Análisis de The Deer God. El curso de la vida

Análisis de The Deer God. El curso de la vida
Facebook Twitter Flipboard E-mail

En la piel de un ciervo con poderes sobrenaturales, The Deer God es uno de esos juegos que enamora los sentidos gracias a su bello apartado audiovisual, pero al que también se le notan demasiado sus carencias jugables. Muy atractivo en sus compases iniciales, aunque algo repetitivo a las pocas horas, a este juego de acción plataformera le ha faltado algo más de creatividad en los retos que plantea para alcanzar mayores cotas de calidad.

Dedicó su vida a cazar animales indefensos y como castigo ha terminado convirtiéndose en una de sus presas más preciadas: un ciervo. Así da comienza la historia de The Deer God, una aventura de acción plataformera con cierto aroma a roguelike que nos propone sobrevivir a diversos de peligros valiéndonos de las habilidades especiales de este venado tan particular. Un buen punto de partida que además se sirve de un preciosista apartado gráfico de estilo retro para atraparnos sin remedio... hasta que pasan un par de horas y sientes que ya no te queda mucho más por ver.

Este es un juego bonito que ofrece una gran variedad de localizaciones por explorar, y que además posee una llamativa historia de fondo con un aire de defensa del medio ambiente que nos ha gustado; pero en lo jugable la obra de Crescent Moon Games se queda corta con demasiada prontitud. The Deer God abarca demasiados frentes, se mete un poco con los puzles, con el roleo, la acción, el plataformeo... pero nunca llega a profundizar lo suficiente en ninguno de ellos y, claro, al final lo que nos queda es un batiburrillo bien cohesionado pero escasamente gratificante. En especial por la simpleza de su acción a pesar de lo que pudiera parecer a simple vista, que es justamente lo contrario.


Corre por tu vida

Avanzar sin echar la vista atrás. Correr sin descanso a través de un escenario sin fin generado siempre de manera aleatoria mientras sorteamos trampas, a cazadores y otros animales salvajes que harán todo lo posible por acabar con nuestra vida. Esa es la premisa con la que parte esta interesante aventura bidimensional que, en última instancia, nos invita a culminar la misión encomendada por una deidad del bosque para recuperar nuestra apariencia humana. Prometedor ¿verdad? Lo es. Porque hay muy buenas ideas de fondo, una atractiva fusión de géneros y un gran trabajo artístico.

Iniciaremos nuestro viaje como un cervatillo, pero con el paso de los días y siempre que no muera, se convertirá en un gran venado.
Iniciaremos nuestro viaje como un cervatillo, pero con el paso de los días y siempre que no muera, se convertirá en un gran venado.


Pero no es suficiente para un título que se desinfla rápidamente por la pobreza de su acción y la simpleza de las tareas que nos encomienda. Hay habilidades especiales como el doble salto, el pisotón, la carga poderosa y demás; así como ciertos objetos especiales que nos permitirán ser más rápido, saltar más alto e incluso disparar bolas de fuego desde las astas. Opciones más que suficientes como para hacer de esta obra un título amplio en alternativas de juego. Pero no es el caso por culpa de un discretísimo diseño de niveles que, más allá del cambio de paisaje, repiten un mismo patrón una y otra, y otra vez... hasta que terminas hastiado de hacer siempre lo mismo.

The Deer God tiene magníficas ideas de fondo, pero por desgracia no aprovecha su enorme potencial

Los rompecabezas que propone The Deer God son también simples en exceso, por no mencionar lo pobre del sistema de combate por el que se ha adoptado. ¿Hay un enemigo al que abatir? Embístele sin descanso hasta que muera ¡y punto! No esperéis mucho más porque ni tan siquiera en los combates contra los jefazos, que los hay, modificaremos en exceso esta táctica. Sí habrá cambios, claro, porque el poder de ataque de estas criaturas es mayor. Pero insuficiente para un videojuego que prometía mucho más de lo que ofrece finalmente.

El curso de la vida


El que haya misiones opcionales o un montón de objetos extra por encontrar como reliquias y demás tampoco mejora mucho el conjunto porque, ¿para qué molestarse en andar buscando todas estas cosas si al final terminaremos haciendo siempre lo mismo? Hay buenas ideas de fondo, situaciones de juego divertidas con las que pasaremos un buen rato; pero también demasiados puntos flacos que enturbian en exceso la experiencia. Y de nada sirve que artísticamente esta obra pixel art luzca tan bien, pues la sorpresa inicial por la belleza de estos parajes también desaparecerá en cuestión de pocas horas. Aunque lo cierto es que aquí, como en la tranquilizadora banda sonora que nos acompañará en todo momento, el equipo de Crescent Moon Games se ha lucido.

The Deer God posee además un curioso sistema de moralidad que nos permitirá obtener distintas habilidades especiales dependiendo de cómo nos comportemos durante la partida. Si acabamos con animales fieros y cazadores nuestro karma mejorará, pero si hacemos lo contrario, si nos cargamos a seres indefensos, puede que al morir los dioses no sean tan benevolentes y nos reencarnen en el pellejo de un conejo, por ejemplo. Y ya que hablamos de la muerte, conviene destacar que este no es un videojuego especialmente difícil. Moriremos, claro que sí, pero menos de lo que cabría esperar de un juego de mazmorras.

Los combate contra jefazos nos obligarán a actuar de forma algo distinta a la habitual, aunque con unas cuantas vidas de más y paciencia, el reto no es difícil.
Los combate contra jefazos nos obligarán a actuar de forma algo distinta a la habitual, aunque con unas cuantas vidas de más y paciencia, el reto no es difícil.


Hasta el Modo Hardcore se queda algo corto en el grado de dificultad que plantea, pues no es complicado obtener vidas extra que nos permitirán resucitar justo en el mismo lugar en el que hemos fallecido. Si no tenemos esa suerte, la otra opción es engendrar hijos para que, en caso de fallecer, podamos reencarnarnos en su cuerpo. Una opción de lo más curiosa que además nos obligará a tener a la prole en zonas seguras, pues otros animales podrían darse un festín con nuestros cervatillos. Por cierto, ¡a nosotros también nos tocará comer de forma regular si no queremos morir!

¿Veis? The Deer God tiene grandes ideas de fondo. Hay material más que de sobra para hacer un gran videojuego. Pero sus creadores no han sabido aprovechar todo este potencial. Incluso el multijugador cooperativo para dos usuarios que incluye el programa resulta un tanto insípido, al no plantear objetivos específicos para esta modalidad ni ofrecer nada que no se vea en su campaña principal. Sí, tenemos la gracia de poder jugar con otro amigo pero... ¿hasta cuánto durará la diversión? De lo mejor que tiene el juego, aunque parezca mentira, son los objetivos que establece para desbloquear sus logros.

Regular

Sin sello
El curso de la vida

The Deer God

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

The Deer God es una interesante aventura de acción plataformera que luce especialmente bien en lo artístico, pero a la que le ha faltado algo más de enjundia en el diseño de sus misiones para alcanzar mayores cotas de calidad. Hablamos de un título que sorprende por algunas de las ideas que le dan forma, pero que tocando muchos palos no destaca en ninguno de ellos. Y esto, a las pocas horas, termina por cansar.

  • Artísticamente es un juego precioso
  • Buen planteamiento de juego con sus plataformas, puzles, jefes...
  • ... pero muy desaprovechado. El encanto inicial lo pierde demasiado pronto
  • Misiones excesivamente simples y diseño de niveles muy repetitivo
  • No demasiado difícil
Jugadores: 1-2
Idioma: Textos en inglés
Duración: 6-10 horas
Ver requisitos del sistema
Comentarios cerrados
VÍDEO ESPECIAL

12.876 visualizaciones

100 DETALLES OCULTOS de RED DEAD REDEMPTION 2

¿Qué detalles ocultos guarda Red Dead Redemption 2? En el video de hoy os presentamos más de 100 curiosidades distintas acerca de la aventura de Arthur Morgan y de John Marston que nos presentó Rockstar Games en 2018.