Análisis de Boom Street

Análisis de Boom Street
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Después de arruinar a millones de japoneses, Itadaki Street llega a Occidente para hacer estallar su adictiva y satisfactoria burbuja económica entre los usuarios de Wii. Con un marco idílico que mezcla los universos de Super Mario y Dragon Quest, por fin tenemos entre nosotros Boom Street, uno de esos juegos especialmente indicados para disfrutar en compañía de amigos y familiares. La Navidad es época de encuentros y solidaridad, ¿pero por qué no también de días de especulación y bancarrotas?

Todos sabemos que Monopoly es un juego de tablero único en su especie, divertido y adictivo como pocos. Tal vez por ello, y porque a los japoneses les encanta vivir experiencias puramente occidentales a su manera, un buen día, inspirados por la creación de Hasbro, decidieron crear un videojuego apoyado en sus mismas mecánicas, pero haciéndolo incluso más apetecible, dándole aún mayor profundidad e insertándolo dentro de un fantástico mundo con personajes y escenarios de franquicias archiconocidas, como Super Mario o Dragon Quest.

Ningún nipón pudo resistirse a tal invención. Así, desde 1991, y mientras que los occidentales todavía seguíamos comprando locales con billetes de mentira, los japoneses lo hacían desde su consola de videojuegos, ya se tratara de una NES, una Super Nintendo, una PlayStation o hasta una Nintendo DS. Durante los últimos 20 años, el fenómeno no dejó a prácticamente ninguna consola en Japón sin su dosis de mercado inmobiliario virtual.

Pero como vivimos en un mercado global, era cuestión de tiempo que la burbuja económica de Itadaki Street explotara algún día en EEUU y Europa, y es lo que ha sucedido exactamente esta semana en Wii. De esta manera es cómo recibimos en Occidente una franquicia que desconocíamos. Y no sabemos si es porque nos hemos vuelto cómodos y cada día nos cuesta más sacar un juego de mesa del armario, pero lo cierto es que Boom Street (o “Distrito Fortuna”) engancha, y sobremanera. Para todos aquellos que adoren eso de jugar con dinero virtual, comprando sus propios locales y acciones al tiempo que arruinan al vecino, este es uno de esos títulos junto a los que sería muy recomendable pasar la Navidad.

La burbuja inmobiliaria estalla en Wii
Una garantía de calidad con la que cuenta el producto es que está diseñado por Armor Project, una compañía que mantiene una claúsula de exclusividad con Square Enix. Tiene también extrema importancia el hecho de que Yujii Hori (laureado creador de la saga Dragon Quest) sea el dirigente de dicha empresa. Pero, más allá de ello, resulta aún más significativo que el título, al mismo tiempo que mantiene mecánicas sencillas, alcance tantos puntos de disfrute y profundidad. Dicho sea de paso, sólo necesitareis sujetar el wiimote en horizontal -aunque igualmente se puede en vertical- y utilizar un solo botón para llevar a cabo la mayor parte de acciones.

Todo dentro de un esquema de juego muy similar al de Monopoly, donde tenemos una buena variedad de escenarios -o tableros- con casillas a comprar y múltiples secretos con los que sorprendernos. El objetivo lo sabéis de sobra. Sí, debemos hacernos ricos, comprando locales, dominando distritos y hasta adquiriendo acciones para alcanzar los bienes objetivo marcados al inicio de cada partida.

Una tarea nada fácil y que cuenta con hasta determinados minijuegos dependiendo del lugar en que caigamos. Es el ingrediente que ayuda a salirnos un poco de la dinámica compra/venta del programa, muy de agradecer, y que nos invita a usar una máquina “jackpot”, a apostar en una carrera de “slimes” o hasta a golpear los bloques clásicos de Mario en busca de un premio. En definitiva, una jugabilidad poderosa, a la que solamente se le puede achacar el mal uso de los tiempos, y es que las partidas resultan largas, algunas veces casi eternas. El ritmo, desesperadamente lento, nos dará la sensación de que el juego nos está robando horas innecesariamente, y eso que a pesar de que se incluya la opción de acelerar la velocidad, así como de suprimir las expresiones textuales de los personajes (las cuales ciertamente sobran).

¿Quieres arruinar a los demás con tu Mii? También podrás. Pero no sólo eso. Igualmente, tendremos la opción de personalizarle con ropa, accesorios, gestos y hasta estilos de juego.
¿Quieres arruinar a los demás con tu Mii? También podrás. Pero no sólo eso. Igualmente, tendremos la opción de personalizarle con ropa, accesorios, gestos y hasta estilos de juego.

Otro aspecto muy criticable lo encontramos cuando jugamos contra la CPU. Es cierto que cada uno de los personajes dispone de sus propias habilidades, designadas con una letra de la A hasta la F. Así, Mario será todo un rey de las finanzas, mientras que a Donkey no se le dará tan bien eso de manejar dinero. No obstante, existe un gran problema, y es que la IA tiende a hacer trampas y a caer frecuentemente en las mejores casillas, haciendo evidente que el “factor suerte” no es el mismo para todos los participantes. Una auténtica pena, porque esto es uno de esos aspectos que logra manchar el resultado global.

En cualquier caso, el videojuego presenta más aciertos que errores, siendo de agradecer (sobre todo para los que tengan niños en casa) que se pueda escoger entre dos esquemas de juego: uno con reglas normales y otro con reglas sencillas. Así, los más pequeños podrán disfrutar también del juego sin necesidad de saber lo que es una acción. Además, sólo tendrán que preocuparse por comprar sin tener en cuenta aspectos como la localización, ya que no aumentarán su capital por poseer varias propiedades en una misma zona.

Adicionalmente, y para que nadie se pierda, Boom Street incluye un tutorial muy práctico donde aprender mientras jugamos, aparte de la modalidad Juego libre, desde la que empezar a familiarizarnos con los 26 personajes y 18 tableros disponibles, cada uno con sus particularidades, secretos y trucos. Pero sin duda lo más destacado del conjunto, principalmente para el usuario individual, será el modo Tour, nutrido de tres etapas (Dragon Quest, Super Mario y otro más desbloqueable) que nos proponen recorrer seis escenarios cada uno, con una dificultad siempre progresiva.

Aparte de los tableros, que difieren en estructura y elementos (con interruptores que cambian el escenario y portales que nos teletransportan), también habrá presentes algunos minijuegos.
Aparte de los tableros, que difieren en estructura y elementos (con interruptores que cambian el escenario y portales que nos teletransportan), también habrá presentes algunos minijuegos.

Sólo con esto ya tendremos horas y horas de diversión. No se puede decir en este sentido que el videojuego sea corto, ni mucho menos. De hecho, su parte multijugador local es extraordinaria. Jugar al título cuatro usuarios simultáneos en la misma consola (y con un solo mando si queremos) es una experiencia inigualable, sólo desvirtuada por el frustrante inconveniente de que -al contrario que en la parte individual- no se puede guardar la partida en progreso. Más os vale contar con provisiones en casa para vuestros amigos.

Tal vez sea algo inherente a los videojuegos inspirados en Monopoly, pero las partidas largas han jugado en contra de este lanzamiento, también en su vertiente online. Es digno de elogio que los desarrolladores se hayan tomado molestias en incorporar partidas para cuatro jugadores por Internet (mediante la CWF de Nintendo), permitiendo incluso compartir tablero con usuarios de todo el mundo. Además, la fluidez es exquisita y no existen errores de conexión. Hasta se ha pensado en el detalle de añadir un “set” de iconos con los que expresar nuestro enfado o alegría con cada jugada. Sin embargo, el fantasma de las partidas largas vuelve a perseguir a la obra también a través de la red de redes.

Y es que, seguramente, hay muchos aspectos en el título que se podrían pulir, incluido el aspecto gráfico. No es que necesite más, pero lo cierto es que más funcional no podía ser. Boom Street hace gala así de una presentación sobria, pero correcta, con gráficos únicamente diseñados para pasar el corte. Eso sí, hay una gran variedad de escenarios, inspirados en la serie Super Mario (como Isla de Yoshi o Ciudad Delfino) y en la franquicia Dragon Quest. Supone un detalle que cada tablero venga acompañado de una melodía emblemática (y eso aunque se haga repetitiva a los pocos minutos), pero cumplen su función dentro de la que supone la llegada de una serie como Itadaki Street a Occidente; un aterrizaje que, aunque mejorable, promete mucho.

Bueno

Sin sello

Boom Street

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

A pesar de tener unas partidas tan largas como su homónimo Monopoly y de presentar algunos altibajos en su dificultad (con una CPU algo tramposa), la llegada de la serie Itadaki Street a Occidente y, en concreto a Wii, se resuelve con un videojuego duradero, especialmente indicado para ser jugado en compañía y que podría sustituir perfectamente al famoso tablero de Hasbro durante estas navidades. Uno de esos videojuegos que requieren calma y paciencia, pero que se recompensan con satisfacción y disfrute tanto en compañía familiar como de amigos. Si te gusta mover dinero, comprar acciones y hacerte rico -aunque sea virtualmente- este podría ser tu juego.

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Jugadores: 1-4
Idioma: Manual en español y textos en español
Duración:
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