Wii no iba a quedarse sin su particular III Guerra Mundial, una que, de hecho, se parece mucho a la del resto de máquinas. Misma campaña y opciones para un “port” que quiere dar la oportunidad de alistarse, wiimote en mano, a aquellos que todavía no hubieran experimentado el último conflicto bélico de Activision. El fin de la guerra vuelve a estar en tus manos en Modern Warfare 3.
La particular guerra de Activision aún no ha acabado en Wii. Tras haber firmado algunos de los “ports” más elaborados para la máquina de Nintendo, los desarrolladores californianos de Treyarch (más conocidos por ser los autores de CoD: World at War) regresan con Modern Warfare 3, una adaptación que sigue la senda de sus dos predecesores en la consola (Modern Warfare: Reflex y Black Ops), esta vez sin el factor sorpresa, pero también -y se nota- sin el tiempo y dedicación que se invirtió en el pasado.
Aún así, resulta digno de admiración que los estadounidenses hayan logrado, otra vez, representar todas las bonanzas y debilidades del título bélico original. Y ese es el principal motivo por el que la campaña individual esté íntegra, tal cual fue concebida en el resto de plataformas, con sus cerca de cinco horas de duración, cuatro niveles de dificultad y una historia que ya nadie se cree, pero que sigue funcionando.
Más que nada, porque aunque nos cuenten que hay unos americanos “muy buenos” y unos rusos “muy malos” que quieren acabar con el mundo (dentro del marco de la III Guerra Mundial), lo que le importará realmente al jugador es disparar al frente, a fin de avanzar a través de un ritmo de juego realmente frenético y variado. Un “shooter” en primera persona que, eso sí, para la ocasión pone en nuestras manos un wiimote, con una integración soberbia para marcar la diferencia en el control, y de forma sobresaliente.
El fin de la guerra
Y es que uno de los aspectos más positivos de Modern Warfare 3 para Wii es que disponemos de una enorme cantidad de opciones de configuración para que nuestros disparos sean los más certeros posibles. Con el binomio wiimote-nunchuk, somos capaces de optar por hasta cuatro sistemas de apuntado, de ajustar la sensibilidad de nuestra mirilla al milímetro (manejando aspectos como la zona muerta) y de hasta personalizar -con diferentes colores y formas- la retícula de apuntado.
Personalizables igualmente son cada uno de los botones de nuestro controlador, e incluso se añade una configuración específica para el Wii Zapper, el cual está también alistado en esta guerra. No obstante, y a pesar de que también se haya tenido en cuenta la existencia del Controlador Clásico (el cual responde muy satisfactoriamente), la verdadera estrella vuelve a ser la pareja formada por wiimote y nunchuk, que demuestra un papel imbatible a la hora de disfrutar de acción bélica precisa e intensa.
Solamente se puede mencionar que la acción por defecto al agitar el nunchuk (la de recargar nuestra arma) responda de forma defectuosa, aunque el mayor problema en esta ocasión lo tendréis a la hora de acertar a las tropas enemigas. En Modern Warfare 3 para Wii, y al contrario de lo que ocurría en pasados títulos, los errores gráficos han acabado maniobrando en contra de la experiencia jugable, haciendo hasta difícil distinguir a los enemigos dentro del campo de batalla.
Como en Modern Warfare: Reflex o Black Ops, asistimos a un reescalado poligonal y de texturas, pero en un grado aún más acusado que hace mella, sobre todo, en escenarios amplios y con una distancia lejana de dibujado. En estas situaciones, y unido al hecho de que -por una inexplicable razón- la iluminación de ciertos niveles es muy baja (tal vez para disimular las deficiencias del juego), la frustración se adueñará del usuario, obligándole a usar el apuntado automático -botón Z- para poner orden a su mirilla entre tanto caos visual.
Un caos que no hemos de olvidar es consecuencia directa de que Treyarch haya decidido traernos la campaña de Modern Warfare 3 tal cual fue diseñada (con sus mismas introducciones y “scripts”). Y es digno de elogio, pero sabemos que podrían haberlo hecho mejor, seguramente, con algo más de tiempo de desarrollo. Así hubieran acabado con el “popping” (aparición repentina de objetos en el horizonte), así como unas explosiones poco trabajadas o una tasa de imágenes que -aunque se mantenga estable- apenas llega a los 30fps.
Un “port”, por tanto, mal resuelto en lo gráfico, pero que mantiene todas las opciones de juego originales. En otras palabras, volvemos a gozar de multijugador online, uno realmente completo al contar con hasta once modalidades que dan cabida a un máximo de diez usuarios simultáneos. No se ha incorporado la red social Elite (lo cual es algo negativo), pero la experiencia sigue siendo satisfactoria, con pequeños tirones causados por un leve “lag” -dependiendo de la suerte que tengamos- y el factor adicional de que se tarda algo en encontrar partida.
En nuestras pruebas, en particular, hemos llegado a vislumbrar hasta 5.000 jugadores conectados, lo cual debería ser suficiente para garantizar la viabilidad de una experiencia online que apuesta por la conversación con micrófono (sin soporte para Wii Speak) y por un sistema de progresión idéntico al del resto de versiones.
Incluidas también están, por supuesto, las Operaciones Especiales, que se pueden disfrutar “offline” y en solitario (no se admite pantalla partida), aunque adquieren su verdadera dimensión cuando se juegan en cooperativo online. Todo bajo el mismo planteamiento visto en PC, Xbox 360 y PS3, es decir, acabando con oleadas de enemigos cada vez más potentes (con apoyo de vehículos y fuerzas aéreas) que nos desafían a llegar lo más lejos que podamos antes de perder la vida.
Sin duda, otra experiencia satisfactoria que se une a un conjunto destacado, pero no sobresaliente. Las prisas han podido esta vez más que la dedicación, resultando un “port” que aprovecha los conocimientos adquiridos en el pasado (con Modern Warfare: Reflex y Black Ops) pero sin aportar un esfuerzo específico para este lanzamiento. El resultado es un título que posee la inercia del acertado proceso de desarrollo aplicado a anteriores lanzamientos, pero que desgraciadamente no se ha plasmado con toda la calidad necesaria en un videojuego, aún así, recomendable para aquellos que no puedan disfrutar de Modern Warfare 3 en otras plataformas.
Treyarch aprovecha la experiencia adquirida en los anteriores lanzamientos de Call of Duty para desarrollar un “port” que mantiene la campaña y las opciones del original, convirtiendo el wiimote en un soberbio fusil de asalto. No obstante, esta entrega carece de la dedicación otorgada a pasadas entregas (Modern Warfare: Reflex y Black Ops), lo cual se traduce en una experiencia de juego no tan intensa y precisa, pero que sigue siendo recomendable para todos aquellos usuarios de Wii que no tengan la posibilidad de disfrutar de la III Guerra Mundial de Modern Warfare 3 en otra consola.
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