El estreno de La Amenaza Fantasma en 1999 fue un hito no solo para los fans de la saga Star Wars, también para la industria del cine. No solo por ser el regreso al universo galáctico más famoso de la gran pantalla, sino porque George Lucas y su equipo de Industrial Light & Magic (ILM) tratara de deslumbrar al mundo con el poderío de los efectos digitales que ILM podía poner en la gran pantalla. Y en su momento supuso un despliegue técnico sin precedentes, pero en el Episodio I el rodaje no era todavía completamente digital, por lo que se suran cientos de maquetas para componer las tomas de efectos. Y algún que otro recurso de andar por casa, como bastoncillos de algodón para los oídos.
Carrera de vainas y cartón piedra
En aquel entonces, ILM contaba con un tremendo presupuesto y tecnología de digital vanguardia, que permitía crear mundos enteros a través de la magia de los efectos por ordenador. Sin embargo, y a pesar de la cantidad de CGI que adornaba la película, el rodaje de La Amenaza Fantasma no era completamente digital. Así que, en su lugar, se recurrió a viejos y curiosos trucos de efectos prácticos, como maquetas y miniaturas.
Uno de los momentos más memorables de La Amenaza Fantasma es la famosa carrera de vainas, un evento que tiene lugar en el planeta Tatooine y en el que Anakin Skywalker, interpretado por un joven Jake Lloyd, se enfrenta a otros pilotos en una peligrosa y trepidante competición a toda velocidad. Y si bien muchos de los elementos en pantalla fueron creados a través de CGI, se usó un ingenioso truco que se utilizó para representar a esos espectadores fue nada menos que miles bastoncillos de algodón pintados a mano.
En los extras documentales de la edición en DVD de La Amenaza Fantasma, John Knoll, supervisor de efectos especiales de ILM, y Jeff Olson, especialista en maquetas, explican este recurso que hizo posible la multitud que se veía en las gradas del estadio de la carrera de vainas. Los bastoncillos de algodón fueron pintados con diversos colores y colocados sobre una malla fina en la zona de las gradas de la enorme maqueta de las gradas. Para darles vida, los creadores de los efectos especiales utilizaron ventiladores colocados bajo los bastoncillos para hacerlos moverse y dar la sensación de que los espectadores estaban reaccionando al evento que se desarrollaba frente a ellos. La toma se realizaba con la cámara tan lejos que en pantalla no se aprecia con detalle suficiente como para distinguir los bastoncillos y las pequeñas figuritas de Micromachines.
Un efecto que sigue funcionando
El resultado final de este ingenioso truco sigue siendo impresionante, y la magia detrás de los bastoncillos no se percibe a simple vista. A pesar del paso de los años y de los avances en los efectos especiales, la escena sigue siendo uno de los momentos más espectaculares de la película. Y a simple vista no se nota nada en la película. El propio John Knoll señala que La Amenaza Fantasma fue uno de las entregas de Star Wars en los que se utilizaron más maquetas y modelos físicos, superando incluso a la trilogía original.
Hazte con un pedazo de la historia
Si eres un coleccionista de memorabilia de Star Wars, quizás te interese saber que algunos de esos bastoncillos de algodón utilizados en el rodaje de la película están a la venta en el mercado de coleccionistas. Y si prefieres disfrutar de la magia de La Amenaza Fantasma de nuevo, puedes encontrar la película junto con el resto de las películas y series de Star Wars en Disney+.
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