Rubén Márquez
Editor - TriviaEl ejemplo de Rockstar con GTA 6 no es el único capaz de demostrar hasta qué punto el desarrollo de los triple A se ha vuelto eterno. La cada vez más acusada falta de juegos ambiciosos a los que nos tenían acostumbrados las compañías es una muestra de cómo, en esa escala cada vez más empinada hacia conseguir lanzarlos, los tiempos se han ido completamente de las manos. Para Google, lo ocurrido en 2025 es un punto de inflexión que va a cambiar de forma radical ese calendario cada vez más vacío.
El responsable de Google Cloud, Jack Buser, reflejaba recientemente en un podcast que esa escasez de grandes títulos a la que nos ha acostumbrado la industria durante los últimos meses, con retrasos interminables y compañías que ahora se limitan a lanzar un juego o dos por generación, tiene los días contados. Afirma que la IA "ha inclinado la balanza" y que cerca del 90% de los estudios ya integra soluciones para agilizar procesos que acabarían con esas esperas. Las cifras, en cambio, demuestran que no podría estar más equivocado.
En su paso por el podcast de Strictly Business, el actual jefe de Google Cloud ha aprovechado para hablar de las lecciones aprendidas con Stadia, sobre cómo Google ha terminado encontrando su papel dentro de la industria como unas muletas para ayudar al resto de desarrolladores en vez de ser el que realice ese camino. Su propuesta de negocio a día de hoy no pasa ni por hacer ni por vender juegos, sino por sumarse al ciclo de trabajo de los desarrollos con herramientas que ayuden a agilizar procesos y llevar la ambición de esos títulos un paso más allá.
Buser destaca que la llegada de la IA a aspectos como gestión de servidores, análisis de datos o incluso el soporte generativo en la creación de mundos y personajes, está ofreciendo a todos esos desarrolladores que ya se han sumado al cambio la oportunidad de agilizar procesos y pasar de una idea al juego final en menos tiempo del que acostumbraban a hacer. El discurso, que por un lado podría ser de lo más esperanzador haciendo crecer mucho más una industria plagada de cierres, despidos y escasez de grandes títulos, está lejos de ser acertado.
Sí, según apuntaban datos de la GDC 2025, uno de cada tres desarrolladores ya utiliza la IA generativa y, para la mitad de ellos, ya se han integrado herramientas similares de alguna forma en su flujo de trabajo. Frente a ese escenario cada vez menos inevitable, aunque no por ello preferible, uno podría pensar que si se agilizan los procesos los tiempos también deberían recortarse. De hecho, es la percepción que tienen los propios desarrolladores, que creen estar avanzando un 20% más rápido. También se equivocan.
Lo que muestran las cifras es que, pese a esa expectativa, el paso de integrar, verificar y arreglar todos los desajustes y errores provocados por una IA aún en pañales está retrasando aún más esos mismos proyectos. En concreto, de ese 20% más rápido que creían intuir los creadores se ha saltado a un 19% más lento según un estudio experimental de METR sobre la productividad de los desarrolladores.
Si bien es cierto que la idea de hacer más trabajando menos es de lo más jugosa, a día de hoy el uso de la IA arroja un curioso paralelismo con Stadia: es humo. Es parte del círculo vicioso que vende duros a cuatro pesetas empujando unas herramientas que, pese a resultar prometedoras, están lejos de ser ese punto de inflexión que nos entregue un GTA 6 en la mitad de tiempo. No se niega que pueda llegar algún día, pero desde luego no será a corto plazo.
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