Descubierto por la historiadora Federica Gigante en un museo de Verona, en Italia, el astrolabio de Verona es una pieza medieval única no sólo por sus grabados para calcular la posición de los astros en el espacio, sino también por todo lo que suponen las anotaciones de este instrumento astronómico respecto a los intercambios entre culturas.
Pese a ser creado por musulmanes durante la España islámica del siglo XI, el astrolabio de Verona se ha convertido en uno de los mejores registros del intercambio cultural y científico entre civilizaciones durante los siglos posteriores a su fabricación. Pueblos tan aparentemente alejados entre sí durante aquella época como eran los árabes, los cristianos y los judíos, dejaron su huella en la pieza.
"Cuando visité el museo y estudié el astrolabio de cerca, me di cuenta de que no solo estaba cubierto de hermosas inscripciones árabes grabadas, sino que también podía ver inscripciones tenues en hebreo. Sólo podía distinguirlas con la luz que entraba por una ventana. Pensé que podría estar soñando, pero seguí encontrando más y más. Fue muy emocionante".
Una pieza arqueológica única
Creados por los astrónomos de la antigua Grecia pero perfeccionados por la ciencia islámica, los astrolabios eran herramientas que permitían determinar la altura y posición de los astros. Valiéndose de una circunferencia con marcas, una aguja capaz de girarse a necesidad y un punto desde el que observar, el astrolabio permitía triangular posiciones en base a la distancia, dirección y latitud como ninguna otra herramienta había ofrecido hasta la fecha.
"El astrolabio de Verona sufrió muchas modificaciones, adiciones y adaptaciones a medida que cambiaba de manos. Al menos tres usuarios distintos sintieron la necesidad de añadir traducciones y correcciones a este objeto, dos usando el hebreo y uno usando un idioma occidental".
En esa evolución, desde su invención helenista en los siglos II y I antes de Cristo hasta la Europa del siglo XVIII, con distintos pueblos y culturas aportando su granito de arena cada vez que descubrían una forma de perfeccionar la herramienta, o simplemente adaptándose a los cambios visualizados en el cielo, esta la gran baza de una pieza única por la riqueza multicultural que atesora.
Imagen | Federica Gigante
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