Análisis de Mercenaries 2

Análisis de Mercenaries 2
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El de la destrucción total se está convirtiendo por si mismo casi en un sub-género propio de la acción. Uno de sus mejores representantes es Mercenaries, que debuta en PlayStation 3 con su segunda entrega para apuntarse a un entretenido pero fallido “cuanto más mejor”.

Decir que el primer Mercenaries puso en el mapa a Pandemic puede sonar exagerado, y de hecho no es cierto al 100%, pero fue el videojuego que les dio la fama mundial y el caché comercial del que ahora disfrutan. Sus hasta entonces notables esfuerzos con Dark Reign 2, MechWarrior 2 o Star Wars: Battlefront habían sido opciones francamente interesantes, pero todas ellas a seria distancia de Mercenaries, uno de los grandes “sleepers” de 2005.

Tres años hemos tenido que esperar para poder disfrutar de la segunda parte de semejante joya, y lo cierto es que la dilación ha deparado un resultado irregular. Mercenaries 2: World in Flames es un título de acción que no pasa de lo correcto y que, de hecho, es sensiblemente inferior a su predecesor, pues le falta la inefable chispa de éste.

Nuevo Desorden Mundial
La historia de Mercenaries 2 da comienzo en Venezuela, donde una suerte de cacique del lugar nos ofrece una misión. El despiadado malvado no sólo no nos paga por cumplirla, sino que además tratará de matarnos al finalizarla, y el arco principal del argumento del videojuego gira entorno a nuestra venganza.

No entraremos en la estéril polémica de lo adecuado o no de ambientar el videojuego en una Venezuela con poco de realista, y nos limitaremos a valorar el conjunto de la historia que ya es lo suficientemente terrible como para entrar a considerar su contexto. Lamentablemente lo peor que se puede decir del videojuego en este campo es que el interés por lo que se nos cuenta decae a los pocos minutos, fundamentalmente debido a la mala narrativa y a los nefastos diálogos; no ayuda demasiado el material de base, y es que el guión de World in Flames hace parecer a las películas de Steven Seagal ensayos teatrales de Shakespeare.

El juego hace lo posible por tomarse a si mismo muy poco en serio, con un aroma a Serie B que en el resto de parcelas es muy agradecido, sin embargo consideramos que en el campo de lo argumental o se han pasado o se han quedado cortos… o las dos cosas al mismo tiempo.

Lanchas motoras, barcos de grandes dimensiones, helicópteros de combate, jeeps, deportivos… El abanico de vehículos de Mercenaries 2 es realmente amplio, y todos ellos se conducen con igual sencillez.
Lanchas motoras, barcos de grandes dimensiones, helicópteros de combate, jeeps, deportivos… El abanico de vehículos de Mercenaries 2 es realmente amplio, y todos ellos se conducen con igual sencillez.

Por lo demás hay en el universo de Mercenaries 2 diferentes facciones con las que entraremos en contacto. El ejército chino, las Naciones Aliadas, los Piratas Rastafaris, la Universal Petroleum y el Ejército de Liberación del Pueblo de Venezuela. No esperemos tampoco ninguna profundidad en este campo, pues las relaciones que tendremos con ellas serán de lo más simple que nos podamos imaginar.

Cada bando tiene su grupo de misiones, y al ir cumpliéndolas avanzaremos en la campaña del videojuego, desbloqueando progresivamente nuevas armas y complementos. Sin embargo estos cinco ejércitos están enfrentados, y siempre que trabajamos para uno de ellos lo hacemos atacando a alguno de los otros, con lo cual nuestra relación con el resto se resiente.

La idea es buena en su planteamiento inicial, pero la importancia del factor está totalmente relativizada en el aspecto jugable, debido a que a corto plazo nos limitaremos a completar las misiones de una facción hasta terminarlas y pasar a la siguiente, sin dar mayor importancia a qué otro bando nos dispara por el camino.

Fuego, Metralla y Combustible
Si la premisa de la campaña individual y el funcionamiento de las facciones son dos aspectos sencillos, todavía lo es más el aspecto jugable. Un auténtico correcalles.

Antes de comenzar, el videojuego nos emplaza a escoger el personaje que queremos encarnar. Las opciones son Mattias –el mercenario nórdico de aspecto punk-, Jennifer –la chica- y Chris Jacobs –el guerrillero de color-. Las diferencias entre ellos son terriblemente escasas, y aparte de que una es algo más rápida que el resto y que otro resiste más daño que el otro, éstos no son aspectos que afecten a la jugabilidad y que nos animen a volver a intentar el modo individual con otro de los protagonistas.

Los mapas de Mercenaries 2 tienen un tamaño muchísimo más grande que los de la primera entrega.
Los mapas de Mercenaries 2 tienen un tamaño muchísimo más grande que los de la primera entrega.

Una vez seleccionado el héroe y aceptada la misión que deseemos cumplir, se nos planta en el extremo de un escenario y debemos cruzarlo como deseemos hasta alcanzar los objetivos que se nos presenten. Generalmente matar a una serie de personajes concretos o destruir instalaciones.

Para llegar la libertad es total. Habrá un buen puñado de vehículos de todo tipo –aéreos, marinos o de tierra-, aunque también podemos recorrer el escenario a pie. Cualquier alternativa es buena.

Hasta ahí la esencia Mercenaries permanece idéntica, pues la fórmula de World in Flames es la misma. Avanzar y destruir. Es esta la principal fortaleza del juego: hacer que edificios enteros se vengan abajo con armas de todo tipo –hasta nucleares- es un entretenimiento genial…Aunque algo limitado si no contamos de otras fortalezas jugables, como es el caso.

Y es que es en los combates donde el tropiezo del videojuego es monumental, y es precisamente el aspecto que debería haber estado más cuidado en un título de estas características.

En cualquier dificultad los tiroteos de World in Flames son igual de poco satisfactorios, con un estilo que confunde la sencillez en controles y manejo con lo plano de un sistema muy poco pulido y excesivamente fácil. La mirilla es sencillamente enorme, y la dispersión del fuego de nuestras armas es tan amplia que roza el autoapuntado, pues basta con poner cerca de los enemigos el punto de mira, y con el botón de fuego apretado acabarán cayendo más pronto que tarde.

El juego, además, cuenta con el clásico ataque cuerpo a cuerpo que se lleva a cabo golpeando directamente con la culata de nuestra arma sobre los enemigos, lo que acabará con ellos de un solo golpe. Ésta fórmula, unida a la inoperancia de los oponentes, hace que podamos superar muchas partes del videojuego a culatazo limpio, aun en el nivel de dificultad máximo.

Los ataques aéreos son una de las mejores bazas destructivas de World in Flames. Cada uno de estas devastadoras refriegas cuesta combustible, pero hay tanto en la Venezuela de Mercenaries 2 que nunca lo agotaremos.
Los ataques aéreos son una de las mejores bazas destructivas de World in Flames. Cada uno de estas devastadoras refriegas cuesta combustible, pero hay tanto en la Venezuela de Mercenaries 2 que nunca lo agotaremos.

A esto no contribuye en absoluto la pobre inteligencia artificial que expone el videojuego; los rivales apenas se mueven aunque les disparemos, su posicionamiento roza el absurdo y esperar que busquen cobertura en mitad del fragor de las armas sería totalmente utópico.

Por si fuera poco la gestión de los daños es sencillamente lamentable, tanto en humanos como en vehículos. Si, por ejemplo, dirigimos un carro blindado por la carretera, a nuestra barra de energía no le afectará la explosión de un tanque de combustible a nuestro lado, pero en cambio si que se reducirá si chocamos con una piedra que haya en la carretera. Casos muy similares e igualmente absurdos son aplicables al personaje principal o a los enemigos.

Espectacularidad al Poder
Sin ser un dispendio tecnológico Mercenaries 2 cumple sobradamente su cometido visual, y ofrece unos gráficos más que correctos acompañando a la consabida enorme interacción con el entorno.

El modelado de los personajes no es demasiado boyante, el de los vehículos tampoco brilla y, de hecho, los escenarios son ligeramente pobres debido fundamentalmente a sus texturas. Todos los elementos son ciertamente flojos en su análisis independiente, pero todo ello junto conforma una unidad realmente interesante.

Las explosiones, auténtico rey del título, presentan muy buen aspecto, y el ver como un edificio se derrumba es tan espectacular como cabía esperar. Todo ello además se beneficia de una optimización francamente buena, que permite a nuestra consola reproducir todo el mapa sin ninguna caída en la tasa de imágenes por segundo y sin tiempos de carga intermedios.

Los protagonistas de World in Flames son lo más parecido a superhéroes que hemos podido ver en la saga Mercenaries. Rozan lo invencible, lo que unido a la Estupidez Artificial hace del juego “un paseo por el parque”.
Los protagonistas de World in Flames son lo más parecido a superhéroes que hemos podido ver en la saga Mercenaries. Rozan lo invencible, lo que unido a la Estupidez Artificial hace del juego “un paseo por el parque”.

Las versiones testeadas, PlayStation 3 y Xbox 360, no presentan demasiadas diferencias. La que nos ocupa, la de la máquina de Sony, presenta unas texturas algo más pulidas que las de su rival de Microsoft; y, además, carece de los habituales problemas de cargado tardío de las propias texturas que volvemos a experimentar, en contadas ocasiones eso si, en la edición para Xbox 360.

Sólo nos cabe preguntarnos que podría haber sido del apartado gráfico de World in Flames si no hubiera estado lastrado por el desarrollo paralelo en plataformas tan dispares como las de Next-Gen y PlayStation 2. De haber sido un videojuego únicamente para Pc, Xbox 360 y PlayStation 3, probablemente el título hubiera brillado mucho más.

La música, por otra parte, empeora sensiblemente con respecto a su primera parte, y pese a optar por ritmos apropiados para el escenario en el que se desarrolla el argumento, se abusa de éstos, repitiéndose las mismas partituras hasta la saciedad.

El apartado de las voces tiene una calidad muy ajustada, jugando en todo momento con la cuerda floja en su interpretación dramática. Por si fuera poco la repetición de líneas también llega a extremos aberrantes en este campo, con la práctica totalidad del ejército enemigo diciendo apenas un par de frases con la misma voz e idéntica entonación.

El de los efectos es el único apartado del sonido que cumple con la solvencia que esperábamos de un videojuego de Electronic Arts.

Balas Perdidas… -Conclusiones-
World in Flames acaba cayendo en el peor pecado de un Sand-Box, el hacer que la amplitud de los mapas y las posibilidades de libertad sean totalmente inútiles. Lamentablemente la campaña de Mercenaries 2 es tan lineal y rutinaria que acaba deviniendo con inusitada velocidad en que el jugador desee llegar lo más rápidamente posible al objetivo, olvidando las alternativas que debería presentar el entorno.

Los intentos de Pandemic porque nos preocupemos de otros aspectos secundarios, como la búsqueda de combustible o de dinero, se tornan absurdos a las pocas horas de juego, pues ya en la tercera misión tendremos más dinero y gasolina del que podamos gastar.

Para salir de la rutina de las misiones podemos aceptar algunos de los desafíos de destrucción que ocasionalmente se nos proponen. Nos facilitarán bonus de dinero y herramientas.
Para salir de la rutina de las misiones podemos aceptar algunos de los desafíos de destrucción que ocasionalmente se nos proponen. Nos facilitarán bonus de dinero y herramientas.

Por otra parte los combates están increíblemente mal medidos, lo cual no deja de ser una sorpresa impensable viniendo el juego de la mano de un estudio tan experimentado en estas lides como Pandemic. Éstos fallan en buena parte por la anteriormente descrita ineptitud de la inteligencia artificial, y por lo sencillo que es dar en el blanco, pero también hay que señalar como defectuoso lo poco inspirado del diseño de niveles. Ningún reto en el avance por los diferentes mapas de World in Flames. ¿El asalto a un edificio enemigo plantea muchos problemas? Da la vuelta con total parsimonia a la construcción y busca la parte de atrás, siempre está desguarnecida y sin amurallar. Una fórmula que nunca falla, y por extensión un recurso realmente perezoso por parte de Pandemic.

La campaña individual, aparte de ser extremadamente lineal y repetitiva, apenas dura unas ocho horas, y es la única modalidad de juego disponible. De hecho lo único que salva a este Mercenaries 2 del olvido es su cooperativo, exclusivamente on-line. Con esta modalidad de juego podremos dejar que un amigo se una a nuestra partida y progresar en nuestra campaña, mientras que si es nuestro colega quien ejerce de host, los progresos serán para él. Para que el esfuerzo del invitado no sea vano, éste conserva el dinero y algunos premios para sus propias partidas.

Es aquí el único momento en el que la diversión se dispara, y es que muy mal hay que hacer las cosas para que jugar acompañado sea aburrido, y Mercenaries 2 no es la excepción. Repartirse las tareas, pilotar los vehículos entre dos y acabar con todo y con todos es una experiencia sensiblemente mejor si la llevamos a cabo acompañados.

Para hacernos con un vehículo pesado –blindados, helicópteros, etcétera- deberemos superar un sencillo minijuego de coordinación con los botones.
Para hacernos con un vehículo pesado –blindados, helicópteros, etcétera- deberemos superar un sencillo minijuego de coordinación con los botones.

Sin embargo no es la ayuda humana la única que podemos recibir en World in Flames, ya que también hay compañeros controlados por la inteligencia artificial que podrán echarnos una mano en determinados combates. La IA, sin embargo, no toma prisioneros y no establece diferencias, así que éstos serán tan estúpidos como los enemigos, con lo cual su capacidad de ayudarnos será ciertamente escasa.

Por todo esto Mercenaries 2 podría definirse como una oportunidad errada para ampliar el ratio destructivo de una saga que parecía condenada al éxito tras su primera y devastadora entrega. Sería injusto echar toda la culpa al acabado del juego, y considerar que éste sería mucho mejor de haber contado con algunos meses más de producción para testear más a fondo; hay infinidad de bugs si, pero los problemas más serios son de concepción y no de pulido.

Discreto

Sin sello

Mercenaries 2: World in Flames

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Sólo los incondicionales de la acción más frenética y descerebrada encontrarán acomodo en Mercenaries 2. La saga fracasa en su labor de dar el salto a la nueva generación, y cae fruto de un desarrollo que peca de repetitivo. Abundantes Bugs, escasa dificultad y aburrimiento a corto plazo son los principales puntos negativos de un videojuego que no presenta nada particularmente nuevo, aunque su fórmula es inherentemente divertida.

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