¿Un videojuego que recoge algunas de las mecánicas de los queridos Sonic y Night into Dreams? ¿Dónde hay que firmar? Esperad, leeros antes la letra pequeña. Se nos ha invitado a volar, pero en realidad el vuelo es bajo, muy bajo… hasta tal punto que podríais estrellaros. Os contamos por qué Rodea: The Sky Soldier no es el videojuego más recomendable para vuestras Wii U.
Cuando se trata de valorar la calidad de un juego, no nos debería importar de donde venga, la desarrolladora que lo ha realizado, o las circunstancias que lo han rodeado. Por eso, vamos a obviaros esta parte de momento y a empezar por lo importante. Rodea: The Sky Soldier es el intento de crear una aventura que tiene la particularidad de mostrarnos un personaje capaz de volar, algo así como un "juego de acción basado en el cielo".
Las comparaciones con Nights into Dreams que se han ido realizando son acertadas. Se trata de un título en el que recogemos una serie de estrellas en niveles de corta duración, pero que prestan atención al "momentum".
Manejamos a un héroe con la capacidad de mantenerse en el aire, y nosotros somos los que le guiamos para impulsarle en la dirección que deseemos. Aros de propulsión y otros elementos hacen que ganemos velocidad y avancemos de un punto a otro dentro de cada escenario. Todo esto con la particularidad de que es un juego tridimensional. Hay hasta herencias de la licencia Sonic, con el "hooming attack", un ataque dirigido que se activa cuando estamos cerca de los adversarios.
Los peligros de volar mal
Pero haced esto. Olvidaros de todo lo que os hemos contado, porque la experiencia con este juego dista mucho de ser satisfactoria. El primer jarro de agua fría que se lleva uno cuando lo pone en su consola son los gráficos, totalmente desfasados. Texturas en el suelo completamente difuminadas, un detalle de entornos inexistente, animaciones que no sabemos si incluso el calificativo de "robóticas" le queda grande… En definitiva, un juego que nos hace sentirnos como si volviésemos 15 años atrás, y no por nostalgia precisamente.
Podríamos valorar el juego incluso a pesar de su descuidado apartado visual, pero lo que más lastra sin duda la experiencia es que las dinámicas de juego no funcionan. Cuando ni el propio tutorial se desarrolla de forma adecuada, podemos esperarnos lo peor… y sucede justo cuando lo superas. Entonces te percatas de que eso de pulsar un botón para saltar y otro para dirigirte en línea recta a las distintas partes de un escenario vacío no es divertido. La movilidad del personaje es reducida, y a veces pesa como una losa. Resulta frustrante.
Hay mucho espacio para no hacer nada y lo peor es que lo que buscaba el juego, ese espíritu Night into Dreams o Sonic, no está por ningún lado. El ritmo es nulo, convirtiéndose en una auténtica odisea llegar hasta el final de cada nivel. El pésimo control tanto de personaje como de cámara tiene mucho que decir, destruyendo definitivamente una experiencia que tiene en torno a 10-15 horas de duración… demasiadas. Hubiésemos preferido menos si con ello se hubiera mostrado algo de talento.
No lo hay, y eso es lo extraño. Aquí es cuando vamos con los nombres. Uno de los máximos responsables en la etapa dorada de Sonic, el japonés Yuji Naka, se encuentra detrás de este proyecto. Si sabemos que también participó en Night into Dreams, entonces todas las referencias que antes hemos apuntado encajan. Es obvio que él y su compañía, Prope, querían incorporar algunas de sus esencias, esos fragmentos de ADN que posee como desarrollador de videojuegos.
Nos hace sentirnos como si volviésemos 15 años atrás
Sin embargo, el resultado es nefasto y a la vez decepcionante. La idea de hacer que un personaje vuele de forma libre para recorrer niveles resultaba cuanto menos atractiva, a la vez que hasta cierto punto innovadora. Podemos hacerlo a toda velocidad como si de un "speed-run" se tratase, o explorando con calma. En cualquier caso, creemos que el marco 3D se le ha atragantado al título, y aquí dudamos en que se trate principalmente de un problema con esta versión, la de Wii U, como ha hecho entender Naka.
El juego posee problemas de fondo, no sólo relativos al control. No tenemos integración del giroscopio a través del GamePad, eso es cierto. Pero Rodea: The Sky Soldier falla también en aspectos como el ritmo o el apartado visual. Está muy desfasado en todos los sentidos, aunque hay que reconocer que hay al menos un par de aspectos que se salvan: el lado artístico y las partituras. Luego tiene el detalle de que en la pantalla del mando recibiremos comentarios (en inglés o en japonés, puesto que hay selector de voces), un detalle de agradecer.
En cualquier caso, no vemos nada especialmente remarcable. Un videojuego sobre un robot que se encuentra en una guerra entre naciones, pero que en realidad ha acabado perdido en una jugabilidad tosca, aburrida y altamente frustrante. Se agradece el intento por llevar el espíritu jugable de los 90 a un juego actual, pero ni técnicamente es apropiado, ni resulta divertido en cuestión de mecánicas. ¿Un tropiezo, una desilusión, una oportunidad perdida…? No lo sabemos. Lo que sabemos es que es un mal videojuego.
Si queréis volar, buscad en otro lado, porque aquí os estrellaréis. Rodea: The Sky Soldier lo intenta, pero no lo consigue. Su propuesta de convertirse en un juego de acción con herencias de clásicos como Sonic o Nights no obtiene buen resultado debido a mecánicas frustrantes, un control descuidado, múltiples problemas de diseño y un apartado visual desfasado. Un juego que en otra época hubiese sido del montón y que hoy en día no resulta recomendable.
Comprar Rodea: The Sky Soldier- Partía de una idea interesante, una especie de Nights en 3D...
- … pero que no ha sabido ejecutarse. Está desaprovechada
- Sin ritmo. Los niveles resultan poco interesantes
- Frustrante en cuestión de manejo y cámara
- Visualmente desfasado, con un apartado técnico de otra época
