Aunque aún queda un largo camino para que un Terminator acuda a la puerta de Sarah Connor para salvar o condenar a la raza humana, lo cierto es que hoy estamos más cerca que nunca de presenciar esa estampa hasta ahora reservada a la ciencia ficción. Inspirados por el personaje creado por James Cameron, científicos de Japón acaban de crear un robot vivo hecho de músculos y tejido real.
Desarrollado por investigadores nipones de la Universidad de Tokio, este particular Terminator en miniatura mezcla los campos de la robótica y la biología para dar forma a un bípedo capaz de caminar mientras impulsos eléctricos se encargan de contraer y relajar sus músculos para poder mover las piernas.
Un robot vivo a lo Terminator
Lejos de ser partes sintéticas, el robot está formado con una estructura esquelética de resina y alambre sobre la que se colocan músculos y tejidos creados a partir de células de ratón. La idea es estudiar hasta qué punto tejidos vivos pueden integrarse en la tecnología, no sólo como un guiño a la famosa película de ciencia ficción, sino con el objetivo de estudiar hasta qué punto se podría llegar a avanzar en este campo.
Para poder moverse, el robot utiliza un flotador y es sumergido en una solución líquida que le permite mantenerse erguido en una posición vertical. Pese a la limitación respecto a lo que podríamos esperar hoy en día por parte de robots metálicos como los que estamos acostumbrados a ver, en realidad el estímulo eléctrico sobre los tejidos musculares ha demostrado poder ofrecer movimientos mucho más finos y libres que otros robots convencionales.
"Nuestros resultados ofrecen información valiosa para el avance de los robots musculares blandos y flexibles y tienen el potencial de contribuir a una comprensión más profunda de los mecanismos de locomoción biológica, lo que nos permite imitar aún más las complejidades de caminar humanamente en robots".
Tener robots vivos a base de materiales biológicos y componentes artificiales supone conseguir crear máquinas que sean capaces de responder al entorno, adaptarse en consecuencia para llegar a donde los humanos no podemos, aprovechar procesos químicos como energía y, aún más importante para la longevidad de este tipo de creaciones, que puedan permitirse el lujo de regenerarse frente a posibles ataques o desperfectos.
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