A comienzos de los años noventa, el estudiante y más tarde director Craig McCracken tuvo la idea de dibujar a tres pequeñas niñas con poderes, sin imaginar que se trataría de una de la series más populares de toda una generación. Nació como un proyecto pensado durante sus estudios en el Instituto de las Artes de California que, tiempo más tarde, tuvo la valentía de presentar a Cartoon Network. Así, en 1998 y tras dos capítulos piloto en años anteriores, la serie vio la luz, logrando el éxito en el mundo entero. Pétalo, Cactus y Burbuja siguen siendo, casi 30 años más tarde, todo un icono, pero tras el diseño de estas se encuentra una curiosa historia que poca gente sabe.
Una llamativa inspiración
La nostalgia es uno de los principales motores económicos actuales, sobre todo en el mundo del entretenimiento. Historias como Stranger Things llevan décadas demostrando que siempre hay un nicho de personas dispuestas a volver a tiempos pasados de los que ya sabéis lo que dicen: fueron mejores. La generación de los noventa también ha tenido su trozo de tarta y Las Supernenas ya puede presumir de ser una de las más activas y longevas de esta, contando incluso con su propia versión anime.
Ahora bien, esta nació como Whoopass Stew!, cuyo nombre provenía de la fórmula que les dotaba de poderes y que todavía no era la famosa Sustancia X. Si nos paramos a buscar el origen de estas, de dónde surgió la idea está claro, pero más confuso es atribuir una fuente al diseño de las mismas. Sí, nació de la mente de McClacken, pero este tuvo una inspiración directa.
Buscando sobre este origen, encontré algo que explotó mi cabeza: Las Supernenas venían de una muñecos japoneses de los años sesenta, los Dakko-chan, que fueron cancelados por ser consideradas como racistas. Eran una especie de muñecos con forma de bebé que se colgaban y que carecían de manos y pies formados (lo que dio lugar al bulo); algo así como un Labubu de los de ahora, pero sin pelo. Eran totalmente de color negro, lo que les llevó a ser criticados por fomentar estereotipos racistas muy concretos.
La empresa detrás de ellos, la por entonces Takada Vinyl Industries, se negó a dejar morir uno de sus productos más populares (vendieron casi dos millones y medio de unidades en seis meses), por lo que decidió, tiempo más tarde, en 2001, sacar versiones en otros colores, tras retirar el original en 1988. Siempre han mantenido que eran "niños japoneses a los que les había dado demasiado el sol".
Muñecos japoneses de la década de los 60, los Dakko-chan
Pues bien, debéis saber que, aunque esta historia es cierta, no es el verdadero origen de Las Supernenas. Su historia está mucho más cerca de Estados Unidos, concretamente en la pintora Margaret Keane. Aunque este nombre os suene desconocido, tal vez lo reconozcáis por la película Big Eyes de Tim Burton.
Keane fue una pintora del siglo XX, que se hizo conocida por formar parte de uno de los casos de fraude más llamativos del momento. Nacida en 1927, su arte fue comercializado en nombre de su marido, quien se atribuía la autoría de estos cuadros conformados por animales, niños o personas con grandes ojos. Tras su divorcio, Margaret luchó por hacerse valer y denunció a su antiguo esposo, lo que los llevó a un duelo de arte frente al tribunal para demostrar quién era el verdadero artista. Mientras que ella pintó un cuadro en 53 minutos, Walter Keane se negó a hacerlo, alegando una lesión.
Estos llamativos diseños fueron los que inspiraron a Craig McCracken a la hora de crear a sus tres chicas poderosas, que de hecho, cuentan con grandes ojos. Esta versión tiene mucho más sentido, ya que el autor incluso decidió llamar a la profesora de las pequeñas como Ms. Keane. Por su parte, el color empleado para cada una viene de un paquete de chicles japoneses, conocidos como Hi-Chew, tal y como el autor ha confirmado en diversas entrevistas.
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