Montar un PC Gaming es una tarea que fascina a muchos usuarios. Por distintas posibilidades, como lo especial que es realizar esta tarea por primera vez o comprar los componentes más caros del mercado para construir un auténtico monstruo, esta es uno de los rituales favoritos de los jugadores de PC (y, si no, que se lo digan a Henry Cavill). No obstante, en algunas ocasiones, la historia dista un poco de la intención inicial por aspectos que escapan del control de los usuarios.
Imagen: Reddit
A través de Reddit, Huntsey 1995 reveló que adquirió distintas piezas para montar su primer PC Gaming. En lo que respecta al disco duro, el usuario optó por un Samsung 980 Pro, una memoria SSD con 1 TB de capacidad que destaca por el rendimiento y la velocidad que ofrece. Sin embargo, cuando abrió la caja de envío se topó con diez discos duros, razón por la que se preguntó si podría montar el PC con tantas unidades de memoria. Y, aunque entre los comentarios alababan su suerte y le instaban a vender los SSD que no iba a utilizar para “financiar el resto del PC”, lo cierto es que puede enfrentarse a problemas legales si no subsana el error.
Si decide vender los objetos que no necesita puede recibir una multa económica
Tal y como señalan en Mein-MMO, el usuario puede incurrir en un delito si opta por regalar o vender las unidades SSD que no utilizará. Al parecer, la empresa puede exigir una indemnización y, además, alegar y reclamar “daños y perjuicios”. Por tanto, si el vendedor ha entregado una cantidad excesiva por error, el papel que tiene el consumidor es informarle ya que, de lo contrario, podría verse inmerso en “problemas legales”. De hecho, solo existe una posibilidad en la que el consumidor no tendrá problemas si recibe más de lo que adquirió y no lo notifica: si el propio vendedor lo envía de forma intencionada.
Así, si la empresa es responsable de enviar más productos de los adquiridos de manera consciente, el comprador no tendrá que justificar los excesos del envío. En el caso contrario, se verá obligado a notificar a la empresa el error y tendrá que facilitar la devolución en la medida de lo posible. Sin embargo, esto no implica que el comprador se responsabilice de los gastos de envío. Al tratarse de un error de la empresa, es esta la que debe subrogar su fallo cubriendo todos los costes que se puedan originar. Por tanto, si el protagonista de esta historia opta por no avisar a la compañía de su error, lo más seguro es que se vea inmerso en problemas.
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Imagen principal de Resul Kaya (Unsplash)
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