Pese a ser un proceso que se inició durante el anterior papado, el pasado 7 de septiembre de 2025 el papa León XIV oficializaba la canonización de Carlo Acutis, convirtiéndolo así en el primer santo millenial. Conocido popularmente como el apóstol de internet, su camino hasta convertirse en santo incluye dos milagros y el hecho de haber combinado la informática y la fe para acercar la religión a los jóvenes.
Precisamente esa faceta, la que le llevó a crear una web que recopilaba milagros alrededor del mundo y le convirtió en el "influencer de Dios", es la que le hizo famoso entre los círculos religiosos y ha llevado a su canonización. Pese a chocarnos la idea de ver a un chico normal aficionado a los videojuegos convertido en santo, no es ni de lejos lo más sorprendente que ha hecho la iglesia a la hora de canonizar personas a lo largo de su historia. El santo perro que se popularizó en zonas como Rusia y Ucrania, de hecho, es probablemente el santo más raro que tiene en su colección.
El santo perro que invitaba a los bárbaros a convertirse
Por aquí, y en la época actual, se le conoce como Cristóbal de Licia, y es muy probable que te hayas encontrado con su imagen mientras ibas en un taxi por ser santo patrón de los viajeros. Los relatos que le han llevado hasta el salpicadero de sus coches cuentan que, en algún momento de su vida, portó a un niño que no conocía para superar el curso de un río y que este le reveló que era Cristo. De ahí el Cristóforo, que significa "portador de Cristo" que se transformó en Cristóbal.
Sin embargo, lo que a todas luces supone la cristianización del mito griego del barquero Caronte, gozaba de una imagen muy distinta en la antigüedad, donde se le representaba como un cinocéfalo, o lo que es lo mismo, un hombre con cabeza de perro que inevitablemente nos transporta a las representaciones de deidades del antiguo Egipto.
En aquella época, las transmisiones culturales -convertidas en teléfono escacharrado que compartían mensajes de un lado al otro del mundo con no pocas malinterpretaciones- empujaron a los antiguos a creer que los bárbaros que vivían en los márgenes del mundo aislados de la civilización eran fieros gigantes de pies enormes y cabeza de perro.
Del San Cristóbal representado como un perro, que aún puede verse en representaciones ortodoxas de iglesias de Rusia y Ucrania, se cuenta que era uno de aquellos guerreros terribles y salvajes que terminó convirtiéndose al cristianismo. Precisamente por eso, mantener aquella imagen era una forma de reforzar la idea de que alguien ajeno a la religión, por su condición de extranjero barbárico, también podía transformar sus creencias invitando a otros a hacer lo mismo.
Si lo piensas fríamente, pese a su monstruosa apariencia, el caso de este santo perro no dista mucho de lo vivido ahora con la imagen del santo influencer. Una vez más, pese a que hayan pasado cientos de años entre uno y otro, ambos son la representación de que algo completamente alejado de la iglesia, como pueden ser los bárbaros de la época o los jóvenes de hoy en día, también pueden terminar convirtiéndose al cristianismo y, con ello, conseguir que otros terminen siguiendo sus pasos.
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