Hace más de una década Ángeles Durán se presentó ante notario con una idea que resultaba a todas luces surrealista para quien debía firmar el documento. La gallega se declaraba dueña del Sol y, aunque el notario no tardó en soltar la primera carcajada, tras consultarlo con el colegio profesional se vio obligado a seguirle el juego y redactar el acta. Nada podía impedir que aquella mujer se declarase legítima propietaria del Sol.
Tras un periodo de un año que cedía hueco a que cualquier otra persona reclamase su propiedad, en 2011 se le entregaba la documentación que lo atestiguaba: "Soy propietaria del Sol, estrella de tipo espectral G2, que se encuentra en el centro del sistema solar, situada a una distancia media de la Tierra de aproximadamente 149.600.000 kilómetros". La clave para formalizarse semejante voltereta se reducía a dos puntos: un vacío legal, y el derecho romano.
Cómo una gallega consiguió convertirse en dueña del Sol
Según el Tratado de las Naciones Unidas sobre el Espacio Exterior, ningún país puede apropiarse de los cuerpos celestes del Sistema Solar. Ni planetas, ni satélites, ni mucho menos el Sol. Redactado dos años antes de que el hombre llegase a la Luna, el documento cuenta con un vacío legal porque, aunque ningún gobierno puede hacerse con la propiedad de los cuerpos, en ningún sitio pone que una empresa o una persona deba seguir las mismas reglas.
De hecho la idea no es de esta gallega, es una artimaña a la que ya se agarró un empresario estadounidense en 1980 para intentar hacerse con la Luna y que, tras crear la Embajada Lunar y vender parcelas de la misma por un precio de 37 dólares por cada 0,4 hectáreas, se embolsó cerca de nueve millones de dólares y acabó perseguido por la justicia.
En el caso de Ángeles Durán hay una vuelta de tuerca más porque además incluye una figura jurídica que apoya su versión: la usucapión. También conocida como la prescripción adquisitiva, la ley que se remonta al derecho romano establece que alguien puede adquirir todo aquello que pueda ser objeto de mercado por posesión y uso durante un tiempo determinado.
Como la gallega llevaba toda la vida usando el Sol, nadie lo había reclamado, y el derecho internacional no estipulaba lo contrario, el acta notarial podía escribirse y Ángeles Durán podía pasearse por las televisiones nacionales e internacionales afirmando ser dueña del astro rey.
Dueña del Sol, del grito de Tarzán, y de la partitura más larga de la historia
Tal y como comentó al dar a conocer su particular adquisición, su intención pasaba por poner una tasa al Sol de la que sólo se quedaría con el 10% de los beneficios y el resto iría a parar a la hucha de las pensiones de España forma altruista, pero lo cierto es que dicho movimiento nunca se ha llegado a producir porque, como probablemente ya sepa la propietaria del Sol, la justicia no tardaría en echarse encima de su atrevimiento.
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Algo más lejos llegó su intención de vender parcelas solares en eBay, otra jugada que no llegó a buen puerto porque la compañía bloqueó la venta y el caso terminó en litigio con el fallo del tribunal español desestimando el caso. El tema podría acabar ahí pero, como ya habréis imaginado, la realidad siempre supera a la ficción.
En 2015 alguien intentó denunciar a la gallega por lesiones provocadas por el Sol en forma de ojos rojos y quemaduras con sus correspondientes fotos y parte médico de urgencias, pero parece que la ciencia se puso del lado de Durán para frenar la denuncia.
Al parecer, si se calculaba cuándo se había quemado este señor y se comparaba con el tiempo que había tardado esa luz en llegar hasta él, la gallega aún no era propietaria del Sol al producirse esos rayos. De rebote, Durán aseguraba que la culpa no era suya, sino de la contaminación que había destruido la capa de ozono. Hecha la ley, hecha la trampa.
Entre las otras propiedades surrealistas de Durán está el registro del grito de Tarzán, que un juez reclamó que no podía explotar comercialmente, y una partitura hecha con las notas que suenan al marcar un número de teléfono que se compone de todas las combinaciones posibles.
Imagen | Jcs3439 en Midjourney
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