El pasado 17 de junio fue un día particularmente duro en Japón. Tras el final de las lluvias torrenciales llega la habitual ola de calor, y con ella una media de 35,9 grados frente a la que cualquiera en su sano juicio tiraría de pantalones cortos y camiseta. Precisamente por ello, la peculiar vestimenta de un hombre en la estación de Kuki llamó la atención de uno de los oficiales que patrullaba la zona.
El hombre llevaba un chaleco sobre una camisa de manga larga que ni siquiera se había planteado doblar, así que en medio de ese calor infernal japonés le pareció lo bastante sospechoso como para acercarse a preguntar. Es justo ahí donde empieza una palomitera persecución que empezó a pie y terminó en helicóptero y con el abrigado personaje arrestado.
Llevar manga larga en plena ola de calor: una mala idea en Japón
Tras negarse a responder a las preguntas del oficial, el hombre echó a caminar mientras el policía lo seguía de cerca. Al percatarse de la situación, el hombre se subió a un taxi, de ahí cambió a un tren, y terminó en un tren bala en dirección a Nagoya para intentar escapar de la policía. Mientras más oficiales se sumaban a la búsqueda, terminaron recurriendo a un helicóptero para seguirle la pista.
Al revisar las cámaras de seguridad y comparar las imágenes con otras investigaciones, terminaron descubriendo que había sacado 500.000 yenes de dinero en efectivo (alrededor de 350 euros al cambio) de un cajero cercano a la estación que, al parecer, se realizó con una tarjeta robada. Con la información en la mano, los oficiales que habían conseguido subirse al tren realizaron el arresto antes de que el tren bala llegase a la estación.
El cómo un hombre peculiarmente abrigado había levantado las sospechas de los oficiales de policía japoneses puede sonar a chiste a este lado del mundo porque, en cierto sentido, en qué cabeza cabe resultar sospechoso de algo por la ropa que lleves, pero lo cierto es que responde a una realidad muy presente en Japón que hasta tiene su propio nombre: dashiko.
Las mafias que se aprovechan de este tipo de fraudes, enfocados en aprovechar tarjetas robadas para retirar dinero en efectivo de los cajeros, se valen de los dashiko, las personas que retiran el dinero, para intentar borrar su rastro. Para despistar a las cámaras tras la retirada del dinero, les ofrecen ropa previamente escondida para que puedan cambiarse, lo que a menudo lleva a que la talla no coincida o la nueva vestimenta lleve ahí mucho tiempo y no concuerde con el cambio de estación.
La experiencia frente a estos casos y el instinto policial hace que cualquiera que lleve ropa extraña o se sienta incómodo con ella se convierta en objetivo de los oficiales, lo que frente a una práctica que ha crecido hasta un 30% durante el último año ha dado a numerosas detenciones del mismo estilo. Así que ya sabes, si viajas a Japón este verano, ni se te ocurra abrigarte más de la cuenta si no quieres terminar con un helicóptero persiguiéndote.
Imagen | Sa Nguyen en Midjourney
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