Entre las numerosas historias y leyendas urbanas generadas por el cine de licencias de los años 80 hay una que no solo es cierta, si no que también es capaz de aunar dos propiedades intelectuales tan interesantes como Spider-Man y Masters del Universo. ¿Cómo es posible que dos iconos tan emblemáticos y aptos para todos los públicos terminaran siendo parte de un oscuro subproducto cinematográfico lleno de violencia, protagonizado nada menos que por el elástico Jean Claude Van Damme? La respuesta se encuentra en el fascinante y a menudo controvertido mundo de la producción cinematográfica, especialmente en los dominios de la siempre añorada y polémica Cannon.
Albert Pyun, el director detrás de esta peculiar película de ciencia ficción postapocalíptica, explicó en una entrevista con Gizmodo que la película Cyborg, estrenada en 1989, fue el resultado de un proceso creativo tumultuoso que comenzó con la intención de realizar una secuela de la película Masters del Universo y una adaptación del icónico Spider-Man de Marvel. Tal como explica Pyun, la idea de Cannon era simultanear los dos rodajes, algo que resultó inasumible para una productora del tamaño de Cannon, problema al que además se añadió el descontento de Mattel y Marvel, las propietarias de la licencia, con la calidad del producto cinematográfico.
La idea era rodar dos semanas de "Spider-Man" primero. La parte de la historia de Peter Parker antes de ser mordido (por la araña). Luego, rodaríamos 6 semanas de "Masters 2". El actor seleccionado para interpretar a Parker se sometería a un riguroso régimen de entrenamiento de 8 semanas supervisado por un profesor de fitness de la UCLA, el Dr. Eric Sternlicht, para desarrollar tamaño y masa muscular. Después de filmar "Masters 2", continuaríamos filmando "Spider-Man".
Cine guerrilla
Sin embargo, debido a problemas financieros y contratiempos en la producción, ambos proyectos se desvanecieron, dejando tras de sí un conjunto de decorados y trajes que ya habían sido pagados por Cannon Films. Ante esta situación, Pyun se vio obligado a improvisar una nueva película a partir de los elementos disponibles, dando lugar a lo que eventualmente se convertiría en Cyborg.
El proceso de producción y rodaje de Cyborg fue de todo menos convencional. Con un presupuesto de menos de 500 mil dólares y un plazo de apenas 23 días para su rodaje, Pyun y su equipo se vieron obligados a trabajar con recursos limitados y a improvisar sobre la marcha. Los sets y trajes previamente diseñados para las películas canceladas se reutilizaron y modificaron para adaptarse a la nueva historia, lo que contribuyó al distintivo aspecto visual y estético de Cyborg, y el equipo se vio obligado realizar sesiones de rodaje tan improvisadas como maratonianas, en ocasiones sin los permisos legales correspondientes.
A pesar de los problemas, Pyun cumplió con la Cannon y Cyborg logró recaudar algo más de millones de dólares en taquilla, convirtiéndose en un modesto y sorprendente éxito comercial. Sin embargo, su recepción entre la crítica fue en su mayoría negativa, con muchos críticos destacando su falta de coherencia narrativa y su excesiva violencia como principales defectos. A pesar de ello, la película desarrolló con el tiempo un estatus de culto entre los aficionados al cine de ciencia ficción y acción de los años 80, gracias en parte a la carismática actuación de Jean Claude Van Damme, su distintivo estilo de lucha y el llamativo villano interpretado por Vincent Klyn.
En retrospectiva, considerando los planes originales y el nivel de producción habitual de Cannon Films, algunos críticos y aficionados han llegado a la conclusión de que tal vez haya sido mejor que la secuela de Masters del Universo y la película de Spider-Man nunca vieran la luz del día. En su lugar, Cyborg resulta un ejemplo fascinante de una manera de hacer cine que ya no suele verse.
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