Adoro la Zack Snyder's Justice League. El director de 300 supo crear una mitología oscura y madura que se siente como un evento cinematográfico irrepetible que hizo justicia a un grupo con más de 60 años de vida en los cómics. Lo hizo con un colosal enfrentamiento entre los héroes más grandes del mundo y Steppenwolf que realmente disfruté, pero no todas las historias de esta Liga de la Justicia van de grandes peleas, invasiones alienígenas y viajes en el tiempo. A veces, la mejor aventura es tan humana como un especial de Navidad donde descubrimos que Superman, después de todo, aún creía en Papá Noel.
Emitido originalmente en 2003, 'Paz y Alegría' (Comfort and Joy) es una rara avis en la serie de animación de Warner Bros. Al contrario que muchos otros episodios del programa, esta fue una historia autoconclusiva. Es decir, no se alargó durante varios capítulos como era la norma, sino que se limitó a regalarnos 20 minutos que cualquiera hoy tildaría de 'relleno', pero que en realidad son puro corazón. Una pausa necesaria entre la épica y los combates habituales de Liga de la Justicia que se atrevió a ser pequeña, íntima y profundamente humana, demostrando que incluso los individuos más poderosos de la Tierra necesitan un respiro para conectar con sus tradiciones de vez en cuando.
Pero, ¿de qué iba realmente este capítulo?
De esta forma, en lugar de darnos una gran batalla, o a Superman y sus amigos frutando una vez más los planes de algunos de los sospechosos habituales, 'Paz y Alegría' quería que observáramos a los héroes tratando de disfrutar de un momento de sosiego. Por un lado, teníamos a The Flash intentando conseguir un juguete imposible para un orfanato como si de Arnold Schwarzenegger en Un padre en apuros (Jingle All the Way, 1996) se tratase, a Hawkgirl y Green Lantern yéndose a un bar alienígena a darse literalmente de hostias y, sobre todo, al Detective Marciano descubriendo el espíritu humano en la granja de los Kent en unas escenas que me hicieron amar como nunca a este personaje.
En un género como el de los superhéroes que hoy a menudo parece obsesionado con el multiverso, las escenas poscréditos que no llevan a ninguna parte y las apuestas de vida o muerte, volver a este rincón de la serie de Bruce Timm y Paul Dini es un bálsamo necesario. Nos enseña que, bajo las capas y las armaduras, lo que realmente hace grandes a estos personajes no es su capacidad para mover planetas, sino su vulnerabilidad al compartir una cena, la alegría de entregar un regalo o simplemente la sencilla paz de observar la nieve caer en Smallville.
Paz y Alegría no es de los episodios mejor valorados por la audiencia, pero sin duda es de las que tengo más presente más de 20 años después de que lo viera por primera vez. Es un recuerdo de una época pasada donde por estas fechas eran muchas las series que solían celebrar la Navidad regalándonos historias que podían sentirse muy fuera de tono, pero que a mí me gustaban. Muy a mi pesar, Justice League no está hoy disponible en servicios de streaming a día de hoy.
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