Aunque la aplicación lleva lanzada desde 2023, durante las últimas semanas se ha convertido en la más descargada de la App Store de iPhone acumulando más de 900.000 solicitudes de acceso por semana. Lanzada de forma exclusiva para mujeres, se ha convertido en la herramienta predilecta de la Generación Z para evitar posibles problemas con sus citas.
La idea es que, tras verificarse mediante selfies y documentos de identidad, las mujeres puedan acceder a la aplicación para ofrecer, de forma anónima, información sobre hombres con los que hayan quedado o mantenido relaciones para alertar a otras mujeres sobre si han tenido algún problema con ellos en forma de ghosting, antecedentes, relaciones múltiples o síntomas de agresividad o comportamientos tóxicos.
Entre la herramienta de seguridad y la venganza personal
A través de Tea Dating Advice, las mujeres verificadas pueden publicar perfiles con nombres, apodos, edad aproximada, ciudad y fotos del hombre con el que han salido o, por el contrario, pedir información al resto de usuarias de la comunidad para que aporten historias o confirmen si merece la pena salir con esa persona con la que están a punto de iniciar una relación o contacto.
Permitiendo a las mujeres marcar a hombres con nombres y apellidos como green flag o red flag, las fotografías y la información ofrecida han despertado un movimiento en el que, mientras su comunidad lo ve como una herramienta de seguridad, el resto ven cruzarse una peligrosa línea con riesgo a la difamación, el doxxing, y una realidad que puede estar apoyada en el sesgo.
Bloqueando las capturas de pantalla para compartir información por otras vías, la aplicación ofrece funciones premium como búsqueda ilimitada o comparación de imágenes para descubrir si la persona en cuestión aparece con otro nombre en los comentarios de otras usuarias. Sin embargo, un foro interno en el que la moderación es limitada, ha generado temores sobre el auge de posibles acusaciones falsas o difamación.
La dificultad para limpiar la imagen de los hombres mencionados, sean o no ciertas las acusaciones, ha despertado un debate sobre hasta qué punto están ante una herramienta de seguridad o, en las manos inadecuadas, puede dar forma a un ecosistema tóxico basado en el chismorreo y una verificación imperfecta que polarice aún más a la sociedad de la mano de venganzas personales e incluso daños profesionales. Que ahora se haya hackeado y compartido toda la información en redes sociales da buena cuenta de hasta qué punto era una buena idea pobremente ejecutada.
Imagen | Azp86 en Midjourney
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