Lo llaman la magia del cine y no es ninguna exageración. Cuando marionetas en stop-motion se convirtieron en monstruos, y los superhéroes empezaron a volar por el mundo agarrados con cuerdas, la revolución de los efectos especiales consiguió convertir los sueños en realidad. Luego llegó Disney y convirtió esa realidad en magia gracias a un simple cristal, hasta que lo perdió y no se volvió a utilizar.
Cualquiera que haya trabajado con una pantalla verde para grabar un vídeo o eliminar el fondo de su habitación mientras hace streaming sabrá que trabajar con este truco puede ser un dolor de muelas. La luz debe ser perfecta, no puedes llevar nada que se asemeje al color verde y, incluso aunque tengas todo perfectamente controlado, vas a tener que lidiar con no pocos problemas para dejar el vídeo perfecto. Pero el problema de la green screen no existe sólo a nivel amateur, el mundo del cine también lo sufre.
Por qué los efectos especiales actuales son peores que antes
Si alguna vez te has preguntado por qué los efectos especiales cada vez son peores, gran parte de la culpa la tiene lo difícil que es lidiar con ese problema. Recortar adecuadamente todo lo que no es verde e incrustarlo en un fondo haciendo que quede realista no es una tarea fácil, y aunque entre las tecnologías actuales y la inteligencia artificial cada vez se avanza más en ese sentido, sigue sin ser tan perfecto como algo que inventó Disney hace más de 60 años.
Por aquél entonces aún se utilizaba una técnica muy similar a las pantallas verdes actuales pero utilizando el azul en su lugar. Las cámaras grababan la película en cintas que recogían los tres colores primarios: rojo, verde y azul, y unían los tres para dar forma a la imagen en color. Si te deshacías de ese último, podías dar forma a montajes que simulasen cosas como una persona volando al colocar unas grabaciones encima de otras.
El problema era que esto limitaba muchísimo el color que se podía utilizar en la imagen, tal y como ocurre ahora, e incluso aunque perfeccionases esa forma de limitar el vestuario y los escenarios a unos colores muy concretos, seguía habiendo problemas que ensuciaban la imagen y hacían que todo se viese demasiado irreal. Era difícil no verle el truco, por así decirlo.
Cuando Disney lanzó su película Mary Poppins en 1964 y se llevó el Premio Oscar a los mejores efectos visuales, lo hizo por una sencilla razón. Nadie era capaz de discernir si lo que estaba viendo en pantalla se había grabado sobre un fondo pintado o una pantalla azul. Aquello se veía tan bien que parecía estar hecho por una tecnología revolucionaria. Parecía que Disney había hecho magia. Y sí, en realidad es justo lo que había hecho.
La magia de Disney que revolucionó los efectos especiales
Cuando Disney se hizo con los derechos de Mary Poppins acudió a Petro Vlahos, inventor e ingeniero de la industria cinematográfica para utilizar un proceso que ya había probado con la compañía en grabaciones recientes. Vlahos había dado con una forma de evitar que las grabaciones con efectos especiales resultasen tan irreales y diesen tantos problemas a la hora de utilizar ciertos colores. En vez de una pantalla azul, utilizaba una amarilla.
Sí, está claro que si el azul daba problemas, el amarillo daría aún más porque hasta nuestra piel va a generar problemas dependiendo del tono, pero no hablamos de cualquier tipo de amarillo. Vlahos se valió de lámparas de vapor de sodio, las que normalmente se utilizaban para iluminar las calles, para iluminar la pantalla blanca que estaba detrás de los actores.
La clave en la luz generada por esta técnica es que ofrecía una longitud de onda muy concreta de 589 nm. Un rango exacto que se diferenciaba de las pantallas azules, que se movía entre los 435 y los 500 nm, y que por lo tanto se podía aislar de forma mucho más fácil del resto de colores presentes en la película.
Vlahos y su equipo dieron forma a unos prismas capaces de separar esa longitud de onda específica que proyectaba la luz de la lámpara de vapor de sodio por un lado, y el resto de colores por la otra. Al adaptar el prisma a una cámara conseguirían dos grabaciones, la sombra generada por la luz del vapor de sodio, y todo el resto de colores por la otra.
Por qué ya no se usan las lámparas de vapor de sodio
La escena más mítica de Mary Poppins hace uso de transparencias, tiene a los personajes tirando sal por el aire, llevan colores azules y amarillos que se ven tan vivos como reales, se mueven a gran velocidad dejando desenfoques constantes… Cosas que aún a día de hoy debes evitar por completo a la hora de hacer un vídeo con una pantalla verde porque te van a dar miles de problemas. Pero gracias a la magia de aquél prisma, aquello se veía perfecto.
La pregunta a partir de este punto es evidente. ¿Por qué no se siguió utilizando esta técnica? Lo cierto es que sí se hizo. Películas como Los pájaros de Hitchcock o The Parent Trap se valieron de la misma cámara, pero con el tiempo empezó a dar problemas y quedó relegada a un museo que, a día de hoy, aparentemente contiene el único prisma que queda de los tres que se crearon. Se desconoce la localización de los otros dos.
Al parecer dar forma a aquellos prismas fue más una casualidad que un logro y, pese a intentos posteriores de replicar el éxito, Vlahos y su equipo no tuvieron la misma suerte. Como Disney tuvo la excelente idea de patentar la técnica, nadie más se atrevió a seguir sus pasos, así que lo que hizo Vlahos fue seguir trabajando en mejorar la técnica de la pantalla azul y terminó creando la pantalla verde que hoy todos utilizamos.
Por ser ya una tecnología lo suficientemente avanzada, nadie se plantea lidiar con lámparas de vapor de sodio por un problema de coste y limitaciones técnicas actuales, lo que sumado a la flexibilidad que ofrecen las técnicas digitales ha hecho de esta técnica un tesoro del pasado. Ante la duda de si podrían recrearse los prismas en la actualidad, el equipo de Corridor Crew publicó un vídeo recientemente en el que habían dado con una solución similar y, para sorpresa de cualquiera que se acerque a él, da buena cuenta de los buenos resultados que es capaz de ofrecer está ya mítica tecnología.
Imagen | GraphicDude Midjourney
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