentar a Universal, que albergaba dudas con los cambios ya que buscaba un taquillazo orientado al público adulto que replicara el éxito de otros estrenos del género de ciencia-ficción de la época como el Alien de Ridley Scott. Curiosamente, los primeros avances promocionales de la película todavía tienen un tono más cercano al misterio y al terror que a la idea generalizada que hoy tenemos de lo que es E.T.
El proceso de filmación fue un desafío, ya que se necesitaban efectos especiales innovadores para crear al adorable alienígena y darle vida en la pantalla. Rick Baker, el especialista en efectos especiales que había trabajado en Night Skies, tuvo que adaptar su visión original y colaborar con Carlo Rambaldi para crear el icónico diseño de E.T.
Imagen: Amblin Entertainment, Inc.
Estreno e impacto cultural
El estreno de E.T. El Extraterrestre en 1982 fue un acontecimiento cinematográfico sin precedentes. La película fue recibida con elogios de la crítica y se convirtió en un fenómeno de taquilla, superando incluso a Encuentros en la Tercera Fase como la película más taquillera de Steven Spielberg hasta ese momento. La imagen icónica de Elliot y E.T. volando en una bicicleta se convirtió en un símbolo de la película (y en el logotipo de la productora de Spielberg, Amblin) y ha perdurado como un ícono cultural.
Por otro lado, también tenemos el legado de Night Skies, que se negó a desaparecer y que siguió dejando su huella en otras películas. Aunque Night Skies nunca llegó a la pantalla grande tal como se ideó originalmente, su influencia se ha sentido en otras producciones cinematográficas. El propio Spielberg y su equipo tomaron elementos de Night Skies y los incorporaron en películas posteriores, como Poltergeist y Gremlins.
Imagen: Amblin Entertainment, Inc.
La idea de una familia acosada por seres extraterrestres se materializó en la película de terror sobrenatural Poltergeist, dirigida por Tobe Hooper y producida por Spielberg. Aunque no era una adaptación directa de Night Skies, Poltergeist compartía similitudes temáticas y narrativas con la idea original, especialmente en la idea de la familia que padece el ataque del mundo sobrenatural. En el caso de Gremlins, dirigida por Joe Dante y producida por Spielberg, se inspiró en Night Skies para la creación de los gremlins, especialmente el líder malicioso, Stripe. Aquí no se tira nada..
La transformación de Night Skies a E.T. El Extraterrestre es un ejemplo de cómo una película puede evolucionar de manera insospechada. Seguramente, sin las modificaciones de Spielberg, Night Skies no habría disfrutado del mismo éxito que E.T. La decisión de Steven Spielberg y Melissa Mathison de dar un giro hacia la ternura y la empatía, en lugar de quedarse con la oscuridad inicialmente planteada, dio lugar a una película que alcanzó a un público mucho mayor. Y con todo, no deja de tener todavía algún que otro momento aterrador.
En 3Djuegos | La primera versión de Superman era tan siniestra y política que nadie quería publicarla