La carretera recta más larga del mundo es un desafío mental: 240 km sin curvas en pleno desierto que hace 30 años vivimos en nuestras carnes

Uno podría pensar que el jefe final del automovilismo es un entramado de curvas endiabladas con nula visibilidad, cargado de cambios de rasante y obstáculos. Sin embargo, ese curioso logro está sobre los hombros de otra carretera, la autopista recta más larga del planeta con un total de 240 kilómetros en los que te rodea la nada más absoluta. 

La llaman Highway 10 y, como cualquier otra construcción capaz de reventar récords, está en Arabia Saudí. El tramo, parte de los 1.480 kilómetros que unen Ad Darb con la frontera de Emiratos Árabes, se ha convertido en uno de los más peligrosos del planeta por una sencilla razón, es uno de los mejores representantes de lo que los expertos han dado a conocer como la fiebre de la línea blanca.

La fiebre de la línea blanca

Hablamos de un tramo de 2 horas y 22 minutos de conducción en el que la carretera no se tuerce ni un solo grado. A un lado y otro de la carretera sólo hay arena y más arena. Sin ciudades, sin paisajes que hagan el paisaje más entretenido, y con un intenso tráfico de camiones como único pasatiempo para quienes se enfrentan a ella. 

Sería fácil caer en el error de pensar que, con dos carriles por dirección, recorrer esa carretera puede hacerse aburrido, pero no difícil. Además de tener que lidiar con temperaturas de más de 50 grados de sensación térmica, dejando el asfalto a cerca de 90 grados y generando espejismos constantes que pueden distorsionar tu visión del horizonte, es justo ahí donde entra el concepto de la fiebre de la línea blanca, también conocida como hipnosis de la carretera. 

La clave para entenderlo está en que al conducir durante todo ese tiempo sin estímulos visuales, el cerebro desconecta de forma inconsciente por culpa de una suerte de trance en el que, según los expertos, los tiempos de reacción frente a posibles imprevistos pueden aumentar considerablemente. Para una carretera en la que el tráfico pesado es constante y los camellos cruzando la carretera pueden ser un peligro, está lejos de ser una situación ideal. 

El concepto se validó de forma clínica en 1929, cuando los estudios sobre carreteras monótonas y su impacto en los conductores demostró que era posible que quienes estaban detrás del volante terminasen dormidos funcionalmente detrás del volante. Pese a mantenerse con los ojos abiertos y manteniendo la tarea mecánica de conducir el vehículo, se entraba en una desconexión mental que fue capaz de explicar por qué en esas zonas había una inusual cifra de accidentes. 

Desert Bus, el mayor desafío de conducción

Siendo un problema mucho más extendido en países como Australia y Estados Unidos por sus largas extensiones de carreteras entre un núcleo urbano y otro, los desarrolladores de Absolute Entertainment decidieron hacer de ello una broma en el que sería el último videojuego de la editora, el cancelado antes de su lanzamiento Penn & Teller's Smoke and Mirrors. 

La compilación de seis minijuegos para Sega CD que nunca llegó a las tiendas incluía un concurso en el que, quienes consiguieran la mejor puntuación en el juego Desert Bus, conseguirían un viaje a Las Vegas acompañados de los míticos magos. Lo que empezó como un chiste, pronto se convirtió en una obra de culto por lo intrincado de su propuesta. 

En ella, el juego te invitaba a recorrer el tramo entre Tucson y Las Vegas por una carretera completamente recta y sin estímulos. Con una velocidad limitada de 72 kilómetros por hora, el viaje virtual requería una implicación de 8 horas ininterrumpidas en las que el único reto era controlar un autobús que poco a poco se va desviando ligeramente hacia la derecha. Si el jugador se sale de la carretera, el motor se frena y una grúa acude para remolcar el vehículo hasta la casilla de salida. Un viaje que, además, lejos de ser automático también sucede en tiempo real. 

Aunque recorrer la Highway 10 esté lejos de ser una posibilidad a tu alcance, siempre podrás acudir a Desert Bus para conocer de primera mano cómo funciona exactamente la fiebre de la línea blanca y hasta qué punto la privación sensorial puede causar estragos en los conductores. No te llevarás el premio, pero al menos habrás superado uno de los desafíos más difíciles de la historia del videojuego. 

Imagen | City Vibes

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