El mágico momento en el que todos los planetas del Sistema Solar se colocan en línea. ¿Os suena? Seguro que recordáis la frase de las Moiras de la película Hércules: "Dentro de dieciocho años, exactamente, los planetas se alinearán muy lindamente. Habrá llegado la hora de actuar, y entonces a los Titanes deberás soltar. Entonces, el muy orgulloso Zeus caerá, y tú, Hades, sobre todos gobernarás". Pero aunque haya elegido la frase de mi película favorita de Disney, es probable que la idea la hayáis escuchado ya en decenas de ocasiones utilizada de forma similar.
El fenómeno astronómico en el que los planetas del Sistema Solar se alinean siempre ha sido la excusa perfecta de la fantasía y la ciencia ficción para que los Titanes escapen de su prisión, las puertas del Infierno se abran, las maldiciones se cumplan, y los elegidos renazcan. ¿Pero ha ocurrido realmente alguna vez? ¿Se han alineado los planetas en algún momento de nuestra existencia? ¿Volverán a hacerlo?
¿Cómo medimos la alineación planetaria?
Lo cierto es que depende un poco de la exactitud que necesite tu predicción de las Moiras. Si somos muy pejigueros, lo cierto es que pese a que nuestra perspectiva nos da la sensación de que se acaban de poner en línea en el cielo, en realidad la altitud y disposición de los planetas en su órbita alrededor del Sol provoca que nunca vayan a estar perfectamente alineados.
Pese a que sí encontramos eventos en los que vamos a poder visualizar esa citada línea, Júpiter y Saturno se alinearon en diciembre de 2020 y el próximo 4 de abril lo harán Venus, Neptuno, Saturno y Marte, lo más cerca que hemos estado de ello ocurrió por última vez el 1 de enero de 1665.
Sin embargo en ese caso, igual que en el que volverá a ocurrir de forma similar el 20 de marzo de 2673 (márcalo en el calendario), lo que podremos disfrutar será la posibilidad de ver los ocho planetas del sistema solar agrupados en un segmento de unos 30 grados respecto a los 360 que ofrece el horizonte.
Llegados a este punto toca hablar del minuto de arco, la unidad con la que, desde de la astronomía babilónica, dividimos el cielo. Para que te hagas una idea, si cierras el puño y extiendes el pulgar y el meñique, la distancia entre ellos te dará unos 20 grados de esa distancia. Y si los planetas están colocados en ese rango, ya lo daríamos por bueno. Vamos, que están lejos de ser una línea recta.
Si lo que buscas es una línea exacta porque de lo contrario la maldición no se cumple, entonces la cosa es bastante más complicada. De hecho, igual te quedas con las ganas de derrotar a Zeus. El astrónomo Jean Meeus hizo los cálculos para ese supuesto y... Me temo que tengo una buena y una mala noticia.
¿Se han alineado los ocho planetas alguna vez?
La buena noticia es que ocurrirá. Llegará un punto en el que los planetas estarán alineados en unos 3,6 grados, algo así como el espacio que ocupan dos de tus dedos al colocarlos frente a ti mirando al cielo. La mala es que habrá que esperar 396.000 millones de años.
Ya no es sólo que por agenda el tema nos vaya regular, el problema es que para entonces nuestro Sol ya se habrá convertido en una enana blanca (lo harán dentro de 6.000 millones de años) y en su demencial expansión habrá devorado a Venus, a Mercurio, e incluso a la Tierra. Vamos, que es un sí pero no de manual.
Si además buscamos la línea más exacta posible, la que nos lleve a tener los planetas alineados en un grado o menos (el espacio de un dedo), habría que esperar incluso más. En concreto, hasta los 13,4 millones de millones de años.
Llegados a ese punto no sé si los Titanes estarán ya para muchas fiestas o se habrán cansado de esperar. Al fin y al cabo estamos hablando de una unidad cantidad de tiempo que ni siquiera el universo conocido ha superado aún. Por ahora estamos en unos 13.800 millones de años, así que podríamos decir que en escala astronómica nuestro Sistema Solar es aún un niño y no se alineará hasta que no esté en la crisis de los 40.
Por cierto, si tienes alguna duda sobre si un fenómeno similar podría afectar a la Tierra de forma extrema, por aquello de los empujes gravitacionales y demás, en realidad no hay nada que temer. No habría ni terremotos ni tsunamis apocalípticos. Lo único que notaríamos es que, al mirar hacia el cielo, tendríamos una estampa para enmarcar. Lástima que para entonces nos habrá devorado una estrella.
Imagen | Thx4stock en Midjourney
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