Me declaro fan de las causas perdidas, de todas aquellas películas que son joyas pero que, por cualquier motivo, no son valoradas lo suficiente. Ya hablé de algunas como Taron y el Caldero Mágico, El Planeta del Tesoro o Stardust y ahora le ha llegado el turno a Constantine, una de las películas más olvidadas de DC.
Esta cinta protagonizada por Keanu Reeves nunca suele ser parte de las convesaciones cuando se trata de citar a las películas de la compañía. De hecho, es Zack Snyder quien suele llevarse todas las conversaciones. Por ello, hoy quiero enaltecer todas las virtudes de una película que, se mire como se mire, es de las mejores. Ahora, su secuela parece estar en peligro.
¿Qué pasó con John Constantine?
Recuerdo perfectamente la primera vez que Constantine se cruzó conmigo. Tenía 11 años y sentí tan malestar al verla que estuve años sin querer saber nada. Su temática religiosa y su oscuridad me provocaron pesadillas esa noche. Sin embargo, parte de esa experiencia fue la que, siendo adulta, me animó a volver a darle una oportunidad. Lo que vi me encantó.
Seguramente os sorprenda leer que nunca fue especialmente seguidora de Keanu Reeves. Su papel como Jonathan Harker en Drácula de Bram Stoker me hizo rechazarlo por completo. Me parecía un personaje insulso y más molesto que otra cosa. Para una niña fue difícil diferenciar al actor de su rol ficticio. Como Neo me gustó un poco más, pero Matrix es otra de esas películas que valoré de adulta. Sin embargo, a día de hoy, no tengo problema en decir que es de mis actores preferidos por muchos motivos. Incluso podemos verlo haciendo incursiones en los videojuegos gracias a Cyberpunk 2077.
¿Por qué os cuento todo esto? Para que entendáis que entre mis motivos principales, por mucho que me parezca un gran actor, no está el hecho de que él sea el protagonista. Constantine brilla por mucho más. En primer lugar, a esta película podemos otorgarle una fotografía exquisita y una dirección de Francis Lawrence totalmente cargada de personalidad. Desde los planos hasta las actuaciones de los actores, todo es simplemente increíble. Zonas como el antro de Medianoche, la visita al infierno o toda la parte final del hospital se quedan grabadas por su ejecución. Pocas escenas como la de Keanu Reeves adentrándose en el local con Passive de A Perfect Circle de fondo dicen tanto con tan poco.
Os hablaba de su temática religiosa y eso es así en cierto modo. John Constantine es una especie de exorcista que busca ganarse el favor de Dios para poder entrar en el cielo cuando muera. Su intento de suicidio le ganó el rechazo divino y la cantidad de demonios que ha mandado al infierno para tratar de enmendarlo ha provocado que Lucifer esté esperando su muerte para recogerlo en persona. Sin embargo, su destino se trastoca cuando se cruza con Isabel y se inicia toda una trama que mezcla profecías, maldiciones, demonios y el apocalipsis. Y sí, para ello se nutre de constantes referencia religiosas cristianas.
Como podéis ver, no hablamos de un superhéroe ni mucho menos, más bien de un pseudo-detective basado en una temática neo-noir con un tono la leche de oscuro. Eso hizo que mucha gente rechazara la película y se olvidara por completo de ella. Sin embargo, el tiempo pone a todo en su lugar y su valoración a posteriori hizo que la compañía incluso se planteara una secuela con el propio Keanu Reeves. Sin embargo, los rumores sobre su cancelación debido a la nueva política de DC parecen copar internet. Nos tocará esperar un poco por desgracia.
Siguiendo con las virtudes de la cinta, la presencia de Rachel Weisz, Tilda Swinton o Peter Stormare conforman un casting perfecto. Es increíble como este último es capaz de ponerte los pelos de punta con apenas unos minutos gracias a su actuación como Lucifer. Sin embargo, no penséis que la película se ceba mucho con la violencia o el gore. En ese sentido es mucho más narrativa que otra cosa, a excepción de alguna escena suelta. Lo que más me gusta es lo mucho que se recrea en una acción más bien pausada y descriptiva de los acontecimientos. Sabe cuándo y cómo meter las dosis de acción, (la parte del hospital parece un videojuego), y el resto del tiempo le deja el protagonismo a todo lo que no podemos ver, pero nos cuenta que está ahí. Por ejemplo, detalle curioso: Constantine fuma a lo largo de la película 13 cigarros, el número de la mala suerte.
La presencia de una amenaza sobrenatural es constante todo el rato. Si bien la parte centrada en la trama de Longinos es la que menos me convence, entiendo su función para llegar hasta un clímax final apoteósico. Nunca he visto resolver el conflicto de una forma tan ingeniosa como la de este personaje y eso la convierte en poco obvia, al menos la primera vez. También agradezco que le hayan dejado la mayor parte del protagonismo al misterio y no se hayan querido centrar en un interés amoroso entre los personajes principales.
Así pues, aunque podría enrollarme mucho más y hablar de detalles como que el infierno está basado en pruebas nucleares o aburriros sobre la numerología satánica que encontramos a lo largo de la película, mejor os recomiendo ir a verla ahora que está disponible en HBO Max.
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