A nivel de promesas tecnológicas, uno de los títulos más esperados en cuanto a videojuegos descargables era Hydrophobia. El título de Dark Energy ha contado con un dilatado desarrollo y con una sorprendente amplitud de medios, aunque no ha acabado de brillar como se esperaba. Un lanzamiento meramente aceptable que logra destacar, únicamente, por su novedoso empleo del agua como rival a batir.
Los videojuegos descargables de la actual generación de videoconsolas son cada vez más ambiciosos, y así lo demuestran los chicos de Dark Energy, que tras un currículum muy discreto marcado por los videojuegos de billar -Inferno Pool- han dado el salto al género de acción y aventuras con el Hydrophobia que nos ocupa.
El título, exclusivo temporal de Xbox 360, debuta en el Bazar de Xbox Live con un peso de poco más de un giga y con un precio de 1.200 Microsoft Points, y condicionado por su innovador empleo del agua. Sin eso habría poco que destacar de su lanzamiento, un juego de acción muy estándar y rutinario, con unos controles algo toscos.
Supervivencia
En Hydrophobia seremos Kate Wilson, una de las ingenieros del gigantesco barco Queen of the World, un mastodóntico navío que ejerce las veces de descomunal ciudad flotante. La urbe marina es el objetivo de un grupo de terroristas que atentan contra ella y que ocupan sus instalaciones con hombres armados, lo que provoca que la mayoría de sistemas fallen y que abundantes áreas del buque se encuentren inundadas.
El título se desarrolla en clave de videojuego de acción y aventuras en tercera persona, y si bien en sus primeros compases de la sensación de que podría atraparnos con una original reimaginación del concepto de acción del cine de los 80 al más puro estilo Jungla de Cristal, lo cierto es que se diluye rápidamente en la monotonía.
Si no fuera por la presencia del agua, de hecho, estaríamos ante un videojuego de lo más vulgar. De no ser por el líquido elemento Hydrophobia no brillaría por su faceta jugable, sus toscos controles o su meramente interesante apartado gráfico. No obstante la sensación de verdadero pánico que experimentaremos en determinadas ocasiones por la presencia del agua consigue elevar el conjunto del juego por encima de la mediocridad en la que de otro modo caería.
Por lo demás Hydrophobia hace los deberes en el sentido de ofrecer una aceptable variedad de situaciones. Hay unas gotas de acción pura y dura, un par de dedos de elemento shooter, alguna parte de plataformas y también un ligero aroma de exploración. Sobre el papel el cóctel ofrece un conjunto de garantías, y de hecho hasta cierto punto funciona de forma aceptable, sin embargo acaba algo lastrado por una serie de problemas de importancia.
En primer lugar, y aunque suene algo superfluo, nuestra protagonista no muestra síntoma alguno de la hidrofobia que da nombre al videojuego. Su trauma no se explota apenas a nivel argumental, y parece absurdo que una persona con semejantes problemas con el agua trabaje de ingeniero en un transatlántico. Kate, desoyendo cualquier característica de su personaje, se mueve como pez en el agua (literalmente) nadando y buceando enormes tramos submarinos sin ofrecer síntoma alguno de su supuesto pavor.
Sin embargo el otro problema que nos queda por comentar es el del control, y éste sí que es serio puesto que resulta algo torpe en todo momento. Ya en nuestros primeros minutos a los mandos de la protagonista notaremos que hay problemas de respuesta en nuestra heroína, problemas que se multiplicarán exponencialmente en tramos en los que hace falta ser muy precisos como las secciones de disparo o las partes de plataformas.
Lamentablemente, y por si fuera poco, el videojuego da la sensación de ser una mera demostración de engine visual y de físicas, y es que a efectos de diversión ninguno de los avances tecnológicos que ofrecen naturalidad en el agua se traduce en algún resultado interesante de ésta a nivel jugable. Echamos en falta en Hydrophobia algún rompecabezas inteligente relacionado con los fluidos o algún desafío que tenga que ver con ellos. El agua es un enemigo directo pero únicamente en el sentido de provocar el ahogo de nuestro protagonista si está demasiado tiempo expuesta a ella, puesto que los retos que ofrece quedan ahí.
Por lo que se refiere a la vertiente visual del videojuego, la producción de Dark Energy tiene luces y sombras prácticamente por igual. En lo positivo destaca lógicamente el tratamiento del agua, con una física de fluidos que con su naturalidad y comportamiento aleatorio supera en este campo lo que hemos visto en otros títulos de la calidad de Bioshock, mucho más scriptados. No obstante también hay pegas que enturbian el resultado general, como unas texturas algo pobres incluso para un título descargable, un modelado de personajes no muy cuidado y unas animaciones para sus desplazamientos francamente robóticas.
En lo tocante al audio poco que comentar. El título tiene una banda sonora adecuada, unos efectos de sonido que cumplen su cometido, y llega al Bazar de Xbox Live con la única traducción de sus textos, y con unas voces en versión original no demasiado inspiradas y con unos acentos que pueden rozar lo irritante.
No es demasiado largo, no es demasiado impactante a nivel visual y, desde luego, tampoco es demasiado bueno... Hydrophobia se mueve entre lo aceptable, ofreciendo resultados muy discretos y sin brillar en ninguno de sus apartados. ¿Su gancho? El agua, que a pesar de no estar demasiado explotada a efectos jugables, sí ofrece resultados estéticos y emocionales -angustia- interesantes.
