La batalla final por Borgovia ha llegado, y ahora Van Helsing y su fiel compañera Katarina tendrán que lidiar con la peor de sus pesadillas en esta buena aventura de acción y rol que sorprende por su gran variedad de contenidos, pero a la que también le ha faltado algo más de arrojo para proponer novedades de peso. Demasiado continuista y con una historia que se diluye con gran rapidez, la obra de Neocore raya a muy buen nivel, pero se queda lejos de los más grandes.
A juego por año no se puede decir que Van Helsing esté falto de trabajo, y nosotros que nos alegramos. Pero con tres grandes aventuras de acción rolera en el mercado, y un buen juego de defensa de torres como es Deathtrap entre medias, a estas alturas de la película lo que echamos en falta es algo más de innovación; novedades de peso que justifiquen las andanzas de este popular cazador de monstruos, que con The Incredible Adventures of Van Helsing III ha comenzado a mostrar ciertos síntomas de agotamiento. No tanto porque el juego sea peor que sus antecesores, que no lo es, sino más bien porque se siente demasiado continuista; demasiado similar a lo que ya disfrutamos hace tan solo un año. Y claro, eso al final le pasa factura.
La presencia de tres nuevas clases de personaje ayuda, y mucho, a disfrutar de la trepidante acción de Van Helsing por lo distintas que se muestran entre sí y con respecto a las tres ya conocidas; pero la sensación que queda tras un par de horas de juego es que este tercer capítulo de la saga podría haber pasado perfectamente por una expansión de contenidos. Y una además bastante conservadora. Los ataques furtivos del Umbralista, la demoledora potencia de fuego del Flogístico, el ingenio mecánico del Constructor... reconocemos el enorme talento de Neocore Games a la hora de crear guerreros tan variopintos en lo estético como dispares en su estilo de combate; pero al margen de eso, y de las obvias mejoras gráficas, la nueva aventura de Van Helsing flojea en lo más importante, que es mantener intacto el interés en su acción.
En las profundidades de la Tinta
Traicionado por el enigmático Prisionero 7, que demostró ser un valioso aliado en la lucha contra el tiránico Harker, Van Helsing y su fiel compañera Katarina han vuelto a alzarse en armas contra las fuerzas del mal, a las que combatirán tanto en las calles de una Borgovia desolada por la guerra, como en su propio territorio, en lo más profundo de la Tinta, donde aguardan algunos de los peores enemigos a los que se han enfrentado hasta la fecha. Un buen punto de partida para una aventura que por fin ahonda en el pasado de nuestra espectral compañera de batalla, descubriéndonos el modo en el que falleció y cómo terminó sirviendo al padre de nuestro cazador, pero que desgraciadamente va perdiendo fuelle con el paso de las horas debido a una trama nada original acompañada de misiones poco interesantes y no muy bien conectadas entre sí.
La guerra contra el Zar Sin Rostro tiene su encanto, obviamente, pues hablamos de un ser tiránico con un auténtico ejército de pesadilla bajo su mando. Pero en líneas generales el villano está totalmente desaprovechado, y las propias situaciones de juego en las que nos veremos envueltos por su culpa... bueno, dejémoslo en que son un más de lo mismo; algo que ya hemos visto en demasiadas ocasiones, aun cuando el propio juego bromea sobre esta cuestión aludiendo a esas misiones absurdas que tanto abundan en el género. Y tiene gracia, claro, porque el humor continúa siendo una de las señas de identidad de la saga. Pero sin un diseño de misiones a la altura de los más grandes, y Van Helsing III no lo tiene, al perder totalmente ese toque de originalidad que siempre ha caracterizado a la franquicia este nuevo capítulo se siente inferior, menos bueno que sus precursores; aun cuando objetivamente hablamos del título más completo de la serie.
Reconocemos el enorme talento de Neocore Games a la hora de crear guerreros tan variopintos en lo estético como dispares en su estilo de combate
Tenemos la campaña, que podemos disfrutar en solitario o junto a tres amigos más; la posibilidad de gestionar nuestra guarida enviando a la guerra a soldados y la propia Quimera en busca de objetos especiales; tenemos un buen puñado de comerciantes con los que interactuar, fabricar nuevas armas, mejorar las existentes, usar pociones, magia… y por supuesto tenemos las misiones de defensa de torres, que son tan divertidas como siempre. ¿Qué pasa? Que no hace mucho disfrutamos del notable Deathtrap, que justamente se centraba en esta última vertiente de juego, así que las pocas novedades que incorpora saben a poco. Y este es el gran problema que afecta al resto de apartados de Van Helsing III.
La acción es tan intensa como cabría esperar, los puzles que salpican el desarrollo de la aventura, si bien escasos en número, están muy bien, e incluso nos toparemos con alguna que otra misión en la que tocará tomar decisiones no demasiado complejas, pero sí agradecidas por la forma en la que modifican -levemente- el desarrollo de la partida. Contar además con tres nuevas clases de personaje, sumadas a las ya conocidas, ayuda a que los primeros envites de la aventura se sientan algo distintos, algo novedosos. Pero esta es una ilusión pasajera. Con un sistema de combate idéntico al de su antecesor, y no tantas opciones de personalización como estábamos acostumbrados (hay un único árbol de habilidad por héroe y otro dedicado a las auras), pronto nos invadirá una sensación de déjà vu, de que esto ya lo hemos vivido antes. Así que habrá quienes terminen abandonando la cruzada contra el Prisionero 7 antes de su desenlace. Y es una pena.
Especialmente por la variedad y cantidad de enemigos que nos esperan en Borgovia. Vampiros, payasos homicidas, árboles devora hombres, fantasmas, zombis, engendros mecánicos, temibles elefantes demoníacos... con un diseño artístico bastante atractivo, la verdad es que es un gustazo pelear contra esta legión de criaturas monstruosas. Más si cabe por su afición a atacarnos siempre en masa, dotando así de mayor espectacularidad a estos enfrentamientos. Pero esto también tiene una pega, y es que en más ocasiones de las deseadas quedaremos atrapados por estos tumultos, resultando imposible escapar de ellos aun cuando claramente se ven espacios libres. Casi actúan como un bloque impenetrable y, claro, en ocasiones puede resultar un poquito frustrante morir a causa de ello.
Otro problema que se mantiene invariable en la serie es el de las imprecisiones en su sistema de control, que a veces nos jugará malas pasadas, ya sea porque cuesta golpear a ciertos enemigos por sus reducidas dimensiones, o porque Van Helsing fija su atención en un rival cuando lo que queremos es salir corriendo. También hemos echado en falta jefazos finales más espectaculares, no tanto por su diseño artístico, que está bien, como por las mecánicas jugables que plantean. Son, en general, demasiado típicos y no sorprenden lo más mínimo. Igualmente, aunque hay una buena variedad de escenarios, incluyendo un circo ambulante de auténtica pesadilla, por el propio tono lúgubre que define a este universo steampunk y tal vez, porque tampoco difieren demasiado de lo visto anteriormente, estos escenarios se nos antojan algo sosos.
Por último, no queremos olvidarnos de la faceta multijugador de Van Helsing III, que aparte del cooperativo también incluye un divertido modo PvP para hasta ocho jugadores. Hay duelos todos contra todos, que por desgracia en estos momentos están dominados por la clase Umbralista, y batallas por equipos que retratan una suerte de deporte mortal en el que debemos tomar el control de una pelota mientras el bando contrario nos machaca con bombas, rayos y golpes de espada. ¡Un auténtico caos! que además luce francamente bien en lo visual. No es que estemos ante un portento gráfico, pero tanto el diseño de personajes como el propio modelado de los mismos raya a un buen nivel. Tal vez las animaciones son, en ocasiones, un tanto toscas; y a los escenarios en sí les ha faltado algo más de detalle.
Realmente completo a nivel de contenidos y con un sistema de combate de gran nivel, la mayor pega que se le puede poner a este título es que resulta demasiado continuista con respecto a su antecesor, que se estrenó justo hace un año. Tampoco el diseño de sus misiones y el propio desarrollo de la acción están al nivel de otros videojuegos del estilo publicados recientemente, así que aunque es un título muy divertido que engancha, la sensación que te deja al final es que no aprovecha todo el potencial que tiene.
- Seis clases de personaje muy distintas entre sí. Su diseño es muy destacable
- Es muy variado en su oferta jugable: gestión de la guarida, misiones de defensa de torres, multijugador, etc.
- Cantidad y variedad de monstruos. Borgovia continúa siendo un gran escenario
- Demasiado continuista. Hay poquísimas novedades
- El argumento no es la gran cosa y el diseño de misiones tampoco acompaña
- Algunas imprecisiones en el sistema de control
- Desequilibrios de poder en el multijugador competitivo
