Análisis de Dragon Age Origins

Análisis de Dragon Age Origins
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Los maestros del rol occidental, BioWare, nos brindan otra obra maestra para el recuerdo. Dragon Age es un RPG clásico en el mejor sentido de la palabra: Encuadrado en un reino de fantasía, plagado de mazmorras, y protagonizado por héroes carismáticos. Origins es el comienzo de algo grande.

Bajo el nombre de Dragon Age: Origins se esconde un homenaje de un buen gusto pasmoso y de enorme sentimiento hacia una vertiente del rol con la que ya cada vez menos estudios se atreven. Las palabras “clásico” y “tradicional” a menudo tienen connotaciones negativas, sin embargo son inmejorables para un videojuego con el que BioWare vuelve a reivindicar su posición de cabeza de lanza en el género.

Ya sea con rol de corte futurista -Mass Effect, KOTOR-, con su recientemente anunciada incursión en el mundo de los MMOs –Star Wars: The Old Republic-, con una deliciosa rareza oriental –Jade Empire-, con un clásico de los videojuegos como imposible protagonista –Sonic Chronicles: La Hermandad Siniestra- o creando mundos de espada y brujería –Neverwinter Nights, Baldur’s Gate-; lo cierto es que el estudio canadiense borda cada una de sus variadas y genuinas incursiones en los RPG.

Sin embargo llevábamos ya muchos años sin ver un título por su parte que fuera tradicional en el más puro sentido de la palabra, y es que salvo excepciones como las expansiones del primer Neverwinter Nights, siete años separan este último videojuego del Dragon Age que hoy nos ocupa. La espera, sin embargo, ha merecido la pena. Estamos ante un videojuego sobresaliente, con infinidad de caminos que recorrer en función del personaje escogido, con una historia fantásticamente bien escrita y con toda la calidad que los chicos de BioWare saben insuflar a sus producciones.

Tierra de Libertad
Dragon Age cuenta la historia de una serie de personajes en el mundo ficticio de Ferelden. El universo del videojuego está azotado por los Engendros Tenebrosos, una amenaza que viene del sur, y los primeros en caer bajo su yugo son los reinos enanos. La resistencia comienza a organizarse y ahí es precisamente donde nos enrolaremos, tomando nuestro papel enorme fuerza.

Como es clásico en los videojuegos de BioWare, por el camino conoceremos a muchos personajes y viajaremos con ellos a nuestro lado. Eso sí, no siempre estarán de acuerdo con nosotros, y a veces causarán problemas.
Como es clásico en los videojuegos de BioWare, por el camino conoceremos a muchos personajes y viajaremos con ellos a nuestro lado. Eso sí, no siempre estarán de acuerdo con nosotros, y a veces causarán problemas.

A modo de anotación debemos destacar que la versión que nos ha facilitado Electronic Arts incluía también la expansión El Prisionero de Piedra, que saldrá al mismo tiempo del lanzamiento. Ésta sigue hilando directamente temas del conflicto, centrándose concretamente en los centinelas fabricados por los enanos, éstos escasean y Shale, uno de los pocos que quedan, es descubierto y llevado a la superficie como arma.

En el título escogeremos entre varios tipos de personajes en función de su sexo, raza y clase, y viviremos aventuras diferentes en función de cuál de estos pies elijamos para empezar nuestro periplo. Así si somos una maga elfa daremos nuestros primeros pasos en un lugar y con un contexto totalmente diferente a si, por ejemplo, somos un enano guerrero.

Este es el principal sello característico de Dragon Age a nivel argumental, su enorme versatilidad a la hora de ofrecer un arco argumental con un prólogo y un cierre totalmente diferentes en función de quién somos y qué hacemos durante la partida. No obstante el concepto no se limita a este campo, y es que también sentiremos cómo reaccionan el resto de NPCs a nuestra presencia en base a esto. ¿Un ejemplo? Si somos un elfo notaremos cómo la gente a nuestro alrededor nos considera poco menos que ciudadanos de segunda.

Los Centinelas tienen una importancia capital en la aventura. Son grandes gólems de enorme poder, y acabarán siendo un arma capaz de desequilibrar el conflicto.
Los Centinelas tienen una importancia capital en la aventura. Son grandes gólems de enorme poder, y acabarán siendo un arma capaz de desequilibrar el conflicto.

La relación entre las diferentes razas y facciones es complicada en Dragon Age, y realizar una disección con excesivo detalle podría significar el privar al usuario de la propia experiencia de descubrirla, sin embargo sí trazaremos un rápido esquema de las peculiaridades de unos y otros puesto que el esbozar el personaje será lo primero que deberemos hacer en Origins.

Forjando un Héroe
Así pues en el editor que BioWare puso a disposición de los jugadores hace ya unas semanas como adelanto y que, por supuesto, viene incluido con el juego se puede personalizar todo lo referente a apariencia, aptitudes y habilidades del protagonista. Tras bautizarle y escoger su sexo –muy importante para el discurrir de la aventura-, tendremos que tomar la primera decisión primordial, y ésta hace referencia a la raza, con tres opciones: Hombres, Elfos y Enanos; y de éstos no sólo dependerán las premisas argumentales que hemos descrito, sino también otros aspectos que describiremos a continuación.

Así pues los Hombres son la raza más numerosa, pero también una facción dividida por los rigores del conflicto. Podremos ser Guerreros, Ladrones o Magos; y con esta raza tendremos las bonificaciones de +1 de fuerza, +1 de destreza, +1 de astucia y +1 de voluntad.

Por su parte los elfos han sido degradados y son tratados como apestados; salvo algunos reductos todos han perdido sus tradiciones, y optando por ellos podremos elegir entre ser Guerreros, Pícaros y Magos. Sus bonificaciones son +2 de voluntad y +2 de magia.

Los enanos, por último, son los más robustos y resistentes de cuantas razas se ofertan en Dragon Age, y la tradición es uno de sus fuertes. No pueden ser magos, de modo que sus posibilidades son las de ser Guerreros o Pícaros; sin embargo para compensarlo tienen una extraordinaria resistencia a la magia enemiga. Sus bonus son +1 de fuerza, +1 de destreza, +2 de constitución y un 10% de resistencia a la magia.

El trasfondo es el contexto que tenemos como punto de partida para el héroe, algo así como una pequeña descripción de lo que su vida ha dado de sí hasta ahora. Éste se elige automáticamente de entre seis opciones en función de los rasgos y parámetros que hayamos escogido para nuestro personaje.

Algunos enemigos muertos dejarán caer consigo un botín de armas, dinero o complementos. Será interesante registrar los cuerpos resaltados en pantalla tras cada matanza.
Algunos enemigos muertos dejarán caer consigo un botín de armas, dinero o complementos. Será interesante registrar los cuerpos resaltados en pantalla tras cada matanza.

La última fase de la edición del héroe antes de saltar a la “arena” de Dragon Age será el de establecer nuestro aspecto físico. El motor de personalización del personaje en términos de físico es muy detallado, aunque no puede competir con el de otros videojuegos recientes como, por ejemplo, Champions Online. Ese detalle no debe distraernos, sin embargo, de lo que es una herramienta muy profunda, que permite alterar decenas de parámetros referentes a la piel, el pelo, los ojos, la nariz, la boca, las mejillas, el cuello y las orejas así como el retrato y la voz, que elegiremos de una serie de opciones. Con la elección de la forma de nuestro retrato tendremos la última opción, la de decidir qué aspecto tendremos en la pequeña ventana que acompaña durante la partida las barras de salud y maná.

Esclavos de los Cielos
Cuando decimos que Dragon Age es un videojuego clásico no nos referimos únicamente a su contexto o a su ambientación en un mundo de espada y brujería –muy tradicional en la pasada década-, también lo hacemos para reflejar un estilo jugable que responde a una serie de patrones que permiten etiquetar a Origins como una suerte de heredero espiritual de Baldur’s Gate.

En las versiones de consolas quizá el paralelismo esté menos remarcado por algunas decisiones de adaptación al pad y por la ausencia de la perspectiva cenital que sí está presente en compatibles; sin embargo el resto de factores como el control sobre diferentes personajes dentro de un grupo o las diferentes alternativas a la hora de superar la historia encajan a la perfección con estos patrones.

Al atacar a un oponente el número de la salud que le robamos aparecerá sobre su cabeza. Dragon Age respeta las normas básicas del género a rajatabla.
Al atacar a un oponente el número de la salud que le robamos aparecerá sobre su cabeza. Dragon Age respeta las normas básicas del género a rajatabla.

Pasaremos la mayor parte del juego acompañados con personajes que viajarán con nosotros ya sea de forma continua o circunstancialmente. Podemos rotar entre el control sobre los personajes que componen nuestro grupo con sólo pulsar los botones superior izquierdo y derecho del pad. La IA de Dragon Age en este sentido es fantástica, puesto que mientras no manejamos a nuestros compañeros éstos trabajan a nuestro lado con notable eficiencia y emplean sus habilidades con un criterio muy similar al que podríamos emplear nosotros mismos.

La campaña individual de Origins es la única oferta que incluye el título, aunque su duración nos tendrá ocupados durante unas 50 horas, lo que podría multiplicarse si completamos todas las misiones secundarias o si nos decidimos a volver a sumergirnos en sus campañas con otros personajes dado su descomunal potencial rejugable, sus diferentes puntos de partida y conclusiones y lo diferente de afrontar los combates con unas y otras habilidades.

Las conversaciones de Dragon Age, por otra parte, se desarrollan en base a patrones que recuerdan, una vez más, a lo que BioWare ha estado haciendo durante años en el mundo de los RPG. Así pues las charlas se desarrollan con los rostros de los interlocutores en primer plano, y con las opciones de diálogo en el tercio inferior de la pantalla.

El diseño de algunos escenarios desprende ese aroma épico que tan bien encaja con la aventura, y las mazmorras no podían faltar en un RPG de espada y brujería.
El diseño de algunos escenarios desprende ese aroma épico que tan bien encaja con la aventura, y las mazmorras no podían faltar en un RPG de espada y brujería.

Lo mejor del sistema de diálogos que encauza los dilemas morales clásicos que sus creadores suelen plantear, es que a menudo no ofrecen la diatriba ética de una forma obvia, sino más bien de una manera más soterrada e inteligente. Así pues no hay ningún tipo de medidor de Karma como, por ejemplo, podíamos ver en Fallout 3 y tampoco suele quedar demasiado claro el que algo sea totalmente bueno o malo. Esto ayuda mucho a que la mayoría de misiones queden encuadradas en una escala de grises –ni negros ni blancos- que encaja a la perfección con el corte adulto y maduro del videojuego.

Siguiendo precisamente con los paralelismos entre el videojuego de BioWare y el de Bethesda Softworks, quien piense que Dragon Age y Oblivion tienen algo en común puede llevarse una sorpresa. Ambos pertenecen al género del rol, sin embargo si la última entrega de la saga Elder Scrolls es algo así como un Sandbox muy profundo y ambientado en un universo netamente rolero; Origins es, por su parte, una experiencia mucho más guiada, con unos objetivos y unas misiones claramente especificados desde el principio.

Por otra parte, y en términos de dificultad, el título que nos ocupa es un videojuego de contrastes. La curva de dificultad está excelentemente bien trazada para no abrumar a ningún usuario con demasiados conceptos de golpe, independientemente del nivel de dificultad que escojamos: Fácil, Normal, Difícil y Pesadilla. No obstante Dragon Age es difícil en el antiguo sentido en el que los videojuegos lo eran hace 10 años, y es que no nos va a regalar los combates especialmente contra los enemigos más fieros.

Épico
La progresión, como cabía esperar, se realiza en base a niveles y puntos de experiencia que iremos obteniendo de diferentes formas como puede ser al superar misiones, matar enemigos o, simplemente, leer libros.

Como siempre en los RPGs las ciudades son el punto de encuentro para progresar en la aventura. Será ahí  donde comerciaremos o charlaremos con otros personajes para obtener nuevas misiones.
Como siempre en los RPGs las ciudades son el punto de encuentro para progresar en la aventura. Será ahí donde comerciaremos o charlaremos con otros personajes para obtener nuevas misiones.

Los atributos con los que contaremos desde el comienzo serán Fuerza, Voluntad, Destreza, Magia, Astucia y Constitución, lo que supondrá el punto de partida en cuanto a puntos que podremos ir ampliando nivel a nivel. Por otra parte las habilidades serán diferentes para cada clase de modo que, como ejemplo, tan sólo mencionaremos las que se pueden cultivar desde los magos, siendo éstas: Coerción, Robo, Trampas, Supervivencia, Herbología, Confección de Venenos, así como los Entrenamientos y Tácticas básicos de combate.

Cada una de estas habilidades tiene cuatro niveles que desbloquear independientemente de la clase escogida, y tras elegir cuáles deseamos evolucionar con cada nivel que alcancemos pasaremos a la pantalla de destrezas, habilidades especiales o hechizos: en la cual tendremos varias ventanas con 16 elementos cada una, como decimos hechizos por ejemplo si hemos optado por un mago.

Como se puede comprobar las posibilidades de personalización y evolución del personaje son amplias, y permiten seguir un camino muy concreto en cuanto a cómo deseamos que sean los combates, los diálogos y el resto de opciones del título.

Hablando precisamente del combate podemos señalar que el traslado de un sistema profundo y complejo como este al soporte de pad necesario para consola ha sido inmejorable. Contamos con un botón para los ataques comunes –el A en Xbox 360 y la X en PlayStation 3-, y podemos equipar nuestras habilidades especiales en los botones superiores del pad –X, Y y B en Xbox 360, y triángulo, círculo y cuadrado en PlayStation 3-.

El número de especializaciones con el que contaremos es, sin embargo, mucho mayor que estos tres controles; de modo que a las pocas horas de juego ya tendremos que recurrir a los menús radiales que se abren con los gatillos, y que nos permiten desplegar más alternativas que equipar rápidamente en estos mismos botones.

Uno de los mejores elementos del combate es el ingenio que exige por parte del jugador. El agua, por ejemplo, sirve como conductor de electricidad, pero también se puede emplear para aplacar el fuego de un cuerpo en llamas.
Uno de los mejores elementos del combate es el ingenio que exige por parte del jugador. El agua, por ejemplo, sirve como conductor de electricidad, pero también se puede emplear para aplacar el fuego de un cuerpo en llamas.

Por su parte la salud y el maná se regeneran de forma automática cuando estamos apartados del combate, aunque será más que obvio que necesitaremos a menudo de pócimas para restablecerlos en el fragor de la batalla, con lo cual ningún hardcore del rol debe sentir que en este sentido ha habido un sacrificio de las convenciones del género a favor de facilitar la accesibilidad.

El códice, por último, será el lugar donde almacenaremos toda la información que hayamos ido recopilando durante las partidas. Su importancia no parece demasiado destacada al comienzo de la partida, sin embargo conforme vayamos avanzando resultará tremendamente útil como inmejorable herramienta de almacenamiento de la información de las misiones, datos de los bandos, personajes que hayamos conocido, libros que hayamos leído, etcétera.

Retratando un Universo –Gráficos y Tecnología-
Gráficamente Dragon Age es un videojuego de contrastes. En algunos sentidos determinados elementos son decepcionantes, y podrían parecer incluso dignos de la anterior generación de videoconsolas, sin embargo por otra parte el conjunto general es notable, especialmente teniendo en cuenta el gigantesco prisma del videojuego.

Resulta más que obvio con sólo echarle un vistazo al videojuego que el motor gráfico no ha evolucionado particularmente bien, y los cinco años de desarrollo han pasado una factura muy seria a su desarrollo. Las animaciones son algo robóticas, las texturas malas y la carga poligonal de algunos elementos es ciertamente inconsistente.

Algunas criaturas de gran tamaño no sólo destacan por su espectacular aspecto, sino también por el enorme desafío que conllevan. Será con ellas con las que deberemos dar el máximo de nosotros mismos.
Algunas criaturas de gran tamaño no sólo destacan por su espectacular aspecto, sino también por el enorme desafío que conllevan. Será con ellas con las que deberemos dar el máximo de nosotros mismos.

Los cuerpos de los personajes presentan idéntica dualidad a la que lastra el resto del videojuego. Por ejemplo los rostros cuentan con un buen trabajo a sus espaldas que, si bien no llega al nivel de otros títulos de la propia BioWare como Mass Effect, sí que es lo suficientemente expresivo y detallado como para considerar que cuenta con un buen acabado. El resto de partes del cuerpo y el tratamiento de la ropa no es tan brillante, y algunas animaciones acusan los problemas que anteriormente hemos mencionado.

El escenario, por su parte, no ofrece excesiva interacción y es más bien estático. Los elementos con los que podemos participar aparecen resaltados en pantalla con un brillo especial que nos ayudará a diferenciarlos del resto de elementos del decorado. Los niveles eso sí son en su mayoría de un tamaño muy respetable, y pese a que los tiempos de carga intermedios son algo largos, sí dan la sensación de estar generalmente justificados. La tasa de imágenes por segundo es lo suficientemente estable como para que no tengamos quejas al respecto.

Por otra parte debemos hablar del sonido y destacar el buen trabajo de BioWare también en este campo. Quizá el score musical no sea sobresaliente, y puede que se eche en falta más acompañamiento musical en determinados momentos demasiado marcados por el silencio, sin embargo su resultado es bueno y encaja bien con la aventura. El título, por otro lado, llega a nuestro país en inglés con un nivel de sus voces originales bastante interesante, y con la única traducción a nuestro idioma de sus textos.

Excelente

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Dragon Age: Origins

Por: El equipo de 3DJuegos
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Con un plus en su apartado gráfico y técnico, y con un mayor trabajo en términos de innovación podríamos hablar de uno de los grandes videojuegos de rol de los últimos tiempos. Sin embargo Dragon Age debe “conformarse” con ser el mejor RPG del 2009 gracias a su adictiva jugabilidad clásica y a sus horas y horas de entretenimiento.

Comprar Dragon Age: Origins
Jugadores: 1
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en inglés
Duración:
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